En medio de un escenario polarizado, la provincia vota hoy al sucesor de Ricardo Colombi.
En algún momento en el Gobierno Nacional se pensó en Carlos 'Camau' Espínola como posible candidato para la sucesión de Ricardo Colombi en Corrientes. Se lo veía con los mismos ojos que se vio a Sergio Poggi en San Luis para enfrentar a los caudillos Rodríguez Saá. Hasta que pesó más la definición de los aliados de ECO-Cambiemos y Colombi optó por su vicegobernador y un diputado radical para garantizar su continuidad. Hoy el radical Gustavo Valdés y el vice Gustavo Canteros enfrentan a Carlos Espínola y Eugenio 'Nito' Artaza (que se llevó a una fracción descontenta del radicalismo) en una reñida elección para gobernador que genera enorme expectativa en la Casa Rosada. De hecho hay funcionarios que están preparados para viajar y participar del eventual festejo mientras algunos creen que el propio Presidente podría sumarse.
Después de siete visitas de Mauricio Macri a la provincia, incluido un fin de semana con su mujer Juliana Awada y su hija Antonia a los Esteros del Iberá, y de sucesivos viajes de gran parte de los ministros del gabinete (Rogelio Frigerio a la cabeza de todos ellos) con cataratas de obras y anuncios, el Gobierno espera alzar la mano de Valdés como triunfador a quince días de la elección legislativa. Una derrota no está en los planes de Cambiemos. Sin embargo, hasta Eduardo Tassano, el intendente electo que logró desplazar al peronista Fabián Ríos de Corrientes Capital el 4 de junio, dijo que la elección puede definirse recién hoy mismo en el cuarto oscuro: en la semana admitió que había entre 5 y 10% de indecisos que pueden inclinar la elección para uno u otro lado. De hecho en el frente opositor 'Corrientes Podemos Más' anoche Espínola y Artaza, en una cena en la Costanera con sus esposas, Cecilia y Cecilia, punteaban municipio por municipio convencidos de que pueden ganar por alrededor de 4% de los votos y sin segunda vuelta electoral. Valdés decía lo mismo, pero a su favor.
Así de peleada está la elección, tras una campaña en la que, más allá de la aparente mesura de los contendientes hubo cruces permanentes de acusaciones y chicanas.
Estéticamente Espínola-Artaza y sus familias parecen clones de los candidatos de Cambiemos, siempre de impecable camisa celeste o blanca y sin simbologías partidarias ni estridencias.
Del otro lado tampoco hubo simbología, excepto globos amarillos en el acto de cierre con Macri, en Mercedes, el miércoles último, y un estadio lleno de banderas de Argentina.
Ayer la oposición denunció que figuran 9000 muertos en los padrones mientras que ECO-Cambiemos insistió con la discriminación que durante más de una década sufrió Corrientes cuando en el Gobierno Nacional estaban los Kirchner. Es más, los candidatos del oficialismo intentaron identificar a 'Camau' con el kirchnerismo. Lo cierto es que el medallista olímpico pactó con un conglomerado de fuerzas, entre ellas liberales, el massismo, y distintas facciones peronistas que incluyen a algunos kirchneristas, pero a nivel nacional elogia a María Eugenia Vidal tanto como pide (en voz baja para no herir susceptibilidades locales) una renovación partidaria sin Cristina Kirchner. Ejemplo de su posicionamiento son sus aliados. Lo acompañaron y respaldaron poniendo hasta el cuerpo en actos y movidas estratégicas el vecino chaqueño Domingo Peppo, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey.
En el caso de ECO, la Casa Rosada acompañó la estrategia de campaña aunque dejó mucho en manos de la gobernación, como ocurre en provincias de signo propio. Sí se coordinó reforzar la nacionalización del discurso (conceptos como profundizar el cambio, kirchnerismo igual a pasado y Cambiemos como pujante futuro), aunque se subrayó la importancia de que la provincia siga en manos de ECO-Cambiemos para mantener los lazos estrechos con la Nación. "Nosotros somos el verdadero cambio", trató de instalar el ex intendente y actual senador Espínola durante el último mes.
Corrientes es, junto con Jujuy, Mendoza, Capital y provincia de Buenos Aires, uno de los distritos propios del Gobierno Nacional y perder no sería una buena noticia. Ganar en cambio sería un fuerte espaldarazo de cara a las legislativas del 22 de octubre.
En caso de que hubiera segunda vuelta, los correntinos deberían ir a votar dentro de dos semanas para las legislativas nacionales y dentro de tres semanas para el ballotage.
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