El aumento de la agresividad entre La Libertad Avanza y el macrismo incomoda a Santilli, Montenegro, Grindetti y Ritondo, quienes presionan por un entendimiento con los libertarios en la provincia y evitan chocar con la Casa Rosada
Matías Moreno
Mauricio Macri estaba enardecido. Era miércoles por la tarde y habían pasado pocas horas después de la cumbre en que el jefe de Pro no pudo unificar posturas en torno a un pronunciamiento para cuestionar el decreto que firmó el presidente Javier Milei para designar por decreto a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla en la Corte Suprema. El expresidente se puso en llamas cuando se enteró de que el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, había pasado por la Casa Rosada para verse a solas con el asesor presidencial Santiago Caputo, acérrimo rival de Macri, apenas finalizó la reunión de la mesa ejecutiva de Pro en el 5° piso de la sede partidaria de Balcarce 412. Los gestos de los dirigentes amarillos que intentan ganarse la simpatía de la plana mayor del Gobierno en momentos en que aumenta la agresividad entre Pro y La Libertad Avanza (LLA) en el territorio de la Capital y el acuerdo electoral que propuso Milei no se vuelve operativo descolocan a Macri.
Milei reabrió anoche la puerta para un acuerdo electoral al decir en LN+ que él está por encima de Karina Milei y Santiago Caputo, dos de los operadores libertarios apuntados por Macri. “Karina tiene un rol muy importante en términos políticos, Santiago es una mente verdaderamente brillante, pero el presidente de los argentinos soy yo, y yo soy el que toma las decisiones y mi objetivo es terminar con el kirchnerismo”, dijo Milei el domingo a la noche.
El miércoles a la mañana el titular de Pro volvió a toparse con la resistencia de figuras relevantes de su fuerza en la provincia de Buenos Aires a la chance de que las discrepancias con la Casa Rosada deriven en una ruptura definitiva. Los acuerdistas bonaerenses están convencidos de que Pro caminaría a su extinción si no agota las vías para sellar una alianza con los libertarios para enfrentar al kirchnerismo en las próximas legislativas en su último gran bastión político. Conscientes de que Milei preserva altos niveles de popularidad y logró darle estabilidad a su plan para bajar la inflación, apuestan a converger con LLA en el distrito de mayor peso demográfico para tener chances de sobrevivir o conservar parte de su capital político.
“Sin LLA no tenemos futuro. El peor acuerdo es mejor que no acordar. Si Mauricio sigue tirando de la cuerda, esto va a explotar”, exclamó esta semana uno de los acuerdistas de Pro en Buenos Aires que operan para converger con los libertarios. En el seno de ese grupo entienden que el objetivo de los Macri -Mauricio y Jorge, jefe de gobierno porteño- de blindar la Capital ante la ofensiva libertaria o influir en la agenda programática y en la gestión de Milei chocan con los intereses de los intendentes o alfiles amarillos en Buenos Aires, quienes necesitan renovar sus bancas, defender sus territorios o garantizar la gobernabilidad en sus municipios.
En el encuentro del miércoles, los consejeros de Macri sugirieron que el partido debía emitir una declaración para cuestionar el mecanismo que utilizó Milei para nombrar a Lijo y García Mansilla en la Corte. Propusieron difundir un documento del área de Justicia de la Fundación Pensar en el que alertaba que la designación de jueces por decreto impactaba negativamente en la seguridad jurídica y dañaba el Estado de Derecho. Pero Montenegro y Diego Santilli, uno de los referentes de Pro en el distrito más poblado del país, se negaron a firmar un comunicado crítico de la medida adoptada por el Presidente. Advirtieron que no era conveniente salir a confrontar con el Gobierno. El jefe municipal se plantó con vehemencia: no solo respaldó con argumentos jurídicos la jugada del Ejecutivo, sino que volvió a defender con uñas y dientes la promoción de Lijo.
El diputado nacional Diego Santilli y el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, presionan por un acuerdo electoral entre Pro y La Libertad Avanza
Macri también se encontró con una negativa cuando planteó la necesidad de salir a bosquejar públicamente los cuestionamientos a la fallida licitación de la hidrovía Paraguay-Paraná. Fue después de que un funcionario de segunda línea de Milei lo acusara de sabotear el proceso. Finalmente, dado que no hubo consenso alrededor de los temas, se inclinaron por no emitir un comunicado y delegar la definición sobre el decreto de Milei en el bloque de senadores, que conduce Alfredo De Angeli.
“Mauricio se está pareciendo a [Martín] Lousteau. El 80% partido piensa una cosa y él, otra”, susurra uno de los altos mandos de Pro en Buenos Aires. En el entorno de Macri tienen una visión completamente distinta. Insisten en que el expresidente propuso al Presidente integrar una alianza en los distintos niveles, pero que Karina Milei y Caputo redoblan los esfuerzos para frustrar esa operación porque no tienen ningún interés inaugurar las nupcias con Pro. Al contrario, presumen que prefieren romper al macrismo antes de converger para evitar el riesgo de que el kirchnerismo se imponga en Buenos Aires. “Hay un nivel de soberbia que sorprende. No les importa perder, prefieren romper a Pro”, puntualiza uno de los integrantes de la cúpula macrista.
