El extraño episodio sucedió entre Tornquist y Bahía Blanca. Desde mediados de diciembre que un tramo de la obra sobre la ruta 33 tuvo que ser detenido ya que había unas 100 parejas de loros anidando. Los proteccionistas recomendaron que continúen los trabajos cuando las aves emigren.
Parece un hecho insólito pero tiene una explicación ambiental. A mediados de diciembre una comunidad de 100 parejas de loros anidaron en una barranca para tener crías en un montículo que coincidía con un sector de obras sobre la ruta 33.
Este suceso fue advertido cuando se disponían a derribar el montículo. El director del Distrito 19 de Vialidad Nacional, Gustavo Trankels, destacó que se aplicó una “mirada comprensiva desde el punto de vista ambiental”.
A partir de ese momento las obras sobre el kilómetro 29,5 fueron detenidas hasta que las aves emigren aunque continuaron con los trabajos en otros tramos de la traza.
Según los especialistas, esa especie está catalogada como amenazada dado que el impacto del desmonte está produciendo dificultades para la obtención de alimentos.
Un ambientalista, Pablo Petracci, había sugerido lo siguiente en aquel momento: “Estos loros hacen cuevas con una profundidad de no más de 2 metros, por lo que sugerí que dejaran un lugar de hasta 5 metros de ancho, hasta una fecha determinada. Por el crecimiento de los pichones, entiendo que podrán volar de allí a mediados de enero”.
Finalmente pudieron continuar los trabajos sobre ese tramo de la obra en febrero.
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