La ausencia se registraría en los barrios vulnerables, donde la violencia se ha incrementado en los últimas semanas.
Según pudo conocer LA MAÑANA las políticas de seguridad en los últimos meses se han modificado sensiblemente tras la caída en el mes de setiembre del ex ministro de Seguridad, Alejo Paredes, por el “narcoescándalo” ; y luego de su reemplazo, Alejandra Monteoliva, como consecuencia de la huelga policial a principios de diciembre pasado en medio de una ciudad sitiada por saqueadores.
Entre los “recortes” que se habrían registrado en materia de seguridad habría sido el desmantelamiento del Departamento de Ocupación Territorial (DOT) de la Policía, anunciado a mediados del año pasado para “fortalecer” la vigilancia en “barrios vulnerables”.
La idea que había presentado el ex ministro Paredes, ya había tenido antecedentes en 2012, cuando se puso en marcha un “plus” de presencia policial en varios barrios, principalmente las denominadas “zonas rojas” del accionar delictivo.
Pero el DOT, que contaba con 350 efectivos y cuarenta móviles, además del accionar preventivo del delito, realizaba tareas de contención en los barrios periféricos, donde la violencia ha tomado las calles, llevando a 2013 a uno de los más irracionales en la materia en los últimos tiempos.
Entre los barrios en los que el DOT intervenía figuraban Villa Páez, Villa Urquiza, Bella Vista, Villa Boedo, Villa Siburu, Villa El Libertador, Cabildo, Müller, Maldonado, Marqués Anexo, Renacimiento, Marcelo T. de Alvear, Yapeyú, Sol Naciente y Autódromo.
En varios de esos sectores comentan que hace mucho que no escuchan el paso del helicóptero, una de las “vedettes” del promocionado plan de seguridad.
Preocupación
El objetivo del DOT consistía en «minimizar y controlar cualquier desborde o acto vandálico que puediera ocurrir en sectores vulnerables de la ciudad, y proteger a quienes habitan esos sectores», había dicho Paredes, hasta setiembre pasado el hombre fuerte de la seguridad en el gobierno delasotista.
Sin embargo, los cambios en la Jefatura de la Policía, dos jefes policiales en el segundo semestre del año ; el malogrado paso de Monteoliva, el cambio de estructura gubernamental y los recortes propios efectuados por la Provincia, han derivado en varios cambios como la caida del DOT.
La versión fue confirmada desde la propia Jefatura de la Policía, donde se mostraban preocupados por el crecimiento de la violencia en los barrios vulnerables de la ciudad, además del quiebre existente entre la fuerza y la sociedad tras los lamentables episodios durante el autocuartelamiento policial entre la tarde-noche del 3 y la madrugada-mañana del 4 de diciembre.
«El objetivo principal es recuperar los lazos de confianza con la sociedad», reiteró en más de una oportunidad el flamante ministro de Gobierno y Seguridad, Walter Saieg, que junto al jefe policial Julio Suárez, vislumbran un frente de batalla bastante complicado.
Junto al “desarme” del DOT, se suma la “golpeada” Dirección de Lucha contra el Narcotráfico de la Policía, que desde setiembre pasado no ha llevado operativos de envergadura en materia de lucha contra el mundo de la droga.
También el interior provincial hay preocupación, ya que para reforzar el operativo “Verano” se ha convocado uniformados y móviles desde las Departamantales.
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