Mediante un modelo de recolección implementado en algunas colonias y hoteles de la ciudad de Oaxaca, cada semana, ha logrado transformar en composta 270 toneladas de residuos orgánicos desde 2018
Ante la problemática generada por una gestión inadecuada de la basura en el estado, proyectos como la cooperativa Jujky Et Ecotecnologías para la Tierra hacen la diferencia a favor de mitigar la contaminación ambiental y el cambio climático.
De las 800 toneladas de residuos sólidos urbanos que arroja diario la ciudad de Oaxaca, explica Iván Díaz, coordinador de la cooperativa, 25% son residuos que pueden ser reciclados (como PET, cartón, aluminio); 33% no son aprovechables y 42% es materia orgánica, de acuerdo con el Programa Estatal Para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos y de Manejo Especial en el estado de Oaxaca.
“Esta basura llega a los rellenos sanitarios, tiraderos, incluso barrancas y arroyos. Son una gran fuente de contaminación del suelo, agua y aire, ya que los servicios de recolección de desechos no la separan apropiadamente”, explica Díaz.
Aquí entra la cooperativa, que mediante un modelo de recolección implementado en algunas colonias y hoteles de la ciudad de Oaxaca, cada semana, ha logrado transformar en composta 270 toneladas de residuos orgánicos desde 2018.
Cada sábado, el equipo recolecta basura en las colonias Díaz Ordaz, El Chopo, Fraccionamiento La Luz y el Barrio de Xochimilco, en la ciudad de Oaxaca, así como en colonias de Hacienda Blanca, agencia de San Pablo Etla. También abarcan hoteles y negocios.
Su primera cita es a las 7:00 horas en un hotel del centro. Luego se dirigen a las colonias cercanas, en donde hay puntos de encuentro establecidos previamente por los vecinos.
En ocasiones, cuentan, la campana que usan suele confundirse con la del servicio de recolección municipal y las personas salen con su basura mezclada; es entonces cuando los invitan a separar sus desechos, explicando los beneficios que tiene esta acción para el medio ambiente y para sus hogares.
Para evitar el uso de bolsas plásticas, usan botes de 20 litros, por los que cada vecino paga 20 pesos por unidad.
La ruta de trabajo termina en el fraccionamiento Villas Hacienda Blanca a las 15:00 horas, tras lo cual se dirigen al módulo de compostaje, donde descargan lo acopiado en el día: en una cama ponen los residuos orgánicos domésticos y en otras hojas, ramas, pasto y hojarasca.
Es una pequeña acción, dice Iván Díaz, pero significativa.
“Me gustaría ver a nuestra ciudad cambiar el esquema de un modelo económico lineal en el que adquirimos, usamos, desechamos sin medida y sin una responsabilidad social y ambiental, cambiándolo por un modelo económico circular en el que hagamos valer las reglas de oro que hemos aprendido desde pequeños y de las que todos hablamos, pero nos falta ponerlas en práctica: reducir, reutilizar y reciclar.
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