Pese a que la Casa Rosada tratará de apropiarse de la victoria de Suárez de cara al 27-O, lo cierto es que los radicales construyeron su propio triunfo.
El radicalismo retuvo el último bastión propio que debía defender en 2019. Rodolfo Suarez gobernará Mendoza hasta 2023, tras una elección que hasta hace poco tiempo atrás parecía un trámite para el oficialismo del mandatario Alfredo Cornejo. Pero en el último mes, tras las PASO nacionales, el clima había virado a un mayor optimismo del PJ: la victoria de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri prometía resolver las propias internas del peronismo mendocino y dejar atrás la mala gestión 2011-2015 de Francisco Pérez, quien terminó la administración provincial sin poder pagar los sueldos. Finalmente, a Anabel Fernández Sagasti no le alcanzó la ola Alberto F., pese a la lógica nacionalización de la campaña por la que apostó su espacio. Una euforia que fue al final apenas una expresión de deseo.
El artífice de la victoria fue Cornejo, titular del radicalismo. No sólo por el reconocimiento a su mandato que hicieron los mendocinos, sino por haber ideado la estrategia de provincializar estos comicios. El gobernador no sólo fue el aliado más crítico de Macri, sino que desoyó los ruegos veraniegos del Presidente de unificar las elecciones. El mendocino leyó pronto -pese al sectarismo del ala dura del PRO- que la candidatura de Macri a presidente no sólo era errónea para la nacional, sino que su pretensión de pegar las votaciones locales en los distritos propios podía llevar a una catástrofe electoral: el riesgo era dejarle servido en bandeja al peronismo todas las gobernaciones en juego; riesgo que hoy en Buenos Aires sufre, por ejemplo, María Eugenia Vidal, acaso con menor margen de rebelión que los radicales. El jujeño Gerardo Morales también separó las elecciones y puedo ser reelecto.
Allí estuvo el primer acierto de Cornejo: desdoblar los comicios, salir de la agenda nacional y también correr a Macri de cualquier acto relacionado con Mendoza. Mientras sus rivales PJ recordaban que el titular de la UCR es un actor relevante de la mesa nacional de Cambiemos, y que hasta encabeza la lista a diputados nacionales de Juntos por el Cambio, Cornejo y Suarez se concentraron en la provincia. En recordar el ordenamiento de las cuentas, en la comparación con la gestión de “Paco” Pérez (el Macri de Fernández Sagasti) y en un discurso que también puso el foco en la seguridad.
Por eso, en la Casa Rosada la sensación será ambigua: si bien tratarán de apropiarse de la foto ganadora de Suarez de cara a la difícil tarea de revertir las PASO, lo cierto es que los radicales mendocinos construyeron su propio triunfo. Pese a Nación y no gracias a Nación.
En ese sentido, en Cambia Mendoza no tienen mayores esperanzas de que Macri llegue a la segunda vuelta contra Alberto Fernández. Y desde el entorno de Cornejo imaginan que los términos de la alianza se reconfigurarán, sin romperse. “Un Cambiemos sin Macri, sin Peña, sin Carrió”, confían. Proyectan un mayor protagonismo de la UCR pero con Horacio Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio o María Eugenia Vidal dentro de la conducción de una sociedad reinventada.
Los mendocinos eligen gobernador, legisladores provinciales e intendente y concejales en 14 departamentos.
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Los mendocinos eligen gobernador, legisladores provinciales e intendente y concejales en 14 departamentos.
Imagen: Prensa de Gobierno de Mendoza.
Y, en clave provincial, Cornejo será el encargado de hacer el puente Alberto F – Suarez. “Tienen buena relación, se conocen desde hace años”, dicen en la provincia. De tiempos de la concertación, de los radicales K. Por eso, Cornejo, desde afuera del Ejecutivo mendocino, seguirá teniendo un rol clave.
De todos modos, más allá de la futura relación provincia – Nación, en Mendoza esperan que la próxima gestión local refuerce el área de Energía (hoy parte de un mega Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía a cargo de Martín Kerchner que ahora podría subdividirse). Proyectos mineros con la recuperación de Potasio Río Colorado a la cabeza, desarrollos en el sector de Vaca Muerta que invade el sur mendocino y la megaobra de la presa de Portezuelo del Viento garantizan cierto nivel de actividad más allá de los tironeos por el reparto de fondos.
Por el lado del PJ, la senadora nacional kirchnerista Fernández Sagasti se lleva una derrota dura, pero también un final positivo a lo largo de una carrera que comenzó en las PASO del 9 de junio. Allí venció a Alejandro Bermejo, del peronismo de los intendentes, y quedó con apenas 35 años como la jefa del PJ local. No sólo disputó la gobernación pese al último antecedente justicialista en Mendoza, sino que queda posicionada para batallas futuras, aunque ayer terminó perdiendo por mayor margen del que proyectaba.
Además, incluso en el sector vencido le reconocen que ha logrado integrar a los diferentes actores del PJ mendocino en una unidad que parecía remota poco tiempo atrás. Un ánimo dialoguista que comenzó con el propio Cornejo el año pasado, cuando tras un encuentro entre ambos se probó el traje de candidata para la gobernación. Y que siguió en el reconocimiento de espacios al peronismo de los intendentes en las listas nacionales. Asimismo, la senadora mostró su buen vínculo con Alberto Fernández, quien le dio un apoyo explícito, con desembarco incluido la semana pasada, cuando juntó en Mendoza a todos los gobernadores opositores a Macri. De todos modos, pese a los elogios públicos de los intendentes PJ, hubo cortes de boletas llamativos en municipios como Maipú o San Rafael.
El mérito de Sagasti en la reconstrucción del partido a nivel provincial con enlaces nacionales no es menor, aún pese a la derrota holgada contra Suarez.
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