El debate del consenso fiscal no logra ir más allá de la reyerta política. Las bancadas oficialistas describieron un panorama oscuro, con discursos antimacristas.
El Senado tratará hoy el proyecto de ley sancionado el martes por los diputados y se da por descontado un trámite rápido, que le permitirá al Gobierno provincial presentarse como el primero en rubricar el consenso fiscal acordado con el presidente Mauricio Macri hace pocas semanas.
Los senadores suelen ser más reservados en sus exposiciones, pero las contradicciones que afrontan son las mismas que exhibieron los diputados en la larga noche de debate.
El balance que surge en un primer análisis es que “nadie le quiere poner el cascabel al gato”.
Los oficialistas del PJ votaron a favor del acuerdo con Macri, pronunciando discursos antimacristas.
El “hijo pródigo” del oficialismo, el Partido de la Victoria, votó negativamente pero sabiendo que el resultado estaba asegurado.
Cambiemos País votó en forma dividida. Los tres diputados del PRO avalaron el proyecto, aunque en el tratamiento particular de cada artículo hubo algunas variaciones. El saldo es que todos coinciden en describir un panorama catastrófico en la economía y en la situación social de la provincia, pero los dos bloques oficialistas -más el PJ que el Frente Ciudadano- se esmeraron en culpar a Macri y absolver a Urtubey. Queda la sensación de que al cuerpo parlamentario le cuesta “tomar al toro por las astas”. La repetición de los relatos muestra las dificultades para el diagnóstico.
A ningún legislador le gusta autorizar un aumento del boleto del 50%. Esto es lo que propone el proyecto de ley al autorizar que se equipare con el promedio nacional. Hoy, según el Gobierno, el subsidio es de casi 9 pesos por boleto. Ese dato no lo refutó nadie. Sería bueno un boleto gratuito para todos, pero ¿quién se anima a proponerlo?
El presidente de la comisión de Hacienda, Mario Vilca, deslizó un dato alarmante: denunció una disminución acumulada de 3 mil millones de pesos y 600 millones de pesos por el fondo de la soja en 2017. Lo atribuyó a una merma de los recursos nacionales. La realidad numérica es otra: la Provincia recibió en noviembre una coparticipación 34% superior a la de hace un año.
El diputado Lucas Godoy aseguró que “hay un creciente déficit económico y esto provocará complicaciones a los municipios para afrontar el pago de salarios, la realización de obras, etc...”.
Confirmado el “rojo” que tiñe las cuentas de la Provincia, se desprende que las medidas incluidas en el proyecto apuntan a corregirlo. La eliminación de gravámenes al ingreso de insumos y mercadería desde otras provincias restará costos a los comerciantes; la posibilidad de desgravar los aportes a las cooperadoras asistenciales también serán un beneficio para la patronal. La modificación “para arriba” de las alícuotas de actividades económicas, en cambio, les produce escozor.
Los diputados omitieron llevar a cabo una defensa en positivo del proyecto.
Mejor, acusar a Macri.
“Debemos asumir la realidad”
El gobernadorJUAN MANUEL URTUBEYno manifiesta sentir que le ponen “un revólver en la cabeza”, como sostienen los legisladores oficialistas para liberarlo de la responsabilidad del pacto fiscal. Todo lo contrario. “Tenemos que asumir la realidad porque de lo contrario estamos en problemas”, sostiene. Urtubey lo celebra. “Tratamos de resolver el problema de la provincia de Buenos Aires, avanzar todos en la responsabilidad fiscal y homologar un esquema de impuestos provinciales único para toda la Argentina”, dice, y agrega: “Estamos frente a un país quebrado, con un déficit equivalente al 7% del PBI”.
En el programa Interpelados definió tres formas para abordar el problema: “O emiten, con lo cual la inflación se acelera, o se endeudan, con lo cual, a la larga, explotamos, o la tercera alternativa es tratamos de equilibrar la Argentina”. Y al explicar el proyecto que envió a la Legislatura, sostuvo: “Solamente se puede gastar lo que tenés”.
Estas definiciones hablan más de compromiso que de salida diplomática.
Los dilemas de fondo
Hoy, seguramente, el Senado convertirá en ley el proyecto de Urtubey.
El país está quebrado y la provincia, también. En este punto coinciden casi todos.
El Gobierno nacional quiere reducir el déficit fiscal y confía en seguir financiándose con endeudamiento. Pero sin señales claras de equilibrio, se achica y se encarece la oferta de crédito externo.
Con un 30% de pobreza y una endémica ineficiencia de los servicios públicos, el país enfrenta una encrucijada. Es imposible reducir el déficit solamente bajando el gasto. Este punto fue ignorado por diputados que hablaron de un “ajuste” que perjudica a los pobres, solamente. En realidad, los enojados en Salta por ahora son los de una posición económica más desahogada. Más adelante se verá.
La estrategia macrista apunta a derrotar la pobreza con inversión privada. Con la presión impositiva actual, la inversión es una utopía.
¿Por qué genera rechazos el acuerdo celebrado (en todo sentido) por los gobernadores y Macri? Probablemente, porque no se mide la magnitud de los problemas y porque están faltando señales claras de compromiso, en todos los niveles, con el sendero que se ha elegido.
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