El gobernador, en modo pulpo: cortes de cinta, cumbre con sus pares de la Región Centro y encuestas. El pool federal y la sucesión de Ignacio Lamothe.
Por Yanina Passero.
Una larga gira por el exterior para buscar fondos frescos. Un océano de distancia para repensar en soledad la estrategia política. El gobernador Martín Llaryora regresó a Córdoba este viernes con una nueva hoja de ruta. Pondrá el acento en mostrar que su prioridad es la gestión de la provincia.
Apelará al manual clásico con recorridas para entregar fondos a los municipios, inaugurará obras en la Alta Gracia gobernada por Marcos Torres, el peronista que cruzó a los cordobesistas en el gobierno de Javier Milei por los subsidios al transporte. También lanzará una campaña anticipada contra el dengue y viajará a Rosario para reunirse con Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos).
Todas muestras de un sentido estratégico que tendrá como eje la producción y la defensa del federalismo. En concreto, será el anfitrión de la cumbre que organiza el Consejo Federal de Inversiones (CFI) este jueves y viernes en la ciudad capital.
La Jornada Federal de Políticas Productivas para el Desarrollo contará con la presencia del secretario general del organismo, Ignacio Lamothe, quien compartirá la apertura con Llaryora. El evento tendrá la participación activa de las autoridades de los ministerios de producción de todo el país. Como resultado de los intercambios surgirá la hoja de ruta productiva federal.
El encuentro es de interés estratégico, pero no quedará exento de la rosca, porque en el último trimestre del año el CFI debe renovar autoridades, ya que el mandato de Lamothe vence en octubre. En el under porteño circulan nombres para la sucesión y presuntos apoyos.
Los nombres en danza para conducir el CFI
En concreto, una de las asociaciones más escuchadas une a Llaryora con Bruno Screnci, el exministro de Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en la ciudad de Buenos Aires. Es cierto que se conocen desde los tiempos en que el primero militaba actvamente en menemismo y el segundo integraba el grupo de jóvenes entusiastas que apoyaban a Palito Ortega, junto con Sergio Massa y Diego Santilli. Hablan con frecuencia, pero en el entorno directo del cordobés no confirman ni desmienten el juego por el control del CFI.
Maximiliano Pullaro, Rogelio Frigerio, Martín Llaryora se reunirán en Rosario, en el marco del Coloquio de IDEA.
Lo mismo ocurre en la mesa chica de Pullaro, donde admiten que “no están apoyando a nadie”, aunque entienden que esa rosca será inminente. Se necesitan 16 votos para consagrar al secretario general del CFI.
Otros de los nombres que suenan son el propio Lamothe; el excandidato a gobernador de La Rioja, Felipe Álvarez, de buen vínculo con el chubutense Ignacio Torres y el neuquino Rolando Figueroa; y Sebastián García de Luca. El exarmador de Patricia Bullrich no sólo tiene una estrecha relación con Frigerio, sino que cultivó lazos con otros mandatarios que jugarán sus fichas en la elección del CFI.
Este organismo es central para la articulación de políticas productivas, oficia de core competence de los gobernadores. Más allá de la rosca, Llaryora aprovechará la localía del evento para remarcar su perfil productivista, cuya huella quiere dejar en la gestión. Así se lo recomiendan las encuestas.
No hay política en Córdoba sin gestión y sin encuestas
Los sondeos de alto consumo en el Panal, como se conoce a la casa de gobierno, reflejan una tendencia previsible y que explica por qué el cordobesismo no puede jugar fuera de sus márgenes.
Llaryora tocó fondo en los sondeos cuando protagonizó el duelo de verano con el Presidente. Conforme fue bajando la espuma, se recuperó al ritmo de las muestras de gestión. El último informe de julio del consultor Cristian Butié muestra al gobernador con un 60,7% de imagen positiva, contra una negativa de 36,4%. Mejoró 2,5 puntos con respecto al informe de junio del politólogo oriundo de Río Cuarto.
“Hacer”, el verbo divino del cordobesismo, será la constante de esta etapa. Como contó Letra P, la búsqueda de fondeo internacional en tiempo de vacas flacas asoma prioritario para un plan de gestión insignia, que le permita mostrar su ADN a la sociedad que lo votó, aún sin conocerlo demasiado.
Diferenciarse de la “marca” de sus antecesores es una necesidad. La misma consultora política muestra que Juan Schiaretti sigue siendo el dirigente político más valorado en la provincia. El tres veces gobernador terminó julio con un 68% de imagen positiva, dos puntos arriba de Milei.
Los buenos muchachos cordobesistas
Diferenciarse no es igual a separarse. Llaryora imagina su construcción también con Schiaretti, aunque esto suponga tensiones. El contador está dispuesto a marcar los tiempos y las formas, como lo hizo en 2023. Los contrapuntos habituales se complejizan en el escenario reciente. Llaryora ya no es un “delfín” y juega con autonomía.
No es de extrañar que esto genere comentarios internos en clave de reproche. Intimidad cordobesista.
Con todo, el trabajo seguirá siendo conjunto y su expresión será Hacemos por Argentina, la criatura nacional de Schiaretti. Mientras tanto, Llaryora allanará el camino. Su objetivo será Luis Juez, como adelantó este portal. Es un enemigo cómodo porque lo conoce, aunque incomoda su sociedad con el radicalismo y sobre todo la posibilidad de que sea candidato de La Libertad Avanza el año que viene. Queda claro que esta situación operará como baja de la candidatura del hombre “más cordobés que el caracú”.
La interna de la UCR que mira Martín Llaryora
Rodrigo de Loredo, en medio de la interna de la UCR que va viento en popa, está dejando en claro que la alianza con el jefe del Frente Cívico es de extrema necesidad (aún). No aceptó la oferta del bipartidismo en 2023 que el llaryorismo le ofreció al prometer un camino despejado a la Municipalidad capitalina y el diputado rechazó. Tampoco lo hará ahora, mientras Milei siga mareando al elenco estable de la política en la provincia.
Hay una sensación de que no hay ventajas competitivas para ningún protagonista. El cordobesismo juega en todas las canchas. Hay un trasfondo de interna, pero en la película el final siempre es el mismo: la complementariedad.
Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Marcos Ferrer cuidan el vínculo en Córdoba.
Mientras Schiaretti arma a nivel nacional, Llaryora atalona el proyecto provincial y el intendente de Córdoba, Daniel Passerini, comienza a suturar las heridas del peronismo enojado con el Partido Cordobés (que deja la cacería opositora para plantear una forma “respetuosa” de abordaje) y polemizará con Milei. Los subsidios al transporte serán el eje de los contrapuntos que, incluso, tendrán ribetes de desconocimiento público de los cordobeses en el gobierno de Milei.
Es que Hacemos será oposición. Acá, allá, en todas partes. “La única oposición”, la estrategia que ya cocina para 2027.
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