Identifican un gran potencial para el aprovechamiento de residuos sólidos para el sector de combustibles y generación eléctrica, por lo que desde el gobierno buscarían impulsar su progreso bajo una única sombrilla de planificación con miras a replicar y escalar proyectos pilotos con estas tecnologías.
Costa Rica podría dar un paso decisivo para consolidar una industria de las bioenergías. Pablo Bermúdez Vives, asesor del ministro de Ambiente y Energía, advirtió que hay muchos esfuerzos aislados y desiguales para el despliegue de proyectos con estas tecnologías, y desde el gobierno ahora perseguirán un enfoque coordinado para su fomento.
«En Costa Rica, las bioenergías tienen diversos grados de avance. Hemos descubierto que los progresos de forma individual tienen diferentes velocidades», introdujo Bermúdez a Energía Estratégica.
Este promotor de bioenergías anticipó que la propuesta que están desarrollando en el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) consiste en «trabajar las bioenergías bajo una única sombrilla de planificación», lo que permitirá establecer metas claras y avanzar hacia un «producto final en concordancia con el Plan Nacional de Energía, que también se está elaborando y se publicaría el próximo año».
Uno de los principales enfoques de esta estrategia será el aprovechamiento de residuos solidos, que representarían más del 50% de los desechos en Costa Rica.
«Hemos visto que los residuos orgánicos son un problema para nosotros, pero también un recurso», señaló Bermúdez.
Estos residuos tienen un alto potencial para la producción de biogás, que puede ser utilizado como combustible o para generar electricidad, lo que en Costa Rica podría ser aprovechado a través de sistemas de generación distribuidos en distintos puntos del país.
Bermúdez destacó que bajo este enfoque se podría aportar a la sostenibilidad de la matriz eléctrica del país, manteniéndola estable con el uso de fuentes no convencionales.
Actualmente, ya existen experiencias en marcha con pequeños proyectos que utilizan estas tecnologías para la conversión de residuos solidos urbanos, y la intención sería dar un paso más para que su impacto sea mayor: «Estamos viendo la posibilidad de que los pilotos sean replicables y escalables», afirmó Pablo Bermúdez.
El asesor del ministro también mencionó la posibilidad de ampliar este modelo hacia los residuos agrícolas. «Todavía hay mucho camino que avanzar en términos de impacto ambiental para estar claros de que las soluciones sean sostenibles», agregó.
No obstante, ya identifican un fuerte potencial para que el biogás o biometano producido a partir de residuos agrícolas pueda ser utilizado como combustible en vehículos de operación agrícola o para generar electricidad en fincas, contribuyendo a su autosuficiencia energética.
Además de los beneficios energéticos que permitirían la diversificación de la matriz eléctrica y a la descarbonización del país, esta estrategia también estaría motivada por esfuerzos en materia de mitigación y adaptación, ya que además perseguiría trabajar en la reducción de las emisiones de metano bajo este mismo plan.
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