Finalmente, el PJ bonaerense realizó su cumbre tras el fallido de Santa Teresita. La presencia de Máximo Kirchner fue un gesto sugestivo que sazonó la cita. Sin embargo, no se hizo mención a una posible candidatura de CFK. Duras críticas al gobierno. Los ausentes: Scioli, Randazzo y Julián Domínguez.
Finalmente, el PJ bonaerense realizó su cumbre en la Quinta 17 de octubre de San Vicente. Una primera lectura de lo sucedido permite asegurar que el objetivo del cónclave estaba cumplido. Tras la suspensión de la cumbre de Santa Teresita por alerta de tormentas (un pronóstico que, aunque climático, describió casi a la perfección la semana vivida por el peronismo), casi todas las tribus coincidieron en la consigna “Unidos por el trabajo”. La presencia de Máximo Kirchner fue un gesto sugestivo que sazonó la cita. Los ausentes: Scioli, Randazzo y Julián Domínguez.
Gesto. Es quizás esta la palabra que describe de mejor manera la actitud de la mayoría de los presentes. Recapitulemos: si la semana anterior estuvo plagada de acusaciones múltiples en el Congreso, entre el FpV, el Movimiento Evita y el Bloque Justicialista, esta semana fue dominada por la mesura. La confirmación de Miguel Pichetto como presidente del bloque peronista en el Senado, la reprimenda al desliz de unos pocos diputados FpV que presentaron un proyecto de ley para enjuiciar políticamente a Mauricio Macri, y los tuits de la ex presidenta instando a acompañar la movilización de la CGT terminaron de bajar la tensión reinante la semana pasada.
En dirección de reforzar esto fue la foto. También, un modo de decir “acá no pasa nada”. Sin embargo, en un peronismo en la oposición, estos indicios de madurez tienen que ser vistos como algo de corto plazo. Para poder edificar una unidad, la arcilla debe solidificarse. No hay que olvidar que en el pluriverso de los peronismos existentes viene habiendo, al momento, infinidad de peleas y más retrocesos que avances. Quizás por esta misma razón, el presidente el partido, Fernando Espinoza trabajó mucho en reencauzar la convocatoria tras el traspié de Santa Teresita, siendo destacada su labor por más de un orador.
Como corolario de los tuits de CFK, la presencia de Máximo Kirchner le dio cierto atractivo a la reunión. Aunque no fue orador, el lugar que ocupó en la mesa el diputado nacional (junto con Espinoza y Martín Insaurralde), lo convirtió en el protagonista del día. Los faltazos de Daniel Scioli, Florencio Randazzo y Julián Domínguez fueron también notorios. Cada uno lo hizo a su manera. El ex gobernador envió a sus coroneles, como Alberto Pérez, Martín Ferré y Alberto De Fazio. El ex ministro se encontraba de viaje en Roma para ver al Papa. Por su parte Domínguez, tras avisar que competirá independientemente de lo que haga Cristina Kirchner, no dio ninguna señal.
Formalidad. Eso fue la lectura de un documento consensuado, de la misma forma que se consensuó la lista de oradores. Los discursos fueron largos y muy duros contra el gobierno. Hablaron Gastón Harispe, Juan Manuel Abal Medina, Gustavo Arrieta, Francisco Durañona y Vedia, Oscar Romero, Julio Pereyra, Juan Ustarroz, Fernanda Raverta, Martín Insaurralde; el cierre fue del ex intendente matancero. Se esperaban palabras del líder de La Cámpora, pero cedió su palabra a la diputada marplatense.
A pesar de enfatizar en la necesidad de unidad y en la defensa de los puestos de trabajo, apoyando al movimiento obrero organizado, cada orador remarcó algún aspecto en especial. El intendente de San Antonio de Areco, el del discurso más flojo, se despachó diciendo que “Massa tiene que ser parte de la interna, pero de la interna de Cambiemos”. Romero, diputado del Bloque Justicialista, fue de los más duros. “No hay una mierda que festejar”, comenzó asegurando, para luego mencionar la realidad del mundo del trabajo, adelantando que el 7 de marzo habrá movilización y cese de actividades. También, en un claro mensaje al camporismo tras la polémica por la ley de ART, exigió “dejar de ir a los programas de TV a cuestionar a los otros compañeros”.
El intendente de Lomas de Zamora coincidió en la inexistencia de algo concreto para festejar. Además, fue de los pocos que cuestionó al gobierno de María Eugenia Vidal, por la indefinición en relación al ministro de Producción. Intentando sintetizar el espíritu del acto, Espinoza cerró diciendo "Viva Perón, viva Evita, viva Néstor y viva la militancia peronista".
Otra coincidencia. Pese a que en el documento consensuado hizo mención a “la persecución judicial” sufrida por la ex presidenta, y a que Fernanda Raverta hablase de un intento de amedrentarla, ninguno de los oradores hizo mención a su candidatura.
Se decía más arriba que este encuentro debe verse como un gesto de madurez de estas distintas tribus del peronismo. Sin embargo, sería preciso también mirarlas como algo de corto plazo. Las elecciones de medio término se avecinan, y en un contexto social y económico que aprieta cada vez más a los argentinos, el peronismo se debe la conformación de una oferta electoral competitiva. Para lograr esto, es condición sine qua non lograr una unidad de las partes. Sin embargo, lo que queda flotando en el ambiente es el contenido y el carácter de ese marco unitario.
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