Una ciclovía de 4 kilómetros debería estar construida desde 2011 en el Camino de Sirga, entre la Capital y Yerba Buena. Aunque el Estado provincial gastó unos $ 320.000, según informes oficiales, sólo se edificaron allí algunos metros de contrapiso, se instalaron unas pérgolas, algunas hamacas, y el resto de los trabajos quedaron sin hacer.
El arquitecto Julio César Villafañe fue uno de los empresarios contratados -por vía directa- por la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU) para realizar esos trabajos, durante la gestión del investigado ex funcionario Miguel Ángel Brito. Y el contratista, dueño de una firma constructora que lleva su nombre, acabó imputado -junto a Brito y otras cuatro personas- en un juicio de responsabilidad iniciado por el TC, debido al caso de la ciclovía “fantasma” del Camino de Sirga.
“Lo que quiero es blanquear y aclarar esta situación”, asegura Villafañe, mientras acomoda algunas carpetas sobre la mesa. Apoyándose en esa documentación, el arquitecto sostiene que, en realidad, puso $ 250.000 de su bolsillo para los materiales de la ciclovía, aunque él debía prestar “sólo la mano de obra para el contrapiso”. Agrega que debió abandonar los trabajos porque el proyecto había sido mal diseñado por la DAU, y que los costos excedían lo presupuestado cuando no se había ejecutado ni la mitad de lo acordado. Y afirma que, en el juicio de cuentas, destacará ante el TC la imposibilidad de avanzar con las labores acordadas, debido a que la repartición no le enviaba recursos.
“Con las rampas para discapacitados pasó lo mismo”, apunta Villafañe, en alusión a que dice haber solventado las tareas con fondos de su firma. En su justificación, el empresario detalla que no era su responsabilidad edificar las plataformas, sino colocarlas, pero que sus empleados debieron construirlas varias veces con materiales propios y ubicarlas en lugares que tanto Miguel Brito como el ex subdirector de la DAU, Roberto Bianchi, le iban indicando. “Me llamaban y decían: ‘Julio, el gobernador (José) Alperovich va a inaugurar mañana tal obra de cordón cuneta en tal barrio’; entonces, nosotros íbamos la noche antes y poníamos las rampas”, relata el arquitecto.
Villafañe, en un tramo de la entrevista, apunta que ha decidido no realizar más obras públicas para el Estado provincial por la falta de pagos. Y que la gota que rebasó el vaso fue cuando la DAU lo convocó para realizar un trabajo “llamativo”, que -según su versión- no le fue abonado en su totalidad.
“Yo le hice refacciones para la casa de la hija del gobernador, Mariana (Alperovich). Los tres primeros pagos me los hicieron (de manera privada), y después me dijeron que con obras de la DAU me iban a completar. Pero al final eso no pasó”, reveló el empresario.
- ¿Còmo llega a ser contratista de Arquitectura y Urbanismo?
- No es que comencé en la DAU con la obra de la ciclovía. Yo trabajaba para una constructora como jefe de obra e hice refacciones en el Instituto Roca. Ahí lo conocí a Bianchi. Cuando decido irme de esa empresa, porque quería progresar, empiezo a tocar puertas, y una fue la de la DAU. Le pregunté a Bianchi si había algún trabajo para mí, y me contestó: “mirá, por ahora no hay nada, pero por ahí sale algo”. Y me explicó cómo eran los trámites ahí, con la ley N° 7.960 (permite a la DAU hacer contratos directos por hasta $ 150.000 en casos de necesidad y urgencia).
- ¿Y cuál fue su primera obra?
- Junto al Ferrocarril Mitre, en una repartición que no recuerdo el nombre (según los registros, fue en 2010, en una dependencia de la Secretaría de Estado de Obras Públicas). Se llovía entero. En el acto me preguntan cuándo podía empezar. Entonces yo vendo mi auto para tener mi primera obra; compro herramientas, carretillas, y termino el trabajo. Lo cobré como a los ocho meses (fueron $ 149.314, según el sitio web del Gobierno provincial); tuve que pelear y padecer. Y ahí me avisaron: “las cosas son así, si aparece otro trabajo, estas son las condiciones...”
El arquitecto Villafañe, según su relato, trabajó luego como contratista de la DAU en una plaza de calle Bulnes y Don Bosco. En la web de la Provincia consta que realizó, entre 2010 y 2012, 15 proyectos para la repartición que dirigió Brito.
Ofertas
El empresario asegura que, con el tiempo, consiguió ofertas para edificar countries y edificios. “Les avisé (a Brito y a Bianchi) que ya estaba para otras cosas. Ahí me dijeron del Camino de Sirga”, cuenta.
- ¿Cuándo comenzó esa obra?
