El silencio dominó el vuelo 1467 de Aerolíneas Argentinas. Allí regresó Boca hacia la Capital Federal, con el equipaje sobrecargado de dudas en medio de un verano esquivo.
Si se analiza con detenimiento, Boca jugó mejor que River en Mendoza, pero otra vez perdió por errores puntuales individuales. Es cierto, como apunta Carlos Bianchi, que en Mar del Plata y Córdoba hubo polémicas, fallos arbitrales que pudieron cambiar el rumbo del partido y que todo nuevo sistema (ahora el 4-2-3-1) lleva tiempo de adaptación, pero la mirada de los dirigentes está más exigente que nunca con el entrenador porque ven el proceso de 2014 como una continuidad del año pasado. Si se analiza el contexto (más allá de los resultados) sólo abarcando estos cuatro partidos, quizá la alarma no sonaría tan fuerte, pero son los dirigentes los que, esperando pruebas y errores (y trayéndole al Virrey todo lo que pidió), tienen la confianza en jaque con el DT. Incluso algunos ya no están seguros de que, a una semana de la competencia oficial, Bianchi pueda encauzar el equipo. No le ven una identidad definida y observan que le falta rebeldía, ese fuego sagrado que solía mostrar Boca en la adversidad. Algunos piensan que la situación, así como está, no tiene arreglo y otros, de los que nunca estuvieron cerca de Bianchi, van más allá: "Esto no lo arregla ni Messi". El presidente Daniel Angelici, que ayer viajó directo de Mendoza a Salta, siempre respaldó a Bianchi, aunque su preocupación también va en aumento.
Los jugadores están golpeados. Los rostros durante el vuelo lo decían todo. Algunos sienten que se esfuerzan, pero no terminan de convencerse de que el nuevo esquema 4-2-3-1 sea el indicado. No se lo dicen a Bianchi, pero por lo bajo afirman que les cuesta generar situaciones claras, que el Burrito Martínez se funde físicamente porque arranca corriendo desde muy atrás y que Gigliotti no recibe la pelota dentro del área.
En este contexto, sorprende que el único que diera la cara haya sido Bianchi. Ningún jugador habló. Ni en Mendoza ni cuando llegaron a Aeroparque. En el rubro referentes están Orion, Ledesma, Cata Díaz, Gago, pero...
El DT respaldó a los jugadores: los esperó y los saludó uno por uno en la boca de la manga del vestuario y trató de aferrarse a las cuestiones positivas. Lo que dijo en la conferencia pospartido también se lo comentó a los futbolistas: "Nos falta eficacia. Si uno no marca goles, no gana. Pero estoy conforme con lo que hicimos, tuvimos mucho control de la pelota y si seguimos jugando de esta manera estaremos más cerca de ganar que de perder. Hay cosas para corregir, pero tengo que enfocarme en lo positivo, tengo que ser positivo. Y allí destaco el control de la pelota, la aparición de un juvenil como Acosta, que Gago jugó tres partidos seguidos". Explicó la no llegada de Banega con un argumento lógico y un ejemplo: "Lo veo parecido a Gago. Tenemos un plantel bastante bueno y equilibrado. Si tengo pasta en el plato, no voy a pedir pasta, ¿no?". Y defendió a Orion luego de un mal partido: "Orion es uno de los mejores arqueros argentinos en el mundo". Difícilmente el Virrey cambie mucho de acá al debut en las decisiones de fondo, aunque deberá recuperar la confianza de dirigentes y jugadores para revertir la situación en el corto plazo.
Los nervios jugaron sus partidos: Cata Díaz vio la roja en Mar del Plata; a Bianchi lo expulsaron en Córdoba por protestar por primera vez como DT en Boca, y ayer hubo un fuerte cruce de Orion (capitán) con Marcelo Benedetto (Fox Sports) tras el calentamiento, antes del partido. ¿El motivo? El arquero se enojó con algunos medios y el tratamiento de la información que se le dio al doble turno que hace por la tarde con el preparador físico Valdecantos. El Virrey reconoció que se extralimitó con Diego Abal y le pidió disculpas públicamente y en persona. Pero los jugadores de Boca no hablan.
En la semana, además, hubo un clima enrarecido en las oficinas de la Bombonera porque salió a la luz el contrato del Virrey, y Angelici no dudó: "El enemigo está adentro, el contrato salió del club".
En cuanto al plantel, ayer sufrió la séptima baja. Guillermo Burdisso pasó a préstamo a Galatasaray, de Turquía, y se sumó así a las partidas de Matías Caruzzo (Universidad de Chile), Ribair Rodríguez (Santos Laguna, México), Jesús Méndez (Central), Leandro Paredes (Roma), Nicolás Blandi (San Lorenzo) y Franco Cángele (Elazigspor, de Turquía). "Me voy bien, no como yo quería, que era jugando. Contento de esta posibilidad", sostuvo el defensor en diálogo con TN Deportivo. Y agregó: "No me arrepiento de haber venido a Boca". Sin embargo, destacó que "nunca se formó un buen equipo y eso me perjudicó". Nunca dijo, eso sí, que su rendimiento fue bajísimo y que tuvo muchas más oportunidades que otros defensores que pasaron por Boca. Los traspasos le generaron ingresos al club y un ahorro de dinero por los contratos, mientras que Grana y Forlín llegaron a préstamo.
Juan Román Riquelme, una posible solución, una bandera para Bianchi, no puede ayudar aún: sigue sin tener fecha firme de regreso. ¿Y los hinchas? El "termómetro" recién se escuchará en la 4ª fecha, cuando juegue de local con Estudiantes, ya que en la 2ª se medirá ante Belgrano sin público. Hasta ahora, nunca insultó. Ni a Bianchi ni a los jugadores, pese al flojo 2013. Y eso fue destacado por el Virrey. Pero, por lo que se tantea en la calle, ellos tampoco se identifican demasiado con lo que ven. Como se ve, la confianza está en jaque. Y tanto el cuerpo técnico como los jugadores saben que deben empezar a recuperarla ante Newell's el próximo fin de semana, cuando comience la competencia oficial. Si el equipo gana en Rosario, quizás una victoria empiece a llamar a otra victoria..
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