Tienen que poner en marcha el sistema de contenedores para el manejo de basura húmedo y seca. Las quejas se vinculan con la implementación de la propuesta.
Los administradores de consorcios de la ciudad comenzaron a recibir notas de la Municipalidad para que las torres de más de 10 pisos pongan en marcha el sistema de contenedores para separar residuos secos y húmedos, retenerlos dentro de su línea de edificación y retirarlos en los horarios designados.
La conflictividad con el tema de la basura en el espacio urbano no es novedad y ahora la presión de la comuna sobre los consorcios genera más quejas, que no se vinculan necesariamente con la propuesta, sino con su implementación: el sector no cuestiona los objetivos de la modalidad, sino las reglas que, considera, son de difícil o de imposible cumplimiento.
Actualmente, los encargados de los edificios recogen los desperdicios que genera cada unidad, los acumulan en los palieres y los sacan a la calle.
La Municipalidad pretende que cada inmueble alcanzado por la legislación adquiera y ponga a disposición de sus residentes un contendedor para acumular la basura; que una vez lleno lo deje en la vía pública y que luego lo reingrese al edificio.
“Los generadores deberán disponer sus contenedores comunitarios sobre su vereda o calzada, con apoyo de personal propio, y esperar el paso del camión recolector para volver a guardarlos dentro del edificio o de sus límites”, reza la normativa.
Los administradores alegan que en la mayoría de los edificios no hay espacio físico para cumplimentar esa logística.
Además, indican que los horarios establecidos no coinciden con la jornada de los encargados. Paralelamente, destacan que que muchos consorcios se vieron obligados a reducir las horas de portería por la crisis económica.
Otro blanco de críticas es la definición de los edificios como “grandes generadores de residuos”. Consultado por Alfil, Sebastián Viqueira, vice presidente de la Cámara de Propiedad Horizontal de Córdoba, estimó que ese encuadramiento es “insostenible desde el punto de vista jurídico y fáctico”.
En ese sentido, detalló que obligaría a los edificios a contratar servicios diferenciales de recolección; es decir, la elevada tasa municipal de inmuebles que pagan los departamentos, de la cual el retiro de residuos es un porcentaje muy significativo, no contendría una de sus contraprestaciones fundamentales.
Sobre el tenor de las exigencias, Viqueira opinó que es razonable avanzar en mecanismos de separación y reducción de residuos y en materia de reciclado, pero que no es sensato plantear obligaciones imposibles de cumplir o agregarle gastos innecesarios a vecinos que “ya no dan más”.
Huelga aclarar que el encarecimiento de las expresas podría ser una consecuencia del nuevo mecanismo de manejo de basura en edificios.
Gestión
Sobre el panorama para los próximos meses, señaló que hay incertidumbre porque la gestión municipal actual se está yendo y lo que se haga hoy podría ser revisado en el futuro. “Ya sucedió cuando Daniel Giacomino obligó a los edificios de mas de 50 departamentos a comprar contenedores y donarlos a la Crese. Los consorcios cumplieron, los contenedores fueron colocados en diferentes puntos de la ciudad y cuando Ramón Mestre firmó con Cotreco la empresa se los llevó”, precisó.
Amparo
Aunque el método aun no se probó, la falta de coordinación de horarios de retiro de basura sumada a las usuales demoras que se dan en la recolección podrían generar planteos judiciales.
En la Ciudad de Buenos Aires, un juez acaba de ordenarle al Gobierno porteño y a la empresa IMPSA Ambiental SA que se abstengan de ubicar contenedores frente al domicilio de una mujer que presentó un amparo.
La actora tiene problemas de salud (está inmunocomprometida) y el titular del Juzgado Número 3 en lo Contencioso Administrativo y Tributario, Pablo Mántaras, admitió su pedido.
El magistrado se basó en el derecho a la salud de la reclamante y citó pruebas que acreditaron que por las patologías que padece no puede lidiar con un dispositivo con residuos húmedos en el ingreso a su domicilio, al valorar que esa acumulación “se comportaría como una fuente de agentes patógenos, configurando un motivo de riesgo susceptible de generarle potenciales infecciones”.
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