Crimen de Villa Martita: los ADN dieron positivo

Crimen de Villa Martita: los ADN dieron positivo

Las pruebas genéticas comprometen a dos acusados que habían negado el vínculo con Gastón Soria (izquierda).Ubican en el vehículo utilizado a Diego López (derecha) y Carlos Luján Sosa.

 

Los acusados por el crimen de Villa Martita están cada vez más complicados y cerca del juicio oral. Las pruebas genéticas de los rastros que levantó la justicia del auto de uno de los imputados dieron positivo y ubicaron en la escena del crimen a Carlos Luján Sosa, sindicado como autor intelectual del hecho, y a Diego “Coco” López, apuntado como el sicario que realizó los disparos. El conductor del vehículo, Gastón Soria, había confesado en su indagatoria que llevó a López hasta la casa del conocido comerciante y que Sosa les había encargado un trabajo.

El 14 de mayo de este año un sicaro asesinó a una mujer, Griselda Cabal, con un disparo en la nuca, y le disparó en el rostro al comerciante Eduardo Ros. El dueño de la rotisería La Cocina sobrevivió al ataque. La pareja fue sorprendida cuando arribaban a su vivienda, en Villa Martita, esa noche, con la recaudación del negocio. Sin embargo, no se trató de un robo y la hipótesis que se manejó rápidamente, a partir de la detención de un sospechoso en un auto, a dos cuadras de la casa, apuntó a un crimen por encargo.

La policía detuvo en 48 horas a los tres sospechosos que permanecen presos. Soria confesó su participación como chofer y los otros dos detenidos, Sosa y López, se declararon inocentes. Sin embargo, las pruebas los comprometen seriamente.

Una de ellas, considerada clave por los investigadores, la comparación del ADN entre la sangre extraída a dos de los acusados y las muestras levantadas del interior del habitáculo secuestrado, arribaron hace diez días a la Ciudad Judicial desde el laboratorio de Junín. El fiscal Gastón Boulenaz -a cargo del caso luego de que Fernando Rivarola ascendiera a juez- tuvo un adelanto telefónico desde el laboratorio de Junín adonde fueron enviadas las muestras. Pero ahora recibió el resultado de los exámenes por escrito. Los abogados defensores de los imputados, Jorge Tanus Maffud (Soria), César Rodríguez y Natalio Perés (Sosa) y Gastón Gómez (López), ya recibieron la información, según confirmaron fuentes tribunalicias.

La prueba ubica a López y a Sosa, que se habían declarado inocentes, en el interior del vehículo. Y refuerza la acusación de que se trató de un crimen por encargo. Soria, que fue demorado ese día por un policía que patrullaba en la zona, confesó ante la justicia que actuó como chofer y hacía las veces de campana.

En la fiscalía aun analizan pedir algunas pruebas más, antes de concretar la acusación formalmente, ante el juez de Control. De todas maneras, la investigación está prácticamente cerrada. “El 90% de la prueba está recabada”, consignó una fuente con acceso al expediente. En los pasillos tribunalicios estiman que el caso se elevará a juicio antes de fin de año y la Oficina Judicial, luego, deberá determinar la fecha del debate.

Según trascendió, el móvil del crimen continúa en la nebulosa. Si bien hay versiones que apuntan a un ajuste de cuentas por una deuda surgida de la actividad de prestamistas, esto no estaría acreditado en la causa plenamente y el fiscal Boulenaz tendría expectativa de arribar a una conclusión que pueda manifestar en el juicio. Ros, luego de recuperarse de las heridas, delcaró varias veces ante el fiscal Rivarola, que llevó adelante el primer tramo de la investigación. Se presentó como querellante en la causa.

Los detenidos permanecen con prisión preventiva y los pedidos de excarcelación de las defensas fueron, en su momento, rechazados por el Tribunal de Impugnación Penal. Según la acusación, López habría sido el ejecutor del crimen de Griselda Cabal y el ataque contra el comerciante Eduardo Ros, ocurridos el 14 de mayo de este año. Carlos Luján Sosa aparece como autor intelectual del crimen por encago que conmocionó a la ciudad en esa fecha. Soria, partícipe confeso, habría actuado como chofer y campana. La confesión comprometió a los otros dos detenidos por el caso.

El 14 de mayo de este año, cuando ingresaban a su vivienda en Villa Martita, a las 22.30 horas, la pareja fue abordada por un sicario. Eduardo Ros (62) recibió dos disparos en el rostro y su pareja, Griselda Fuentes Cabal (31), uno en la nuca. El comerciante sobrevivió, pero la mujer murió en el acto.

A Soria lo demoraron como sospechoso casi en el mismo momento, en su auto, a dos cuadras. La Policía encontró mensajes en su celular que encaminaron la investigación a un crimen por encargo. Detuvieron al supuesto autor intelectual, Sosa, al otro día, a la mañana. Y por la tarde capturaron a López, que quedó bajo la lupa como presunto autor material.

Los investigadores policiales y judiciales están convencidos de que la mujer no era el objetivo y la asesinaron para no dejar testigos. No se secuestró el arma. El móvil real del crimen no está claro. Un boleto de compraventa secuestrado en un allanamiento en la casa de Ros certifica que este le compró una vivienda a Sosa en el mismo barrio a la mitad del precio de mercado. El precio pactado por la compra de la casa fue abonado por Ros. Por el momento, no hay certezas que confirmen la hipótesis de que la diferencia habría surgido por negocios ilegales o de prestamistas que la víctima habría compartido con Sosa.

Durante la instrucción, ya declararon tres testigos en forma adelantada (no tendrán que testimoniar en el juicio), una forma de disipar el riesgo de que sufrieran amenazas o presiones por parte de allegados a los acusados. Según confiaron a El Diario fuentes judiciales, estos tres testigos dieron una versión que sustenta que Sosa y Soria se conocían y tenían un vínculo entre ellos. Además, dijeron que sabían que había un “trabajo” que estaban ofreciendo a cambio de dinero.

En su momento, también el fiscal Fernando Rivarola solicitó una rueda de reconocimiento en la que Soria identificó a López como la persona que trasladó hasta la casa de Ros antes del asesinato. La defensa de López solicitará la nulidad de esta prueba en el juicio, ya que considera que es irregular que un acusado reconozca a otro y solo puede utilizarse este tipo de mecanismo cuando el reconocimiento lo realiza una víctima.

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