Más allá de la baja de la inflación, la tendencia también obedece a que se vuelve cada vez más difícil, sino imposible, hacer grandes compras con un salario que no alcanza.
Por
JAVIER SLUCKI
Pese a al veranito económico del Gobierno por la estabilidad cambiaria y la baja de la inflación, el consumo sigue sin repuntar. Por fuera de los datos duros, en el sector dan cuenta de una tendencia que comienza a verse producto de esta falta de recuperación: un regreso del consumidor final hacia el comercio minorista, especialmente el almacén de barrio, luego de haberse volcado al supermercado mayorista en los últimos meses.
A inicios de año empezó a reflejarse cada vez más claramente una tendencia que comenzó en los últimos años ante la aceleración de la inflación. Se trata de la presencia de cada vez más consumidores finales en los supermercados mayoristas, a donde tradicionalmente compran los autoservicios de barrio.
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De hecho, el propio Indec reveló que, en el acumulado de todo 2023, las ventas en los mayoristas crecieron un 4,7%, contra solo un 0,9% de crecimiento de los supermercados minoristas. El pico de esta tendencia se vio, precisamente, a comienzos de 2024, producto de los cuatro meses sucesivos de inflación de dos dígitos (del 25% en diciembre al 11% en marzo) frente a salarios que quedaron fuertemente atrasados.
Pero esto comenzó a revertirse en los últimos meses y semanas. Desde una de las principales entidades pymes del país, que nuclea a comercios minoristas, señalaron que están viendo que son cada vez más los consumidores finales que dejan los supermercados mayoristas para volver a los minoristas, como hacían históricamente antes del pico inflacionario.
De lo mismo dan cuenta los propios minoristas. Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera Nacional, precisó a El Destape que en octubre pasado la venta en los almacenes creció un 5% respecto a septiembre.
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La cifra revela también que la suba en ventas se da, básicamente, en los almacenes y no tanto en los grandes supermercados (minoristas) ni en supermercados de barrio, ya que la consultora Scentia mostró que, también en octubre, la venta en estos últimos dos canales se mantuvo prácticamente estancada respecto al mes previo (cayendo 20 puntos en la comparación interanual).
Es decir, el aumento de las ventas en los comercios de barrio minoristas como los almacenes no obedece a un aumento del poder adquisitivo sino a un "desplazamiento de canales de venta", remarcaron en la misma entidad pyme.
Por qué aumenta nuevamente la venta minorista
Resulta evidente que la desaceleración de la inflación a un 2,5% mensual, la más baja desde noviembre de 2021, quita incentivos a que los consumidores finales vayan a los mayoristas, ya que el ahorro que se logra es menor.
Sin embargo, las causas de este fenómeno van más allá y la tendencia solo puede entenderse en el marco del bajísimo nivel de consumo en términos históricos. En otras palabras, el hecho de que las ventas en los grandes supermercados y los supermercados de barrio no repunten muestra que la gente se acerca a los almacenes por algo más.
"Le apostamos mucho a la marca pyme y eso nos da ventajas como la diversidad de posibilidades que tiene la gente para elegir" productos baratos, destacó Savore al respecto.
Más allá de eso, el diferencial que suelen ofrecer los comercios como los almacenes es que, en muchos casos, aceptan vender de fiado. La elección que cada vez más personas hacen de estos locales de confianza va en línea con lo que los comerciantes de consumo masivo vienen señalando desde el año pasado: la compra de bienes básicos con tarjeta de crédito a partir del día quince del mes o incluso antes.
Ante una recuperación salarial que sigue siendo todavía muy heterogénea, y que no alcanza al sector público ni a los informales, no es de extrañar que cada vez sean más los que, por no llegar a fin de mes, deben aceptar no ir más a los mayoristas, pese a que comprar en ellos implica en cualquier caso un ahorro frente a la inflación. Y, al contrario, terminen volviendo al almacén de barrio para realizar pequeñas compras cada vez, aunque signifique tener que resignarse a consumir de manera más ineficiente para el bolsillo.
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