Los autos estacionados en doble fila, las veredas colmadas de padres y estudiantes y las complicaciones en el tránsito son una fija naturalizada.
Caos, un verdadero caos. Ese es el denominador común de la situación que se vive a diario en las inmediaciones de las escuelas neuquinas -tanto por la mañana, como al mediodía y por la tarde-, en los horarios de ingreso y egreso de los chicos y el plantel docente.
La palabra 'caos' se repite una y otra vez entre quienes describen la situación -a esta altura naturalizada- y que implica una puntillosa organización del tiempo para muchos, malabares de agenda para otros y un acuerdo tácito de paciencia para digerir esa vorágine de autos estacionados en doble fila -muchas veces sin conductores a bordo-, angostas veredas repletas de padres, abuelos, parientes, docentes, niños y adolescentes, algún que otro bocinazo y autos a media marcha tratando de abrirse paso y atentos para evitar accidentes. La foto se replica día a día en diferentes puntos de la ciudad, cada uno con sus particularidades que hacen más o menos sobrellevable la situación.
En los establecimientos educativos situados en el centro neuquino o en sus inmediaciones, el desborde es notable, especialmente en los sectores donde hay una escuela al lado o enfrente de la otra y que - en una suerte de cartón lleno- conviven con otras instituciones con gran afluencia de personas.
Uno de los puntos neurológicos es la zona en la que confluyen el Colegio Dante Alighieri -en Belgrano al 400- junto con la Escuela Primaria Nº201 "Hipólito Yrigoyen" y el Jardín de Infantes Había una vez, apostado sobre la calle Salta, a unas cinco cuadras de Avenida Argentina.
Otro caso paradigmático se da a unas cuadras, en el área en el que se concentra el Colegio María Auxiliadora, el Centro de Educación Física N°1 y la escuela primaria 125, sobre la calle Roca; y el Jardín de Infantes 14 - en la misma cuadra- sobre Bouquet Roldán.
La calma que aún se puede ver alrededor de las 12, con los primeros autos que empiezan a estacionar en doble fila para esperar a que sus hijos salgan de la 125 y del del nivel inicial, contrasta con el trajín de las 12.30 ya con los chicos saliendo de cada establecimiento. Los autos estacionados con balizas en doble fila es la máxima. Las líneas amarillas completamente burladas, al igual que los carteles de "Prohibido estacionar" y los espacios reservados para personas con discapacidad o escolares.
"Yo vine temprano porque pude retirarme un ratito más temprano del trabajo y conseguí espacio, sino estaría en doble fila como el resto de los padres porque ni siquiera a cinco cuadras a la redonda conseguís lugar para estacionar", contó Silvina, quien arribó al lugar unos 45 minutos antes de que su hija salga de la Escuela 125.
Con total naturalidad y resignación comentó que para poder irse tenía que esperar que primero salgan los coches estacionados en doble fila, impidiendo el paso de su vehículo, sobre la calle Roca.
También, con armada de paciencia y con mucha antelación, Norma se organizó como todos los días para llevar a su nieta al María Auxiliadora. Tras el alboroto que implicó la salida de los chicos de la 125, buscó un lugar para aparcar a las 12.15 y se dispuso a charlar y jugar con su nieta hasta las 13.15, horario en que ingresa habitualmente al instituto de origen salesiano.
"Una hora para lograr estacionar sin estar en doble fila, para evitar el amontonamiento o llevarte una criatura por delante porque es un caos. Yo tengo mis precauciones porque son muchos los niños, algunos vienen al jardín. Es riesgoso para los vehículos por la posibilidad de choque y también para las criaturas... Se te escapa una de las manos, Dios no lo permita...", exclamó. "Por otro lado, si estacionás por el CEF, te hacen multa, si estacionás por Belgrano, también... ¿dónde estacionás? No hay lugar", postuló.
