La suspensión de la obra de los Parques Eólicos en Chubut y Necochea por las restricciones cambiarias impuestas por el Gobierno nacional en sus últimas medidas económicas antes de dejar la gestión reavivaron la polémica en torno a los negociados de la familia del presidente Mauricio Macri en el sector de las energías renovables.
La firma encargada de llevar a cabo los proyectos en la Patagonia y la provincia de Buenos Aires es nada más y nada menos que Genneia, una sociedad anónima que formó parte de una triangulación financiera en que la se involucró a las empresas del Grupo Socma, conformada por el entorno de Macri.
En 2016, la compañía Sideco Americana -empresa insignia del holding de los Macri- compró a la firma española Isolux Corsán seis parques eólicos ubicados en Chubut y la costa atlántica bonaerense.
Luego de adquirirlos, en 2017 efectuó una reventa a la firma argentina Genneia, cuyo dueño es el banquero Jorge Brito, y a la compañía china Goldwind.
Por la transacción, Sideco obtuvo una ganancia millonaria, producto de la diferencia entre el valor de compra y el de venta, con apenas un año de diferencia y sin hacer ningún avance en los proyectos.
La maniobra implicó dos irregularidades que motivaron la denuncia del diputado nacional Rodolfo Tailhade (Frente de Todos), y el desarrollo de la investigación a manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi.
La primera irregularidad fue el permiso del Estado, a través del Ministerio de Energía y Enarsa, para que Isolux se desprendiera de las cuatro concesiones que poseía, alegando problemas económicos y sin haber cumplido con ninguna de las condiciones que establecía el pliego. Tampoco avanzó en una quita de la concesión y una posterior relicitación.
La segunda maniobra denunciada se dio cuando el Estado volvió a otorgarle concesiones a Isolux, la empresa que veinte días antes se había declarado en quiebra, y a pesar de sus antecedentes de incumplimiento.
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