El jefe de Gobierno, ante un cierre complicado. Del Sel elude una candidatura. Y todos hacen cuentas.
Nadie quiere quedar en la foto equivocada (cierre de alianzas)
La disputa electoral suspende todas las agendas. Para los políticos no hay Copa América ni nada que los distraiga. Menos mal que lo tenemos a Scioli, que nos representó en la final del Maracaná y ha sido prenda de buena suerte. La adaptación a los tiempos es otra exigencia. Y al perfil de los nuevos jugadores que buscan su espacio antes del cierre de alianzas, que se verifica este miércoles 14 de julio.
Es un tecnicismo manso, al alcance de pocos expertos, pero que mueve a todos. De esa inscripción depende que nadie quede en la foto equivocada. Según la ley de PASO, quien pierde se queda fuera del juego. Es la razón de que muchos dirigentes anoten varias listas en diversos lemas con identidades embozadas. Si uno no funciona, nos queda el otro. Es el momento cuando cada cual muestra su verdadero rostro, el que yace bajo el barbijo traicionero, falaz y descreído, y su paciencia para la negociación.
"Si un jugador distribuye con generosidad, el otro se vuelve progresivamente más generoso. Y al revés, si uno no es generoso, el otro distribuye de forma cada vez más egoísta". Lo dice Sigman, no el de las vacunas sino Mariano, un neurólogo estrella que sabe de cerebros saludables (La vida secreta de la mente -2015-).
Un buen caso, como ejemplo, lo da María Eugenia Vidal. Su abstención en Buenos Aires provocó la oportunidad para el envión radical con Facundo Manes a la cabeza para enfrentar al larretismo que sostiene a Diego Santilli. No habría Manes con Vidal en la cancha, que aporta señales oscuras cuando saluda la amistad con Martín Lousteau, su adversario en la CABA para 2023.
El sábado, después del lanzamiento con barbijo -una rareza comunicativa entre políticos- que se sacan fotos ocultando su rostro, tuiteó: "Gracias, @GugaLusto, porque como decís siempre un mejor radicalismo hace un mejor @juntoscambioar y vos hiciste un mejor radicalismo en la Ciudad y lo estás haciendo en muchos lugares del país".
¿Es un vuelto a las críticas de Gerardo Morales y Alfredo Cornejo, radicales que la atizaron por cambiar de distrito, cuando salieron del desayuno del miércoles en la casa de Manes? Que agradezca que nadie lee esos mensajes, y menos en el día de la final del Maracaná, porque las relaciones con los socios radicales están hoy en su momento más delicado.
Larreta, ante otro examen de liderazgo: Córdoba
Cuando terminó el lanzamiento del sábado en el jardín de Palermo -zona de parques, junto a GEBA-, la mesa porteña se enfrascó en un debate sobre las posiciones relativas en todo el país. Como estaban varios jefes partidarios -Larreta, Patricia Bullrich, Maxi Ferraro, con algunos locales como Lousteau - hicieron recuento de daños. Son varias las zonas en emergencia, que conviene atender para preservar la clave de todo, que es la unidad.
La más crítica es Córdoba, la segunda provincia con más votos del país, capital del anti kirchnerismo, y que fue decisiva en las elecciones de 2015 para el triunfo de Cambiemos. Entre los desaguisados de Mauricio Macri antes de viajar a Madrid estuvo un bautismo de candidatura a senador nacional para su exministro Gustavo Santos.
Ese gesto precipitó una alianza con Luis Juez, que se quedó con ese ticket y bajó a Santos a diputado. De los radicales, ni hablar, cuando son la fuerza de mayor despliegue territorial de la oposición, y tienen en Mario Negri al jefe del interbloque nacional de Juntos por el Cambio - y al más prestigioso en las encuestas. ¿Va a ser candidato?, le preguntan. "No depende de mí", replica. Espera una respuesta a la pregunta que él les dejó a los jefes del PRO nacional en la serie de reuniones que tuvo con ellos esta semana: ¿el PRO va a seguir jugando solo en cada provincia o va a renegociar las relaciones con los integrantes de Juntos por Cambio?
