La mandataria habló en el acto por el aniversario de la Vuelta de Obligado. Evaluó que el de ayer no fue un paro ni un piquete, sino "un apriete o amenaza". El gobierno habló de extorsión.
Les pido a todos la unidad nacional porque cada vez que nos han dividido han venido primero por el gobierno y después por el pueblo. No lo olviden." Con esa advertencia como mensaje central, la presidenta Cristina Fernández se refirió anoche al paro general realizado por la CGT de Hugo Moyano, la CGT de Luis Barrionuevo y la CTA de Pablo Micheli. Desde la localidad de San Pedro, al cumplirse un nuevo aniversario de la Vuelta de Obligado, la mandataria cuestionó las intimidaciones sufridas por empleados de bares y choferes de colectivos. "Los que fueron hoy a atacar el (café) Tortoni fueron los mismos que quemaron las urnas en Catamarca y le tiraron huevos a esta presidenta", recordó Cristina en obvia alusión al dirigente de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, secretario general de los gastronómicos. "Soy una mujer, no me agarro a trompadas. Pero a mí no me corren con amenazas, me voy a bancar las que me tenga que bancar. A mí no me corre nadie, y mucho menos con amenazas, patoteadas y matones", subrayó Cristina. Sus palabras desataron una ovación.
La intervención de la jefa de Estado se convirtió, así, en la respuesta más fuerte de la Casa Rosada ante la medida de fuerza convocada por moyanistas, barrionuevistas, la CTA de Micheli y la izquierda. Como viene sucediendo desde hace meses, la presidenta asumió personalmente la tarea de responder la pulseada, el desafío que implicó el primer paro general desde que está en el gobierno. "Estoy de acuerdo con el derecho a huelga, pero no con los cortes y las amenazas. La gente quiere laburar y cuidar sus fuentes de trabajo. Lo de hoy no fue una huelga, ni un paro, ni siquiera un piquete. Hablemos de apriete o amenaza", cargó Cristina en un discurso de tono bastante fuerte, que incluyó críticas y advertencias para varios destinatarios.
La presidenta recordó que su madre, Ofelia Wilhelm, fue "delegada gremial durante 30 años" –llegó a ser dirigente de la Asociación de Empleados de Rentas– y la puso como ejemplo para decir que un gremialista que convoca a un paro no debe obligar a participar en la medida de fuerza. "A ella le tocó convocar a muchas huelgas, pero jamás le tocó obligar a alguien a participar. La libertad de huelga es como todas las libertades", remarcó Cristina. Luego aludió, aunque sin nombrarlo, a la figura de Saúl Ubaldini, el recordado secretario general de la CGT que encabezó paros y movilizaciones multitudinarias en los años '80. Lo citó para contrastarlo con lo que sucedió en la jornada de ayer, que se caracterizó –sobre todo– por la gran cantidad de piquetes, cortes de autopistas y accesos.
"Me ha tocado ver a dirigentes de nuestro partido (por el PJ) pidiendo 'Paz, Pan y Trabajo'. Esos hombres convocaban a movilizaciones, o al derecho de huelga constitucionalmente establecido y respetado por esta argentina, que es presidenta. Pero también es sagrado el derecho de cada trabajador de elegir. La voluntad de los trabajadores no puede ser dominada por nadie, tiene que ser expresada con libertad", exhortó la jefa de Estado. "Hoy no fue una huelga, ni un paro, ni siquiera un piquete. Fue un fenómeno sociológico y económico. Y me niego a decir piquetes porque me acuerdo de Aníbal Verón o del actual intendente de Cutral Có (por Ramón Rioseco, NdR) que lideraba la protesta. Me acuerdo de Kosteki y Santillán. No los imagino viajando con su familia a Miami", ironizó la mandataria en alusión al reciente viaje de Micheli a la ciudad estadounidense. "Esto fue un apriete o una amenaza", insistió.
El paro también motivó críticas entre funcionarios del Ejecutivo y algunos gobernadores. Por la mañana, horas antes de la respuesta de Cristina, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, dijo que la medida de fuerza debía ser considerada un "piquetazo" y no un "paro". "Un paro es cuando los obreros y los empleados deciden no acudir a sus lugares de trabajo. Esto es un piquetazo extorsivo, en el que los que logran ir a trabajar son apedreados, como estamos viendo en el centro porteño", diferenció Abal. Algo similar planteó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. "La proporción de la metodología utilizada (por los piquetes) va en relación directa con el grado de debilidad que tienen quienes convocan. La totalidad de los trabajadores representados, si hubieran parado absolutamente todos, no representa más del 25%, porque sumados Micheli y Moyano, ambos no representan a más del 25% del total de los trabajadores", lanzó Tomada.
La medida de fuerza también fue criticada por los gobernadores Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Eduardo Fellner (Jujuy). El primero fue especialmente duro con Moyano, a quien definió como un "chirolita al servicio de Clarín y la Sociedad Rural". "Si Hugo Moyano tiene otro modelo de país para ofrecerles a los argentinos que nos cuente cuál es y se presente como candidato", atizó, para luego definir a los dirigentes que convocaron al paro como "idiotas útiles que se prestan al juego de las corporaciones, que tanto daño le hicieron a la clase trabajadora en la historia del país." El jujeño Fellner, por su parte, consideró que Moyano "está perdiendo el rumbo" y le reprochó por "confundir los cortes de ruta y el piquete, con que los trabajadores ejerzan el legítimo derecho de huelga". «
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