La obra implicará una inversión de 750 millones de pesos en un plazo de tres años. Es trascendental para la producción porque sumará más capacidad de transporte.
El gobierno provincial acordó la construcción del tercer carril de la autopista Rosario Santa Fe con ARSA, la concesionaria de la conexión vial, una obra que disparará una inversión de 750 millones de pesos.
Según indica el sitio Punto Biz, el entendimiento se terminó de sellar la semana pasada y pronto se verán los primeros carteles avisando el inicio de la obra. Y aprovechando la campaña electoral, llegará el gran anuncio del gobierno provincial. En principio, el plazo de la obra es de 3 años, pero si no hay retrasos en los pagos (son fondos públicos) hasta se puede llegar a completar antes.
La inversión es tan grande y estructural que va a cambiar toda la fisonomía de la autopista (el carril a sumar es sobre la margen del rápido), pero también es una obra de infraestructura trascendental para la producción porque sumará capacidad de transporte. Y para el tránsito vehicular la deja preparada para las proyecciones de aumento del flujo de tránsito entre las dos principales ciudades de la provincia.
SI bien la obra avanzará por tramos, de a 2 o 3 kilómetros según el caso, no está -al menos en principio- previsto que haya inauguraciones parciales de los tramos, como pasó en la Circunvalación de Rosario, por razones de seguridad.
La obra también significa un buen negocio para ARSA ya que la concesión cierra desde el punto de vista financiero cuándo el gobierno les encara obras grandes. En efecto, luego de que el gobierno de Hermes Binner corriera de la concesión a Supercemento (del grupo Eskenazi), quedó -licitación de por medio- en manos de un conglomerado de las principales constructoras de Santa Fe, usuales contratistas de obra pública provincial.
Pero el negocio, si bien es emblemático, no era fácil. Cuando tomaron la administración, se encontraron con que Supercemento tenía a la autopista totalmente descuidada por lo que necesitaba un shock de obras. Además, se trata de una conexión sin subsidios nacionales y con un promedio de cabinas por km recorrido por encima del viable (habida cuenta el costo laboral), y con muchos jefes comunales pidiendo su propio acceso. Y como si fuera poco, el gobierno provincial no mantenía el ritmo de actualización peaje de dos veces al año (más precisamente, del rubro dentro del peaje que significaba más ingreso a la firma) por lo que al principio sólo había fondos para hacer obras de mantenimiento y mejora en la autopista.
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