Esta semana Negri y Morales se lo van a plantear formalmente a Patricia Bullrich -presidente del PRO- y a Larreta, el principal gobernador de esa fuerza. Larreta admitió en esa reunión de Palermo que Córdoba plantea la situación más delicada, y respaldó la posición de Negri de negociar la estrategia. Lo mismo afirma Bullrich. Si no hay acuerdo con el PRO en Córdoba y no hay UCR en la cabeza de las listas, el beneficiario será el peronismo de Juan Schiaretti, porque podrá promover cortes de boleta en los 130 municipios de la UCR, que favorecerá a los candidatos del oficialismo.
Los acuerdos son entre partidos, no personas
Larreta y Bullrich parecen comprometidos en llegar a una salida que repare a todos por allá. La situación no se negocia sólo con Negri, que tiene mandato de diputado nacional hasta 2023 y para quien un pase al Senado, en donde JxC es minoría, no es el mejor negocio. Le tienen que asegurar que, si declina la senaduría, conservará el rol que tiene hoy en Diputados como jefe del interbloque.
Desde 2021 estarán en la cámara nuevos actores, como Vidal o Julio Cobos, que querrán disputarle esa dignidad. Si declina la senaduría en manos de Juez, tiene asegurado un diputado de su observancia como Marcos Carasso, que sigue en la lista de candidatos de 2019, y que sube si Juez pasa al Senado. Tiene derecho, por el rol que cumple en la oposición, a que su sector tenga la segunda posición en la nómina de senadores.
El papel de Negri es fruto de finos arreglos, que en su momento alcanzó con amplia mayoría de votos de su bloque radical, y frustró las aspiraciones de otros, como Cornejo. Un ingrediente que agrega Negri a su perfil es el papel de principal representante de la oposición. Es quien habla con el oficialismo cuando hace fata. Y también quien hace de látigo -whip, le llaman los anglosajones- en cierres de debate que suelen viralizarse. Por ejemplo, el que pronunció el jueves en la sesión de informe del jefe de Gabinete, circuló desde ese día por las redes, y hasta este domingo había superado las 400 mil visitas.
En la democracia al revés: elige el de arriba
En Buenos Aires sigue en observación el expediente Santilli. Una audacia ésta de Horacio, hasta ahora un estilista de la moderación, la de jugarse el futuro con el gol de oro, esa regla que corona a quien hace el tanto del desempate, y sepulta por muerte súbita al competidor. Y más aún, que lo haga en confrontación adelantada con un primo y socio de la oposición como Manes, no con los adversarios del oficialismo.
El tiempo dirá si fue acertado o no jugar todo en una partida que, si la pierde, sepulta o posterga su carrera presidencial, tal como le ocurrió a Fernando de la Rúa en 1993 cuando nominó a Martha Mercader como candidata a diputada nacional por la Capital. Su derrota en aquella elección postergó su carrera hasta 1999. Estas audacias son interesantes, porque acercan a políticos de aparato como él al calor de las urnas.
La democracia, tal cual como la conocemos, está basada sobre la construcción de poder de abajo hacia arriba. La imposición de formatos autoritarios interceptó ese método, y lo reemplazó, por el contrario: las listas se hacen de arriba hacia abajo. Los nominados agradecen al jefe partidario que los haya “elegido”, no a quienes los votan. El formato, técnicamente despótico, es el rostro de la democracia popular de mercado, que busca figuras conocidas en tiempos de desprestigio de los políticos profesionales. El dirigismo no es infalible y cuando un político de aparato se enfrenta con la urna puede tener sorpresas.
