La crisis de Milei, nueva oportunidad para Macri

La crisis de Milei, nueva oportunidad para Macri

La derrota en Diputados le hizo perder la virginidad al nuevo jefe de gabinete y encadena una crisis política en lo más alto. El ex presidente presiona para que los Milei se curen de su alergia a los amarillos.

Por

DIEGO GENOUD

La derrota alevosa del gobierno en la Cámara de Diputados, donde el radicalismo logró el apoyo de la mayor parte de la oposición para cambiar la fórmula jubilatoria y dejar en segundo en segundo plano la Ley Bases, puede tener mil derivaciones. 

En lo económico, un golpe a la línea de flotación de un gobierno que se jacta de hacer el ajuste más grande de la humanidad y no se lo carga a la casta, sino a los más de 7 millones de jubilados y pensionados.

En lo político, una crisis interna que parece no tener fin y encadena a protagonistas que se hermanan en la impotencia. Nicolás Posse, Sandra Pettovello y ahora, el temprano y primer fracaso del jefe de Gabinete Guillermo Francos, el rey de la negociación al que durmieron los radicales en alianza con Maxi Ferraro, Miguel Angel Pichetto y Germán Martinez. 

El jefe de gabinete conoce a toda la dirigencia política y hace horas extras con reuniones y llamados a gobernadores y legisladores. Pero tiene que torcer dos vigas de la construcción de Milei: la parálisis de gestión en un gobierno que solo ajusta y la ausencia de política para domesticar a los profesionales de la casta. Aunque el Presidente diga que le importa tres carajos y ya se aventure a un veto que puede ser riesgoso, a seis meses de asumir, los fracasos son más que las victorias.

 

Que Francos no haya podido hasta ahora sacar al Gobierno de la defensiva en que está incómodo hace varias semanas es una oportunidad para uno de sus históricos detractores, Mauricio Macri. El líder de los residuos del PRO y el ex sciolista Francos tienen una pésima relación. Por eso, el ingeniero activó en las últimas horas un nuevo operativo clamor para demandar lugar para los suyos.

Este miércoles, al final de un día cargado de tensión que volvió a mostrar el nerviosismo que se traslada al dólar y los mercados, el macrista que mejor se lleva con Milei, Cristian Ritondo, volvió a los estudios de LN + para ofrendar sus servicios. Más que eso, en su presencia se desplegó en el prime time una cadena de oraciones para hacerle entender al Presidente que la “alergia a los amarillos” lo priva de una solidez que no tiene, ni en la gestión ni en el Congreso. Es apenas la expresión televisada de un lobby que tiene origen en las oficinas de Macri. La punta del iceberg. 

Otra vez, como en el arranque de la gestión de La Libertad Avanza, Macri quiere que Milei le entregue parte de su organigrama de poder y recuerda que los puestos que la extrema derecha deja sin ocupar son aprovechados por ex funcionarios del peronismo que provienen de La Cámpora como Leila Gianni o reportan a Sergio Massa, como las autoridades de la Aduana.

No hay que confundirse: a Milei no le molestan los conversos como Daniel Scioli o Leila Gianni: al contrario, los considera parte de su victoria. Pero si le empiezan a inquietar los quintacolumnistas que reportan a los políticos del mismo sistema en ruinas que le permitió llegar a Olivos en tiempo récord.

Al socio relegado de Milei, en cambio, lo desquicia que en Casa Rosada haya funcionarios de la gestión Rodríguez Larreta que tallan en comunicación y estén vetados los macristas puros como Ritondo o Guillermo Dietrich. 

El obstáculo para el famoso take over que Macri promocionó antes de tiempo no es el Presidente, tal vez el mas cercano a él en ideología y afinidad, sino los otros vértices del triángulo de poder, Santiago Caputo y, sobre todo, Karina Milei, El Jefe. 

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