- Esta es una de las carpetas que presentamos a la DAU -dice, señalando la documentación-. Aquí consta cuándo ingresan los materiales, y tengo todos los remitos. El 26 de octubre de 2010 ya llevamos materiales. Pero el primero de tres expedientes (generados en Arquitectura y Urbanismo por el contrapiso de 4000 metros) es del 25 de noviembre de 2010. Yo ya había comenzado con recursos míos.
- ¿Ha llevado esa información al Tribunal de Cuentas?
- Lo he plantado ahora (tras le inicio del juicio de responsabilidad) porque esto pasó un límite. A este dinero lo daba por perdido. Si tengo que hacer ese contrapiso maldito, voy con toda mi gente y lo hago en una semana. Pero no puede ser que quede como que yo hice las cosas mal.
- ¿Y cómo hizo las cosas?
- Comencé la obra de la misma forma que las anteriores. En un momento ya iba poniendo más de $ 214.000 de mi bolsillo, y no tenía un peso (para continuar). Mi trabajo era la mano de obra para el contrapiso. Pero ni siquiera me dieron el material. Además hubo una serie de cosas, como que me habían fijado poco más de 300 horas de máquinas para todo (el proyecto), y cuando íbamos el 40% ya habíamos insumido unas 350 horas. Estaban presupuestadas muchas menos, porque el proyecto estaba mal parido.
- ¿Y usted lo planteó a la DAU?
- Les dije a Brito y Bianchi que había que rever los costos, porque yo no podía poner un peso mas. Me dijeron que ya lo iban a hacer, pero tuve que parar. No pude seguir. Y ni siquiera generaron el expediente para que cobre los materiales que había puesto. Eran unos $ 249.000, pero se lo debe redeterminar al día de hoy.
- Usted también trabajó con la DAU con rampas para discapacitados...
- Ese tema no ha terminado. Y voy a hacer igual que con esto, porque el Estado me debe plata a mí, ni más ni menos.
- Pero el TC dice que faltan decenas de rampas...
- Cómo era el tema de la rampa: Por ejemplo, Alperovich va a inaugurar hoy cordón cuneta en calle Thames y Lincoln, por poner un nombre. Me llamaban la noche anterior y nosotros íbamos. Generábamos el hormigón, pedíamos luz a los vecinos... ¡y así hicimos 400 rampas! Pero yo no debía fabricarlas. Es lo mismo que el Camino de Sirga.
Villafañe hace una pausa, y asegura que guardaba un dato que no quería ventilar. “Yo hice refacciones a la casa de la hija del gobernador”, cuenta. Y añade que lo hizo “a través de la DAU”.
- Era la casa de Mariana, que está al lado de la del gobernador, en calle Crisóstomo Álvarez (al 4.300). La DAU había llevado gente para hacer la casa. Y como ya no le daba el tiempo, y ella se tenía que mudar, me llamaron. “Che, por qué no traés gente”, me dijeron. Hicimos el piso, un durloc... me hicieron los primeros pagos, y después nada más.
- ¿Pero esa labor le había sido ofrecida de manera particular o para el Estado?
- No, particular. Me llevó la DAU, me llamó y me dijo: “dame una mano en la casa de ella”. Yo no sé cómo es la relación. Yo sólo trabajo. He sido muy dañado. Me resultó costoso llegar a ser arquitecto como para que venga cualquiera a sacar beneficio de esto. He trabajado mucho, y he puesto materiales en el Camino de Sirga, las rampas, la casa de Alperovich...
- ¿Y cómo llega la DAU a la casa de Mariana Alperovich?
- Y no sé, si me pongo a analizar, Alperovich debe haber dicho: “che, traé un par de muchachos y hacé la casa de mi hija”. No creo que haya sido de otra forma.
- ¿Los pagos de dónde salían?
- De la concesionaria de autos de Alperovich, de calle San Lorenzo. Faltaban dos certificados (por cobrar), pero ya no sé, era un bolonqui (sic) en todos lados, en la DAU ya no me atendían… Me molestó mucho que vengan con esto. La plata que me debían, yo sabía que no la iba a ver más; si me decían que iba todo a la Sala Cuna, no tenía problemas. Pero acá se trata de mi trayectoria.
Brito negó la versión, pero no dio detalles
“Eso no es cierto”, afirmó el ingeniero Miguel Brito, ex titular de la DAU y actual asesor del senador alperovichista Sergio Mansilla, ante una consulta. Y optó por no realizar más declaraciones. Brito renunció en 2012 a su cargo en la DAU, luego de que el Tribunal de Cuentas frenara una obra en Casa de Gobierno por presuntos sobreprecios.
“Facturó y percibió el monto adjudicado”
El acuerdo N° 785 del TC reza que Julio César Villafañe “facturó y percibió, tal como consta en las actuaciones y fue reconocido por él en su declaración, la totalidad de monto adjudicado de la obra”: $ 365.000. “Se desprende de los informes que la obra se encuentra inconclusa, no siendo legalmente atendibles las argumentaciones efectuadas”, afirmó el Tribunal de Cuentas.
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