Nubosidad variable para Vidal
El proceso de 2015 es una prueba. Macri se construyó como un político de aparato, un sueño de Duhalde, a quien representó en su primera elección de 2003 por el gobierno de la ciudad –año cuando fue candidato del PJ Capital, Ana Mosso conducción-. Su ascenso político se lo permitió la búsqueda de la identificación con el electorado de la burguesía de las grandes ciudades. Empezando por los radicales. Recorría el país, ya siendo jefe de Gobierno y acompañado por emblemas del fútbol, y escuchaba: me gustaría votarlo, pero soy radical.
El trabajo sobre su relación con ese sector de votantes cristalizó en la alianza de 2015 con los radicales y Carrió. Migró del aparatismo a una identificación con la calle. Y eso le permitió ser presidente, no el blanqueo de su imagen negativa como creen algunos analistas. Larreta fue contra Michetti en unas PASO en 2015. Ella buscó la identificación con la calle, que le permitió una competencia airosa (quedó 9,5 puntos abajo). La misma experiencia tuvo Larreta en el balotaje contra Lousteau de aquel año, que parecía un paseo, pero “Guga” cosechó adhesiones entre el radicalismo sociológico de la CABA, más apoyos inconfesables del peronismo, y se puso atrás con apenas 3 puntos de diferencia.
Hoy Vidal ríe por la sencillez del desafío de una lista opositora como la de Ricardo López Murphy, en unas PASO de JxC en la CABA. ¿Midió lo que puede alcanzar el bulldog si suma a su lista dirigentes del radicalismo que quedaron fuera del radar de Larreta, como Facundo Suárez Lastra, Jesús Rodríguez, Adolfo Rubinstein o Luis Brandoni? Ojo al Cristo, que es de plata, dirían en los pueblos (en otros dirían "es de lata", siempre vale menos que si fuera de oro, como el gol de Di María).
Alquimia para armar listas
La incursión de López Murphy suma nervio porque es socio eterno de Bullrich, jefa del PRO, desairada por Macri, quien no la defendió en su carrera para encabezar la lista de diputados porteños y la cambió por Vidal. Se queja de que Mauricio arregló todo a solas con Larreta y ahora le dejan a ella arreglar los desaguisados de Córdoba, Buenos Aires o Capital. Está por probarse si ella tenía más votos que Vidal. Lo que es seguro es que ninguna de las dos tiene más votos que la marca JxC, y que ella va a apoyarlo a López Murphy.
La diferencia con 2015 es que hoy las marcas valen más que los candidatos. También está por probarse la hipótesis que repite Horacio: a JxC lo van a votar los sectores más duros, los que representan Mauricio, Pichetto o Bullrich y López Murphy. Para ganar y poder gobernar, agrega, es necesario buscar además el voto de sectores más acuerdistas o neutros.
La explicación más completa la dio Larreta en el almuerzo de hace dos sábados en la casa de Miguel del Del en Santa Fe, con Elisa Carrió, Álvaro González y Maxi Ferraro de testigos. Tenemos que armar una estrategia que nos permita ganar en 2023, y poder después llamar a quien sea necesario para gobernar, como no pudimos entre 2015 y 2019.
No alcanzó para convencer al Midachi de ser candidato a senador, pero sí para conocer los detalles de esa percepción estratégica que alumbra los pasos de Larreta. En Capital el piso de votos para entrar en el d'Hont será del 15% -el mismo que había que sacar en las PASO en 2019 para combinar mayorías y minorías-. Ese valor hay que cruzarlo con otras dos discriminaciones positiva: el cupo y la paridad de género. Un López Murphy debe tener asegurado en la coalición y en Justicia que, si entra en la mezcladora por la minoría, ocupará el primer cargo que le corresponda a su lema.
