Si De la Sota pierde frente a Massa, Juan Schiaretti queda como máximo referente del PJ.
Esta noche, cuando se oficialicen los resultados de las Paso, pueden ser una bisagra para la hegemonía de José Manuel de la Sota en el poder de Córdoba.
Si De la Sota derrota al exintendente de Tigre, Sergio Massa, se allanará su camino para competir en las presidenciales del 25 de octubre. “La final”, como el gobernador consideró a la primera vuelta electoral nacional, en sus últimos discursos y spots de campaña.
En cambio, si gana Massa, para De la Sota significará quedar al margen. El segundo efecto será que prácticamente le trasladará de manera anticipada el liderazgo del PJ cordobés al gobernador electo Juan Schiaretti. De la Sota y Schiaretti conformaron una exitosa sociedad en los últimos 16 años. Pero, sin dudas, el líder siempre fue el actual gobernador.
En las elecciones provinciales del 5 de julio, esa sociedad consiguió extender su estadía en el Gobierno provincial. Aunque habrá un cambio trascendente: por primera vez, Schiaretti asumirá con la posibilidad de repetir mandato dentro de cuatro años.
En su anterior período (2007-2011), había asumido con un condicionante político sensible: no podía repetir, con lo cual, como decían entonces los propios delasotistas, el gobernador saliente le prestó el poder por cuatro años.
Ahora es diferente. De la Sota decidió apostar fuerte por su proyección nacional y esto lo aleja del escenario provincial. Aunque en política la palabra “nunca” no existe, en privado el gobernador ha dicho que no intentará regresar al Centro Cívico de Córdoba.
Es muy difícil que alguien que gobernó tres períodos no tenga influencia en su partido, pero en su anterior gestión, Schiaretti ya dio señales de que no le gusta compartir el poder y lo ejerce en todos los aspectos, incluida la conducción partidaria. Los peronistas recuerdan que, en 2010, De la Sota intentó volver a la conducción del peronismo de Córdoba, convencido de que un año después buscaría la Gobernación. Ya por entonces su objetivo fundamental era ser candidato presidencial.
“Vos te encargás de la gestión y yo del partido”, le ofreció entonces De la Sota a Schiaretti, a través de un emisario. La respuesta de Schiaretti no dejó lugar para grises: “En el peronismo, el que gobierna, también conduce el partido”.
Schiaretti aplicó en aquel momento un puro pragmatismo. Sabía que si De la Sota encabezaba el partido, con la perspectiva segura de ser candidato un año después, su gestión quedaría vacía de poder.
Hubo un par de meses de tironeos y roces. Los peronistas memoriosos recuerdan que el 17 de octubre de 2010 De la Sota intentó una demostración de fuerza. Encabezó un acto por el Día de la Lealtad, en el club General Paz Juniors.
Schiaretti ordenó vaciar el acto de funcionarios. El único que no obedeció fue el ministro de Finanzas, Ángel Mario Elettore. De la Sota se reencontró con los militantes de la Capital, luego de un par de años, pero no quedó dudas de que el gobernador tenía el mando.
La sangre no llegó al río. El entonces ministro de Gobierno, Carlos Caserio, medió entre ambos y logró un acuerdo explícito: Schiaretti debía levantar la imagen de su administración –por entonces alicaída– para que la permanencia del PJ en el poder no corriera riesgos.
El final es conocido. De la Sota ganó las provinciales en 2011 por amplio margen y Schiaretti terminó con una buena imagen, lo que este año también le permitió ser candidato y volver al Centro Cívico, el próximo 10 de diciembre.
El resultado de esta noche también influirá en cuestiones inmediatas. Si De la Sota derrota a Massa, no habrá dudas y todo el PJ cordobés se encolumnará detrás de su candidatura para octubre. En cambio, si De la Sota queda al margen, la incógnita es qué hará Schiaretti, quien deberá gobernar con un nuevo Presidente.
De la Sota ha dicho que si pierde cumplirá el acuerdo con Massa y lo respaldará en octubre. Schiaretti no ha dado ninguna pista, aunque no tiene muchas alternativas: un dirigente de su confianza, Carlos Massei, encabeza la lista de candidatos a diputados. Carlos Caserio lidera la de senadores.
Más allá de cualquier especulación sobre un posible acercamiento con el candidato K, Daniel Scioli, en el peronismo local nadie cree que Schiaretti vaya a apoyar a otras listas, que no sean las que integran dirigentes del PJ provincial. Será un escenario distinto si hay segunda vuelta en noviembre. Allí sí, el que resolverá será el gobernador electo, con todo el poder en sus manos.
No obstante, esta noche se puede escribir otra página en la historia del PJ de Córdoba. Si gana, De la Sota extenderá su liderazgo. Si pierde, comenzará otro ciclo, con el poder en otras manos. Nada más y nada menos.
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