El encuentro del miércoles se tensó cuando se debatió el escenario bonaerense. Santilli, quien articula para convertirse en el candidato de la unidad de Pro y LLA en Buenos Aires, alzó la voz para insistir en que dividir la oferta opositora a Kicillof solo sería funcional a Cristina Kirchner. A sabiendas de que Karina Milei y su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem, e incluso Caputo se rehúsan a hablar de un “acuerdo” con Pro y reclaman que aquellos que pretenden sumarse a LLA se pinten de “violeta”, Santilli le sugirió a Macri y el resto de los jefes de Pro replicar la alquimia que le permitió a Sergio Massa en 2013 derrotar al kirchnerismo. Es decir, propuso que Pro no se presente con su sello y busque negociar con Karina Milei tres o cuatro lugares en las nóminas de diputados nacionales. De esa forma, dijo, el macrismo también podría presionar a los libertarios para darles garantías a los intendentes de Pro en sus distritos.
Dado que Milei y el sello de LLA lucen competitivos en Buenos Aires, los jefes municipales de Pro temen que una ruptura entre Macri y los libertarios pongan en jaque su gobernabilidad y fortalezca a la oposición del peronismo. Por caso, Montenegro sabe que ocho de sus concejales deben renovar sus escaños en los próximos comicios. “Si nos dividimos y perdemos o gana Cristina, ¿cómo gobernamos al otro día?”, argumentan.
Montenegro postula que la próxima contienda electoral en la provincia será crucial para la “batalla cultural” que lidera Milei contra el PJ. Por lo tanto, vislumbra que Pro no tiene margen para competir en soledad y renunciar a aunar fuerzas con los libertarios: “Esto es ellos o nosotros. Hay que patear el hormiguero al kirchnerismo para ganarle la provincia en 2027″, arguyen sus escuderos. Niega que le hayan ofrecido suceder a Mariano Cúneo Libarona en el Ministerio de Justicia, pero se deja seducir. Su vínculo con Macri está desgastado hace años -desde que lo relegó al elegir a Bullrich para seguridad o no lo apoyó en su cruzada para desbancar a Gustavo Posse en San Isidro- y se mueve como un juez federal en el mundillo de Pro. Asume que no tiene un jefe político. En la reunión con Caputo, dicen los suyos, solo le explicó detalles de su plan anti-trapitos.
Frigerio, Montenegro, Santilli, Torres y RitondoArchivo
Por lo pronto, ni Santilli ni Montenegro o Néstor Grindetti siguieron el camino que inauguró Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, y dan el salto al mundillo de LLA. Grindetti, de hecho, que está enemistado con el líder de Pro y se distanció de Jorge Macri, quien lo corrió de la jefatura de Gabinete de la Ciudad. Pese a que los libertarios intentaron seducirlo para que se sume a la gestión nacional, al igual que hizo Diego Kravetz, su mano derecha y flamante señor “8″ en la SIDE, Grindetti optó por replegarse. “No se va a pasar ahora, ni de la forma que ellos quieren ni con espíritu de venganza”, dice un interlocutor habitual del exintendente de Lanús. ¿Desde la Casa Rosada le pidieron que salga con los tapones de punta contra los Macri? Grindetti y el jefe de Pro se conocen desde que ambos trabajaban en Socma.
Por ahora, Grindetti asistirá a Cristian Ritondo, jefe de Pro en Buenos Aires, a fortalecer el armado del partido en el distrito más populoso. Es de los que creen que el eventual desdoblamiento bonaerense podría ser una oportunidad para empujar a LLA a un acuerdo para confluir. En Pro están convencidos que los libertarios no cuentan con una estructura territorial -intendentes, concejales, legisladores provinciales o nacionales- para enfrentar al kirchnerismo: “Solo la UCR y nosotros tenemos capilaridad en la provincia como el PJ”, se jactan.
Tanto Ritondo como Grindetti, Santilli o Montenegro abogan por edificar un frente anti-Kicillof. Por eso, en la cumbre del miércoles hubo quienes se animaron a sugerirle a Macri que deben dar libertad de acción en Buenos Aires. “Hay que pasar el 2025, porque es probable que dentro de dos años la sociedad se canse de Milei y busque una alternativa de derecha racional. Ahora, por las formas, no podemos estar en contra del fondo”, alegan los acuerdistas.
Macri les reprochó que se entere por los diarios que están a punto de mudarse al campamento de LLA. ¿Teme que busquen un entendimiento con Milei independientemente de su posición? Ellos, por un lado, le recriminan que no haya persuadido a su primo, Jorge, para que no separe los comicios porteños de los nacionales, una maniobra que consideran riesgosa para los intereses de Pro y que atentó contra las chances de llegar a un entendimiento con Milei a nivel nacional. También lo acusan a Macri de no darles suficiente espacio o lugares relevantes en el partido ni haberlos consultado a la hora de conformar la mesa para negociar un acuerdo con Milei. Por caso, el encuentro que organizó el expresidente con dirigentes sub-40 de Pro hace dos semanas provocó pases de factura. Santilli y otros dirigentes con peso en la provincia debieron contener a sus alfiles que se sintieron marginados de la convocatoria. “¿Están armando un Pro paralelo? ¿Quieren jubilar a la generación que lo acompañó a Macri y gobernó con él? Eso no termina bien”, advierte uno de los jerarcas de Pro en el distrito.
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