El presente de los tambos en la Provincia y en el resto del país no es alentador. El precio por litro de leche sigue atrasado y los productores reclaman. La inflación, la dolarización y el aumento del valor de los insumos generan complicaciones. Cierres de establecimientos lácteos y cero expectativa en cuanto al aumento de la producción
La situación no esquiva ninguna zona geográfica y las complicaciones del sector abarcan zonas de Buenos Aires, La Pampa y Santa Fe, entre otras. Además, si bien hubo una recuperación en el precio en relación a los valores de diciembre, la devaluación generó un retraso en la rentabilidad de los productores que nacionalizaron la protesta para obtener mejores resultados.
De acuerdo con la información suministrada por el Centro de la Industria Lechera (CIL), en términos interanuales el precio de la leche ha reflejado un aumento corriente del 42%, pasando de 1,73 $/litros en enero de 2013, a 2,45 $/litros en el mismo mes de 2014. Por otro lado, el índice de costo mostró una variación para el mismo período del 22%.
“Los insumos y los alimentos que los tamberos compran para que las vacas den leche, solamente en enero, con la devaluación se dispararon. Fue un momento muy complicado, de no saber si seguir. El tambero no puede parar. No es fácil parar y volver a producir”, explicó a Desafío Económico Matías Cardini, presidente de la Sociedad Rural de Trenque Laquen.
Durante la segunda mitad de 2013 los costos de producción de leche se incrementaron a una tasa del 2,8% mensual. Por su parte, el precio de venta del litro subió a una tasa del 1,5%, repercutiendo negativamente en la rentabilidad de los tambos.
Y más aún con la posterior devaluación: desde la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) indicaron que como el 60% del costo para producir leche en los tambos argentinos está sujeto a la variación del dólar, la devaluación agrava el aumento de costos, debido a que la mayoría de los proveedores de suplementos y agroquímicos ajustaron sus precios directamente y en función de la variación cambiaria.
Así, por ejemplo, para un tambero de Santa Fe con alto nivel de suplementación, los costos totales de producción aumentaron 16,1% comparando la situación de diciembre de 2013 versus enero de 2014. En el mismo lapso, el precio de la leche aumentó como máximo 5,6%, según datos de las cuencas Oeste y Santa Fe. En un modelo tambero con bajo nivel de suplementación de la misma provincia, el aumento de costos fue de 13,7%.
El precio, otro gran problema
Un factor que influye de gran manera en la rentabilidad y el futuro del productor, refiere al precio por litro de leche, que aún no repercute favorablemente en el bolsillo del tambero.
“Hoy el precio es un poco superior a $ 2,60 por litro. Todos sabemos que hay tantos costos de producción como de productores. Lo que se estima es un precio a 40 centavos de dólar. Por ahí podés pedir $ 3,20 hoy, pero si se dispara el dólar en junio, terminás teniendo la misma situación de defase”, afirmó el titular de la Sociedad Rural de Trenque Lauquen.
Según números de AACREA, en enero el precio por litro aumentó en un 7,21%, dejando el precio al productor en 2,47 $/litros, lo cual representa una suba del 43% respecto del mismo mes de 2013. Por su parte, durante febrero, el aumento fue del 8,9%, estableciendo el valor de la leche en $ 2,69 el litro.
Si bien los productores estiman que un valor ideal hoy por hoy rondaría los
$ 3,20, la inestabilidad económica actual les hace pensar que el precio tendría que actualizarse diariamente.
“Hablamos de tratar de recomponer el precio como mínimo por encima de los 40 centavos de dólar -dice Cardini-, que es un precio que no sólo permitiría que los tamberos hoy sigan en actividad, sino que piensen hoy en producir más leche. Porque una cosa es decir ‘me mantengo y hago la plancha’, y otra es decir ‘me mantengo y le apuesto’”.
En relación a los precios internacionales, Argentina cuenta con el menor índice en relación al valor por litro. Según datos de diciembre de 2013 -última actualización disponible- el litro de leche se abonó en el país 33 centavos de dólar por litro, por debajo de 39 centavos de Chile, 44 de Uruguay, 46 de EEUU, 48 de Brasil, 52 de Nueva Zelanda y 54 de la Unión Europea.
La devaluación de enero provocó una disminución mayor llevando el precio del litro de leche a 28-30 centavos de dólar.
Tambos y producción
Ante épocas de crisis del sector, el cierre de los establecimientos lecheros es una de las primeras alternativas que se producen. La baja rentabilidad lleva a este punto límite, perjudicando a los productores pequeños.
Desde la Sociedad Rural de Trenque Lauquen indicaron que se lleva el registro de una tasa de cierre de tambos por diferentes motivos. Pero aseguraron que en momentos complicados para la industria, entre 5 y 6 establecimientos dejan de funcionar. Es necesario aclarar que muchas de las vacas de esos tambos se reubican en otros de mayor demanda. Por lo tanto, la baja de cantidad de tambos, en algunos casos, no significa menor producción.
Un ejemplo de esto nos lleva nuevamente a la provincia de Santa Fe, donde por las inundaciones en los campos, el ministro de la Producción local, Carlos Fascendini, admitió que “habría unos 1.000 millones de pesos en pérdidas sólo en el sector tambero”.
En cuanto a la producción de la cuenca en la provincia de Buenos Aires, se estima que al no tener precios accesibles y oportunidades para la inversión, “el escenario más positivo será mantener el 0%”. Es decir, no habrá un crecimiento en la producción sino que se mantendrán tal cual los meses anteriores. “Para crecer tiene que haber precios que inviten a los productores a apostarle a la actividad”, afirmó Cardini.
Así, si bien el precio ha mostrado una recuperación respecto de los último valores de 2013, el valor del dólar, la inflación y el aumento de precio de los insumos no han acompañado esta tendencia y le han jugado en contra a los productores que hace tiempo esperan la rentabilidad del sector.
A esto hay que sumarle el accionar de las empresas que abonan un plazo lejano de 45 días, impidiendo saber al productor cuál será el precio final que percibirán y qué día cobrarán por el producto. De esta manera, la industria sigue financiándose de un productor cada vez más olvidado.
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