El consumo privado no terminó de sufrir la caída que se presagiaba para principios del 2023 y llega a las elecciones en un nivel históricamente alto: la aceleración inflacionaria, en lugar de provocar una contracción por la vía del deterioro de los salarios, que hasta marzo crecieron y recuperaron posiciones por las paritarias, generó un desincentivo a pensar a largo plazo y los hogares aumentaron sus gastos en el corto.

Eso se observó no sólo en una recaudación del IVA que sigue en niveles elevados sino que en abril, por caso, hubo un incremento de 2,6% en el consumo privado, según la CAC, respecto a marzo. Las proyecciones hacia adelante siguen siendo negativas: hay consenso en que aparecerá un techo para el fenómeno de consumo.

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El informe de la CAC, además, remarcó: "En abril de 2023, el Indicador de Consumo (IC) de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) mostró un avance de 1,5% en la comparación interanual. El avance del índice durante abril posiciona el consumo de los hogares en un nivel similar al observado durante el mismo mes de 2019 (prepandemia) pero 5% por debajo del observado en 2018". 

Además, el informe dio cuenta de que la mejora mensual desestacionalizada de abril fue la cuarta consecutiva: no afloja. Desde la CAC vienen proyectando que para los próximos meses esa mejora en el gasto de los hogares encontrará un tope, debido a la caída de los ingresos. 

Y, además, explicaron el fenómeno: "Dos dinámicas son relevantes a la hora de explicar la brecha entre la evolución del gasto y los ingresos de los hogares argentinos. En primer lugar, hemos visto que el ahorro se contrajo a la mínima expresión. Cálculos de la consultora Ecolatina marcan que los niveles de ahorro promedio de un hogar llegaron durante 2023 a mínimos históricos. El encarecimiento relativo de bienes aspiracionales de la clase media argentina (inmuebles, viajes al exterior, autos) disminuye el incentivo a ahorrar y, en el proceso, aumenta los niveles de consumo". 

Desde Ecolatina, justamente, afirmaron que el consumo llega al período electoral en una situación algo contraintuitiva: aunque la inflación golpeó tal lo esperado a un salario que ya arrancaba el 2019 en niveles bajos, el consumo estará iniciando junio, a un mes de las elecciones, en proporciones similares a las de los anteriores años electorales. En ese sentido, vale destacar que los años electorales suelen ser períodos en los que los gobiernos ponen sus políticas económicas al servicio del consumo. Es decir, llega generalmente en niveles altos. En este caso, más que por políticas, destacó Ecolatina, el fenómeno se da por el desincentivo a ahorrar que genera la inflación.