Cristina juega la carta del enigma en la interna de un PJ en ebullición

Cristina juega la carta del enigma en la interna de un PJ en ebullición

El peronismo debate cómo reorganizarse para enfrentar a Milei. La preocupación por la interna bonaerense y las dudas sobre la utilidad del partido, ¿plataforma para 2025 o cáscara vacía?

 

Lucía Aisicoff

Cristina Fernández de Kirchner busca calmar a un peronismo en ebullición, mareado entre la caza de “traidores” y los intentos fallidos de mostrarse compacto para enfrentar al gobierno de Javier Milei. La expresidenta todavía no dio indicios sobre cuál será su estrategia, pero un sector que la apoya espera que use al PJ nacional como plataforma para ordenar la interna.

La principal orden de Cristina a los suyos fue dejar de exponer las peleas en los medios y desmentir cualquier debate sobre cargos partidarios. “La versión de que quiere la presidencia del PJ salió del periodismo, para nosotros no es un tema, no es algo de lo que estemos hablando”, responden desde su mesa chica a elDiarioAR ante la consulta sobre su renovado interés en el partido.

Lo cierto es que la discusión arrancó porque los tiempos apremian. El PJ elegirá a sus autoridades el 17 de noviembre, en una convocatoria a la que se plegó la pata bonaerense del partido que conduce Máximo Kirchner. Por eso tendrá una atención especial: sus resultados reflejarán no sólo el peso de la exvicepresidenta en el espacio opositor, sino el valor de La Cámpora en un kirchnerismo marcado por su propia discusión de poder.

La única certeza que comparten en el círculo de Cristina es que si ella decide dar un paso al frente lo hará, al igual que en las últimas oportunidades, después de un operativo clamor de intendentes y gobernadores. Una efeméride podría resultar el puntapié para ese operativo: los 50 años de la muerte de Juan Domingo Perón, que se cumplen el 1° de julio. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, prepara un acto grande en la Quinta de San Vicente. Hasta ahora, Cristina no confirmó si participará o tendrá su propio evento: todavía no tiene “nada en agenda”.

El dilema sobre la utilidad del PJ

Un sector del kirchnerismo considera que la estrategia para ordenar el espacio debe hacerse traspasando las fronteras del Instituto Patria y que el desembarco de Cristina en el PJ demostraría su voluntad de ponerse de nuevo al frente y ampliar la construcción propia. Además, sería un gesto hacia el partido del que tantas veces tomó distancia. Es lo que repiten, por ahora en voz baja, algunos intendentes del Conurbano bonaerense que incluso lo imaginan como una instancia previa a una eventual candidatura a diputada por la Provincia en 2025. El trasfondo es el mismo de siempre: incluso a quienes la critican, Cristina les suma votos.

“El riesgo de no tener a Cristina en la boleta el año próximo es grande. La primera discusión es si ella estaría dispuesta a hacerlo. Y la segunda es si habrá generosidad en el pedido de que sea candidata. El pedido puede empezar por el PJ, algo que ella podría aceptar o no”, dijo un dirigente camporista a elDiarioAR.  

Otro actor de peso en la Provincia, distante de Máximo Kirchner pero que no se desmarca de la conducción de Cristina, planteó una mirada distinta: “Ir al PJ implicaría abrir la puerta a un costado institucional que Cristina rechaza. Aunque se lo pidan, no la imagino queriendo sacarse fotos con dirigentes del peronismo a los que no quiere o habilitar a que cualquiera adentro del partido se le anime en esta elección”.

La pregunta de fondo es sobre la utilidad del sello. Según el razonamiento de este dirigente, a Cristina le convendría que vaya alguien de peso en el peronismo que no implique una renovación, pero sea capaz de contener la interna, como el formoseño Gildo Insfrán o el sanjuanino José Luis Gioja. “El PJ nacional sólo resuelve fondos para la campaña, que ahora en la era Milei entran en duda. El PJ hoy es una cáscara vacía”, opinó.

La posibilidad de una Cristina candidata en el PJ tendría otro sentido estratégico: eliminar a los posibles contrincantes y despejar la previa del armado de listas de cara a las elecciones de medio término, que ya se prevé conflictivo. Además, funcionaría como una jugada en espejo a la de Mauricio Macri, quien decidió encabezar al partido para mantenerse vigente.

Después de la votación por la Ley Bases en el Senado, la expresidenta dio una señal sobre el tema. En un cuestionamiento al colaboracionismo del entrerriano Edgardo Kueider y al correntino Carlos “Camau” Espínola con Milei, retuiteó a una militante que opinó que la iniciativa insignia del Gobierno hubiera naufragado si en lugar de ellos las boletas las encabezaban sus compañeras de fórmula, dos camporistas. Hubo quienes leyeron ahí una señal de que su lapicera jugará fuerte a favor de La Cámpora en las legislativas del año próximo.

La urgencia de ordenar la Provincia

El objetivo inmediato de Cristina es volver a fortalecerse en su territorio, la provincia de Buenos Aires, donde estallan las mayores disputas internas que no logra acallar: el armado de Axel Kicillof choca con el de La Cámpora que conduce Máximo Kirchner.

En los últimos días, esa interna tuvo un capítulo ruidoso. El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, uno de los mayores impulsores de una eventual candidatura nacional de Kicillof y el primero en arengar gestos de “autonomía” del gobernador, hizo un acto en Quilmes, metiéndose de lleno en el territorio de la camporista Mayra Mendoza, la intendenta que va por su segundo mandato y a la que Máximo busca instalar como una posible candidata a gobernadora.

El desembarco de Ferraresi cayó muy mal en Quilmes, donde insinuaron que el responsable de ordenar esos movimientos debía ser el gobernador. “El flyer inicial de la convocatoria tenía una foto de Axel, después lo sacaron. Si le pidieron a Ferraresi que lo edite, ¿por qué no le pidieron la suspensión del acto? el gobernador no puede estar ajeno a esas movidas”, dijo a elDiarioAR una fuente del oficialismo local. Dos días más tarde, un grupo de intendentes participó de una reunión con Kicillof y algunos funcionarios. Entre ellos estaban Ferraresi y Mendoza. “¡Sos un cagón!”, le gritó ella a su par de Avellaneda, frente a la mirada atónita de los demás.

Cerca de Kicillof aseguran que su diálogo con Cristina jamás se cortó y en el entorno de la expresidenta la ubican por encima de la interna. Lo cierto es que cuando pudo hacer un gesto de equilibrio jugó para uno de los bandos y eligió sacarse una foto con su hijo Máximo, Mendoza y Eduardo “Wado” de Pedro, de la que excluyó a Kicillof. Cristina por ahora no da indicios de cuál será su rol. Está decidida a marcar los tiempos y su carta, una vez más, por ahora está en el enigma. 

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