Lo dice María Luján Rey, mamá de uno de los 52 muertos en el choque del Sarmiento, a 2 días de la sentencia. Con Mónica Bottega, madre de otra víctima, esperan una “condena ejemplar”. Y advierten: “Si no, seguiremos”. Hay 28 imputados, entre ellos, los ex secretarios de Transporte Juan Pablo Schiavi y Ricardo Jaime.
En el patio de la casa de los Pontiroli, en San Antonio de Padua, María Luján Rey y Mónica Bottega de Pontiroli recuerdan la tarde en la que se conocieron. Sus hijos Lucas y Tatiana eran dos de los pasajeros que en la mañana del 22 de febrero de 2012 viajaban en el Chapa 16, la formación del Sarmiento que se estrelló contra el andén 2 de la estación de Once y dejó 52 muertos –Tatiana Lezana, otra de las víctimas, estaba embarazada de Uma– y 789 heridos. La expectativa está puesta en lo que sucederá el martes, cuando el Tribunal Oral Federal N° 2 dé a conocer el veredicto para los 28 imputados.
Se hicieron amigas y hablan de lo que compartieron en estos 46 meses. Del dolor de enterrar a un hijo, sí, pero también del aprendizaje que las llevó, junto al resto de los familiares de las víctimas, a avanzar con un proceso en el que esperan una sentencia histórica. "Con los corruptos condenados la Argentina va a dejar de ser la que tenemos hasta el día de hoy", sostiene Luján.
El balance empieza por el aprendizaje. "En un primer momento, en el que nos ocupaba la mayor parte del tiempo aprender a convivir con el dolor de haber atravesado una tragedia, tuvimos que aprender a lidiar con un gobierno que nos salió a batallar en contra, que nos consideró opositores, golpistas, y con todas las herramientas y el poder trató de instalar una verdad que no era tal, en la que la única responsabilidad era del maquinista de la formación", dice Luján.
Tuvieron que aprender a organizarse, a convocar, a comunicar; entender el funcionamiento de la Justicia y cuestiones que van más allá de lo técnico. Coinciden en que el proceso fue histórico. "Una causa tan grande, con tantos procesados, con una investigación profunda. Y con un tribunal que trabajó a conciencia, que paró el juicio cada vez que hubo que hacerlo, que dejó imputados a los testigos que incurrieron en falso testimonio –cinco, entre ellos Néstor Luzuriaga, perito técnico oficial– y hasta expulsó a un abogado querellante –Gregorio Dalbón–. Esperamos que el resultado sea como el proceso", dice Mónica, y destaca el trabajo del fiscal Fernando Arrigo y su equipo.
Aprendieron sobre mecánica de trenes, organigramas del Estado, las empresas concesionarias, los circuitos de los subsidios. "De corrupción, de cómo mienten, creen esa mentira y alzan la voz para convencer a los que escuchan hasta que se contradicen. De la verdad que conocemos, con 52 muertos, te das cuenta de que no puede triunfar lo que dicen: que son inocentes, honestos, que no tocaron una moneda", avanza Mónica.
Pero Ricardo Jaime lo reconoce...
Luján: Sí, pero aunque es una misma persona en un mismo cargo, son causas separadas y una no tiene incidencia sobre la otra. Sí podemos logar una condena social para un tipo que fue Secretario de Transporte y reconoce haber recibido dádivas. ¿Para qué? Para no controlar ni el mantenimiento de los trenes ni el destino del dinero.
Se vuelven a enojar cuando recuerdan que la ex presidenta Cristina Fernández "siempre dio a entender que nuestra lucha estaba teñida de algún otro interés" y ciertos comentarios, como la aclaración de que las nuevas formaciones del Roca venían con frenos. Y destacan a los referentes sociales que los acompañaron. "Cuando vemos quiénes son los que han estado a nuestro lado entendemos que hemos elegido el mejor camino. Tenemos muy en claro cuál es nuestro reclamo y lo hemos hecho siempre sin banderías políticas ni gremiales", insiste Luján.
¿Y el juicio?
L: Al principio íbamos a las audiencias con los carteles de Justicia que levantábamos al ingresar y al salir, pero tuvimos que dejar de hacerlo porque a los procesados les hacía mal, los incomodaba.
Mónica: Aceptamos porque la idea no era molestar sino desarrollar un juicio que iba a ser largo en la mayor armonía que se pudiera.
Mónica: Aceptamos porque la idea no era molestar sino desarrollar un juicio que iba a ser largo en la mayor armonía que se pudiera.
L: Hay cosas que siguen siendo difíciles de entender. Al principio nos separaban y los familiares teníamos que caminar tres cuadras para comprar algo para tomar y volver a entrara a Comodoro Py, mientras ellos hasta podían entrar con sus autos. A ellos los cuidaban y a nosotros no. Hubo procesados a los que les parecía que la familiaridad de vernos dos veces por semana durante tanto tiempo nos hacía a todos conocidos, amigos. Cuando escuchamos las declaraciones públicas de Schiavi, por ejemplo, entendimos el rango de pensamiento. Ellos todo el tiempo han intentado ocupar un rol que no les pertenece y es el de víctimas. Que tenían problemas de salud, no podían dormir, parece hasta una provocación que a quienes hemos enterrado un hijo nos vengan a decir los problemas que les genera a ellos esta situación.
Otro punto es que lograron mantener la unión del grupo...
L: Lo que ha tenido este grupo es la capacidad de no permitir ni ser permeable a todos los intentos de cooptación por parte del Gobierno: ofrecimientos de puestos, dinero, invitaciones a reuniones. Aprendimos a leer no segundas líneas, sino terceras, cuartas o quintas, a anticiparnos a las malas intenciones.
M: Cada uno puso desde su lugar lo que pudo y dejó hacer al otro. En cada vivencia que tuvimos, cada acto, cada andén, la protagonista era la muerte de un hijo.
L: El primer año fue de muchísima actividad, hacíamos actos todos los meses y eso se mantuvo hasta el juicio que, obviamente, consumió muchísima energía. Estar dos veces por semana en Comodoro Py es poner un poco la vida en pausa, es agotador física, psíquica y emocionalmente. Escuchar a los sobrevivientes fue muy duro, el relato de Crescenti (Alberto, titular del SAME) fue durísimo. Aunque parezca mentira, las pericias técnicas también generan muchos sentimientos porque cuando ves el estado de las cosas decís, ¿cómo nadie hizo nada? Y las pericias contables, saber que gastaron tanta plata en vinos o joyas y no compraron el compresor que faltaba.
¿Qué esperan de la sentencia?
L: Creo que si el Tribunal vio y escuchó lo mismo que yo, no hay manera de que la sentencia no sea condenatoria. Después vendrán las apelaciones, y seguiremos la lucha hasta que las sentencias sean firmes y las condenas efectivas.
M: Convocamos para el martes, a partir de las 14, frente a Comodoro Py. Sin banderas políticas ni sindicales, como en estos cuatro años.
L: La sentencia es de todos. La idea no es que nos acompañen, sino para que no se pierdan la oportunidad de ser parte de un día histórico para todos los argentinos.
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