La paridad impone que el orden sea hombre-mujer-hombre-mujer, etc. Como Vidal es mujer, debería ir él por la minoría. En anteriores elecciones, como la de Comunas de 2015, ocurrió que el primero de la minoría, por ser varón, debió dejarle el cargo a una dama y pasó al fondo de la lista. Nadie puede asegurarle nada a nadie. En 2015 la Justicia, de oficio, reordenó la lista de candidatos de Cambiemos a diputados nacionales en la CABA y puso, por el cupo, a Cornelia Schmidt-Liermann por encima de Pablo Tonelli.
En otro contexto, en Chile, en las últimas elecciones a constituyentes, hubo 14 varones que ganaron bancas y fueron reemplazados por mujeres, también por el principio del cupo. En la provincia de Buenos Aires, la coalición definirá entre lunes y martes -o de antes del cierre de alianzas del miércoles - cuál será el piso. Será alto para diputados nacionales (25%, digamos) y bajo para legisladores y concejales.
Fiebre de economistas candidatos
Paul Krugman explicó hace años -en su libro “Vendiendo prosperidad” (Peddling Prosperity: Economic Sense and Nonsense in an Age of Diminished Expectations, 1994)- cómo Ronald Reagan tuvo la idea de sumar a los economistas al debate político cuando era candidato presidencial en los años '70. Los sacó de la academia y los llevó a los debates de campaña en los medios, para instalar algo que hoy es común en la agenda política, que la economía conduce a la política y puede traer la solución a los problemas de la sociedad.
Fue una novedad que explica la recurrencia de los economistas en la política, algo difícil de justificar en la Argentina, país del recurso abundante administrado por expertos en el recurso escaso -o sea los economistas- y en donde la restricción económica nunca arrincona a la política. Cuando esa restricción amenaza realmente, la política da un golpe -blanco o negro-, cambia la moneda, devalúa, desagia, hace caer a un gobierno, instaura quien sacó menos votos –Duhalde, Kirchner- imprime cuasimonedas, y cuando se iban a ir todos, vuelven, ellos y su familia, hasta con el perro. Bonifacio del Carril ha contado en algún volumen de memorias de su juventud nacionalista en los '40: nosotros nunca hablábamos de economía, hablábamos sólo de política.
Conservadores con la música a otra parte
En este turno electoral hay reflujo de los economistas. El más notable es López Murphy, pero en Córdoba se está anotando Roque Fernández como candidato a senador nacional por una alianza del Partido Demócrata y la UCeDé. José Luis Espert teje su candidatura en Buenos Aires, con una liga que forman los partidos Demócrata, Autonomista, Popular y otros. También Javier Milei arma una candidatura con sellos en formación como Libertarios, Ciudadanos, Anticorrupción y sectores conservadores desencantados por la cercanía de López Murphy hacia JxC.
Estos movimientos son la respuesta a desaires del PRO hacia sectores conservadores. En la CABA el partido Demócrata está formalmente en JxC, pero no figuraron en el lanzamiento de Palermo del sábado. Ni con barbijo. Algunos estaban cerca de Bullrich o de López Murphy, pero han preferido acercase a Milei, un liberista de la economía. La misma distancia social aparece en Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, Chaco y quizá San Luis, en donde arman listas sin JxC.
Esto suma facturas sobre Eduardo Macchiavelli, secretario de PRO y encargado de asuntos territoriales, que ya tuvo chispazos también con los radicales en Santiago del Estero. Ayatolás todos de la ortodoxia económica, se enardecen con los dichos de Cristina y Maxi Kirchner de que no van a pagar la deuda. Una perogrullada: el peronismo tiene al país en default desde hace 20 años -salvo dos años de Macri, que arregló con un sector de los bonistas privados-, pagando sólo el mínimo para que no les corten la tarjeta de crédito. }
No les impidió la gobernabilidad, porque el país se financia con la economía en negro -USD 500.000 millones en el colchón-, los impuestos inflacionados, la recaudación del Anses y el apoyo de los multilaterales que nunca han dejado de aportar, ni con Macri -FMI- ni con el peronismo -Banco Mundial, CAF, BID-. No es la economía, estúpido.
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