El proceso de juicio político exarcerbó las internas en el máximo tribunal. La dirigente de la Coalición Cívica divide aguas entre los supremos.
Por Luciana Bertoia.
La Corte Suprema de Justicia está al rojo vivo. Su incandescencia se debe, en parte, al proceso de juicio político que reavivó las llamas de viejas inquinas entre los cuatro integrantes del máximo tribunal. El primer foco de combustión lo originó el funcionario más poderoso de la Corte, el secretario general de Administración Héctor Daniel Marchi, cuando señaló que hay tres jueces –Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz– que cuentan con la defensa “acérrima” de Elisa Carrió ante el pedido de destitución que impulsa el gobierno. Por si faltaban suspicacias, Ricardo Lorenzetti echó un poco más de nafta al fuego al decirles, por escrito, a sus colegas que no deberían intervenir en una causa que la líder de la Coalición Cívica tiene ante la Corte. Todo el episodio muestra, una vez más, cómo la cima del Poder Judicial está atravesada por las disputas partidarias.
El último episodio de una larga saga de peleas e internas palaciegas en la Corte lo generó una presentación que hizo Marchi el jueves en un expediente que los tiene a él y a Carrió como protagonistas. En enero de 2016, pocos días después de que asumiera Mauricio Macri, la líder de la Coalición Cívica denunció a Marchi y a Lorenzetti por enriquecimiento ilícito. Los dos fueron sobreseídos a los dos meses, pero Marchi dio un paso más: demandó por daños a la diputada. En 2018, la Cámara Civil le dio la razón al contador de la Corte: dijo que no había inmunidad parlamentaria para lanzar falsas imputaciones.
El 28 de diciembre de 2018, Carrió recurrió esa sentencia y, en ese mismo acto, recusó a Lorenzetti. El encono entre la exdiputada y el supremo tiene raíces profundas y fue creciendo al son de las denuncias penales y de los pedidos de destitución que la líder de la Coalición Cívica fue presentando a lo largo de los años.
El expediente de la demanda de Marchi contra Carrió entró a la Corte en febrero de 2019, pero nadie dijo una palabra sobre si Lorenzetti debía intervenir o no. El expresidente de la Corte se excusó finalmente el 10 de marzo de 2021. Para entonces, el recurso ya había ido y vuelto a la Procuración General, donde la procuradora fiscal Laura Monti se pronunció en sintonía con los intereses de Carrió.
Pese al dictamen de la Procuración, en la Corte nadie parecía estar muy interesado en resolver lo primero que debían hacer y era definir si estaba bien que Lorenzetti se excusara. El estado de latencia se sacudió el jueves cuando Marchi recusó a todos los ministros. El argumento que invocó es que él tiene un pleito contra Carrió, que tiene un rol gravitante en el juicio político que se sigue contra los supremos. “Mientras yo mantengo una disputa legal contra Elisa Carrió ante estos estrados, vuestras excelencias se encuentran sometidos a un proceso de juicio político en el que mi contraparte interviene como acusador de uno y defensor acérrimo de otros”.
Por si quedan dudas, Marchi dice que la dirigente de la Coalición Cívica – a través de los diputados y diputadas que le responden– defiende a Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda. El señalamiento no es inocente, ya que tres meses atrás se conocieron los chats entre la mano derecha de Rosatti, Silvio Robles, con Marcelo D’Alessandro, por entonces ministro de Justicia de Horacio Rodríguez Larreta. Esas comunicaciones dejaron en evidencia lazos entre la cima del Poder Judicial y Juntos por el Cambio, particularmente con el PRO.
Pero Carrió también tiene su ascendencia dentro del máximo tribunal. Rosatti, sin ir más lejos, llegó a la Corte con la bendición de Carrió. Tanto Rosatti como Rosenkrantz hicieron sus mejores esfuerzos para desbancar de la presidencia a Lorenzetti, una movida que fue celebrada por Carrió y en la que no pocos vieron la mano del operador Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, aliado de la líder de la Coalición Cívica.
La reacción de la Corte
A contramano de la pereza que exhibió todo el trámite, la mayoría de la Corte fue rápida como la luz a la hora de rechazar la pretensión de Marchi de que dejaran el caso. En un voto separado, Lorenzetti dejó asentado que nunca habían resuelto su excusación, puso el foco en la premura que tuvieron para aferrarse al expediente y dijo que deberían excusarse porque Marchi será convocado ante la Comisión de Juicio Político para declarar sobre sus superiores y “puede sentirse limitado o condicionado” en su declaración.
“Justamente por esa razón es que, no bien se planteó este nuevo juicio político sugerí al señor Presidente de la Corte, Dr. Horacio Rosatti, que era conveniente que se resolviera mi excusación y que se excusaran los demás ministros”, escribió Lorenzetti.
Lo que parece dejar entrever el voto del juez santafesino es que sus colegas no tienen intención de apartarse del caso porque éste tiene un interés para Carrió. Y ellos están interesados en lo que hacen o dejan de hacer los diputados y las diputadas de la Coalición Cívica, que funcionan como una barrera de contención para la Corte en la Comisión de Juicio Político.
La presidenta de ese cuerpo, Carolina Gaillard, ya le anticipó a Página/12 que Marchi será convocado como testigo cuando se traten los desmanejos en la obra social, una causal de juicio político que salpica directamente a Maqueda –quien era el ministro coordinador de este área–.
La tensión con Marchi, sostienen fuentes tanto en el Palacio de Justicia como en la Cámara de Diputados, no estaría limitada al pleito que tiene con Carrió, sino que podría haber una decisión de recortarle atribuciones al funcionario más influyente de la Corte. El contador llegó al cargo cuando Lorenzetti estaba en la presidencia, resistió con Rosenkrantz y parecía haberse afianzado con Rosatti.
Las diferencias internas
Después del golpe palaciego que lo sacó de la presidencia de la Corte en septiembre de 2018, Lorenzetti expuso públicamente sus diferencias con sus colegas, especialmente con Rosenkrantz y con Rosatti. En las últimas semanas, sus cuestionamientos habrían estado centrados en la figura de Robles después de que trascendieran sus comunicaciones con D'Alessandro.
A Rosatti --por quien siente una particular antipatía--, Lorenzetti lo criticó fuertemente por haberse autovotado para llegar a convertirse en titular del máximo tribunal. En ese momento, lo denostó escribiendo que le parecía una práctica propia de la Corte de la mayoría automática del menemismo.
En diciembre de 2021, Lorenzetti se diferenció de sus colegas en el fallo del Consejo de la Magistratura: les dijo que hasta un alumno de primer año sabía que no podían resucitar una ley derogada. La consecuencia práctica de ese fallo fue que Rosatti terminó entronizado como presidente de la Corte y del organismo que se ocupa de la selección y sanción de los jueces –que hace largos meses que está inactivo–.
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