Apuntan a ampliar la capacidad de la planta potabilizadora “Altos de Reyes” y la construcción de dos nuevas tomas.
En la misma se presentó el proyecto que tiene como objetivo principal cubrir la demanda de agua potable en San Salvador de Jujuy durante los próximos años y se puso en consideración de toda la comunidad el Estudio de Impacto Ambiental realizado por la consultora Hytsa, el cual está siendo analizado por los especialistas de la Dirección de Calidad Ambiental de la Secretaría de Gestión Ambiental de la Provincia.
La jornada contó con la participación de la presidente de Agua de los Andes, Lidia Medina, junto a todo el directorio y especialistas de la empresa. Además del secretario de Planificación del Ministerio de Infraestructura Juan Boscariol, el secretario de Gestión Ambiental Daniel Roisinblit y la directora de Calidad Ambiental Alejandra Arduino. Además de vecinos de distintos puntos del departamento Dr. Manuel Belgrano, y de profesionales de distintas ramas que se desenvuelven en el medio local.
En la presentación, Medina describió que el proyecto que pretende cubrir la demanda actual y de los próximos 20 años del servicio, supone una inversión cercana a los 165 millones de pesos financiados por el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) y prevé la construcción de dos nuevas tomas, una de ellas en una de las márgenes del río Yala, y la otra en el arroyo Las Vertientes de Lozano, ésta última sería utilizada únicamente durante la época de estiaje.
Los trabajos supondrán un impacto en el ecosistema de la zona, no sólo en los lugares donde se realizarán las correspondientes tomas, sino que también a lo largo de todo el trayecto del acueducto que conducirá al líquido elemento hasta la nueva planta potabilizadora, que tendrá una capacidad de 750 litros por segundo. Por este motivo es que expusieron el resumen del estudio de impacto ambiental y de las tareas de mitigación que realizarían a partir de las obras.
La titular de Agua de los Andes en la apertura de la ponencia remarcó que “la ingeniería atraviesa transversalmente a la sociedad, en algunos casos con impactos negativos y otros con impacto positivo, pero siempre con el objetivo de un impacto general positivo, por eso es que en ese marco se realizó la evaluación de impacto ambiental” con el objetivo de prever el posible daño que causará la obra y la mitigación del mismo.
“Para ello la legislación vigente y las normativas del BID especifican que se deben realizar acciones durante la etapa de ejecución de obra y sobre la etapa de operación de la misma, y medir sus impactos, los que se cuantifican con una calificación que determinan si el proyecto es ambientalmente viable”, explicó Medina, quien aseguró que en la charla de ayer se trató de poner en consideración de los presentes “las correspondientes medidas de mitigación de carácter compensatorio, ya sea para impactos temporales o permanentes”.
Cabe destacar que una vez visado el estudio de impacto ambiental por parte de la Secretaría de Gestión Ambiental, está previsto que realicen los trámites definitivos para acceder a los fondos, para luego dar inicio a los trabajos de construcción, que según está previsto se desarrollarán a lo largo de dos años.
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