El proyecto que impulsan el gobierno de Río Negro y la Nación puso en alerta a la sociedad en su conjunto. Reclamos ambientales, antecedentes y vaivenes que vuelven radiactiva a la campaña electoral.
El rechazo de la población a la instalación de una central nuclear en Río Negro generó malestar en las autoridades locales y nacionales, que pretenden llevar adelante el proyecto. Para atenuar cualquier resultado negativo en los comicios, donde Nación y Provincia apuestan fuerte, el gobernador Alberto Weretilneck dio marcha atrás momentáneamente a la construcción de la planta en Viedma. Ahora la piden otros intendentes, que se entusiasman con la posibilidad de albergar en sus tierras al megaproyecto energético.
La esperada lluvia de inversiones que prometió el presidente Mauricio Macri comenzó a tomar forma con la búsqueda de financiamiento para la puesta en marcha de un proyecto similar al complejo Atucha de las provincias de Buenos Aires y Córdoba.
Si de números se habla, la cifra, que supera los 12.500 millones de dólares, dejó boquiabierto al oficialismo rionegrino, que justificó la idea con el impacto positivo que significaría la construcción de la planta.
Los antecedentes no son alentadores. Argentina cuenta con referencias de accidentes nucleares. El primero de ellos ocurrió el 23 de septiembre de 1983, en el Centro Atómico Constituyentes, del partido de General San Martín (provincia de Buenos Aires), donde se registró una excursión de potencia en el reactor de investigación denominado RA-2.
El 15 de abril de 2016, en la Central Nuclear Embalse, se produjo una fuga de agua pesada contaminada que afectó a nueve trabajadores. Por otra parte, la región patagónica es pionera en el estudio de este tipo de energía y proyectos similares. Cabe destacar que en 2014 se puso en marcha el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, destinado principalmente a la producción del combustible utilizado para impulsar a los futuros reactores nucleares de potencia argentinos que utilicen la tecnología de uranio enriquecido y agua liviana, materia prima del desarrollo nuclear.
A pesar de ello, las administraciones interesadas insistieron en los beneficios de la energía nuclear, con la consecuente generación de puestos de trabajo y el impacto positivo, pretextos que no sirvieron para convencer a la sociedad de la región.
Todas las voces…
El convenio para la instalación de la central de energía encendió la mecha, y no faltaron las acusaciones por la existencia de un pacto entre las gestiones provincial y nacional. En tal sentido declaró la diputada rionegrina Graciela Holtz, quien expresó a La Tecla Patagonia: “Hay una negociación entre el Gobierno na-cional, el Estado chino y el gobernador Weretilneck, quien no encontró manera de oponerse a esta oferta por la desesperación en la mano de obra y su afán de quedar bien con el presidente Macri”.
Asimismo, y en oposición a esta iniciativa, se pronunció el gobernador de Chubut. Mario das Neves expresó su contundente rechazo. Quizás una de las críticas menos esperadas en el marco de este conflicto fue la de Elisa Carrió. La legisladora indicó que la instalación “sería un desastre”, convirtiéndose, en este sentido, en una de las pocas posturas contrarias dentro de Cambiemos. Por otra parte fueron numerosos los sectores que criticaron la construcción de la planta. Varios grupos ambientalistas pasaron a ser un dolor de cabeza para el gobierno rionegrino. Cada acto de campaña o protocolar sirvió de excusa para plantarse frente al mismo mandatario, que no está dispuesto a ceder ni un centímetro de sus pretensiones y acuerdos preestablecidos.
En el nombre del...
Si hay una voz que molestó, y mucho, no sólo al Gobierno local, sino también
al nacional, fue la postura de la Iglesia Católica. En el medio de la polémica, las autoridades eclesiásticas de la capital rionegrina tomaron un rol fundamental en la organización de las asambleas realizadas en el mismo templo de la catedral de Viedma.
Rápidamente, el intendente capitalino, José Luis Foulkes (Cambiemos), cuestionó al párroco impulsor de las asambleas. “Que la Iglesia se quede metidita en su templito”, dijo. De igual modo arremetió el gobernador provincial. “Es una movida política liderada por la Iglesia, que no tiene participación”, señaló.
La polémica nuclear está instalada y, si bien el gobierno rionegrino busca poner paños fríos, el objetivo principal es atenuar el impacto en los resultados electorales. A pesar de ello, el malestar es creciente, y la politización del tema preocupa a propios y ajenos.
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