El mismo planteo hizo Mariana, una docente que, con las agujas del reloj en la nuca, acompaña a su hija un rato en la puerta del María Auxiliadora, para luego dejarla sola unos minutos con toda una serie de consejos y recaudos. Tras constatar que ya hay papás y niños esperando para entrar, dispara para llegar a tiempo a su puesto de trabajo en otro colegio.
"Yo tengo que salir con mucho tiempo no solo por el tema del estacionamiento de acá, sino por el tránsito en general. Está muy mal planificado todo. Cruzar la ruta en ciertos horarios, tenés que esperar varios turnos de semáforos porque no tenés turno en todos lados, sumando las calles que están arreglando", dijo mientras el boncinazo de un colectivo apuraba a un automóvil casi empujándolo.
Ausencia de inspectores de tránsito
"Los agentes de tránsito estuvieron el primer día de clases, después no los ves. Tendría que haber un policía en la puerta a las 12.15 parado ahí y que guíe el tránsito como en las viejas épocas. Estando la policía, el tema funciona, pero tienen que estar. Yo estoy de acuerdo con que multen a los que estacionan en doble fila porque no dejás circular, se juntan los micros. Ahora vas a ver el caos dentro de 10 minutos, cuando salgan los chicos del secundario, entren los del primario y empiecen a llegar los del turno tarde de la 125", anticipó Norma, sin exagerar.
"Los inspectores de tránsito han venido un par de veces, pero los padres nos quejamos porque son dos o tres minutos que dejas o te llevás a tu nene y te vas. De lo contrario, imaginate lo que implica conseguir estacionar a seis cuadras, venir caminando mientras que tu nene tiene que esperar acá solo. Tenemos paciencia con el estacionamiento en doble fila porque todos estamos en la misma situación", planteó Silvina dando cuenta de la compleja situación que viven los padres y la comunidad educativa, en general, al tener que congeniar sus compromisos laborales con los horarios de entrada y salida de sus hijos en un tiempo limitado.
"Acá está siempre complicado. Esta calle es una arteria, pasan colectivos, camiones, se pone más complicado con los autos estacionados en doble fila. Si te venís unos minutos antes podés dejarlo a unas cuadras y venís caminando, pero la mayoría de los papás van a trabajar o salen con permiso de los trabajos para venir a buscarlos. La verdad es que no sé cuál sería la solución", esgrimió Felipe, mientras aguardaba la salida de su hijo de la escuela primaria.
Otro factor: el Estacionamiento Medido
Tanto Felipe como otros padres contaron que la imposibilidad de conseguir estacionamiento en los alrededores de las escuelas se da desde la mañana temprano. "Los que trabajan en gobernación y en otros lugares céntricos estacionan por acá y se van caminando porque acá no se cobra el estacionamiento. Yo trabajo por acá a la vuelta, en traumatología, y el paciente que va tiene también dificultades para estacionar. Dan 600 vueltas para conseguir un espacio", lamentó al visibilizar la problemática que tienen personas con problemas de salud y con dificultades para hacer largas cuadras caminando. "En esta zona hay muchas clínicas, consultorios. Es un radio complicado", agregó.
"A veces viene la grúa a llevarse algún auto estacionado en el espacio para personas con discapacidad porque estacionan el vehículo y se van a trabajar. La mayoría de los autos estacionados no son de los papás de los chicos ni de los docentes, son de los trabajadores que los dejan acá para evitar el estacionamiento medido", contó una maestra. "Vos venís a las 6:30 de la mañana y ya está todo ocupado", añadió, remarcando que el panorama que se vive sobre calle Roca se replica en Carlos H. Rodríguez, donde entran y salen los estudiantes de cuarto, quinto y sexto grado; y en la puerta del Jardín de Infantes situado en Bouquet Roldán 210.
"Todo eso complica porque los papás tienen que hacer doble fila y es un riesgo pasar con los nenes entre los autos, subirse a los autos, salir. Es como una carrera", advirtió, haciendo alusión al operativo contrarreloj que tienen que hacer los padres procurando la seguridad de sus hijos y atendiendo también a sus tiempos también que incluyen olvidos, alguna complicación o comentario con otros compañeros.
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