Se trata de un proyecto con un importante trasfondo pedagógico. Ya reciclaron unos 600 kilos de basura sólida. Con el dinero que recaudan, buscan mejorar el patio de juegos.
El jardín de la Escuela Normal "Juan Pascual Pringles" (la Mixta), lleva adelante una propuesta de recolección de residuos sólidos urbanos que, además de cuidar al planeta, despierta sonrisas y admiración, pues los principales protagonistas tienen apenas entre 4 y 5 años. En líneas generales, juntan la basura que se puede recuperar y la venden a la planta recicladora de la ciudad. Al momento, ya pudieron reciclar unos 600 kilos. Con lo obtenido, compraron juegos y libros. Las acciones continúan y ahora buscan arreglar el patio de juegos, todo en medio de un importante trasfondo pedagógico.
La iniciativa la comenzó Alejandra Guevara, maestra de la sala Amarilla. Contó que después de ver los resultados, se sumó todo el jardín (alrededor de 200 alumnos). “Estamos trabajando con el proyecto ‘Otra oportunidad para nuestros residuos’, que es de conciencia ambiental, donde los niños pueden identificar y reconocer cuáles son los residuos sólidos o secos de los húmedos y, además, que entiendan cuál es la importancia de reciclar para cuidar el planeta”, indicó la docente.
La propuesta nació a raíz del Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio. Se sumaron todas las familias. “Primero iniciamos con la salita, que son 25 niños, y vendimos a la planta recicladora. Con ese dinero, que fueron 18 mil pesos, compramos ludos”, recordó Guevara.
La salita Amarilla también participó de la instancia regional de la Feria de Ciencias. “Todos los fines de semana, para favorecer la convivencia familiar, los chicos se llevan un ludo o un cuentito y vuelve el lunes. Ahora empezamos, con todo el jardín, a juntar los residuos de todas las casas y la idea es mejorar las instalaciones del patio de juegos”, agregó.
Con el dinero que siguen recaudando, quieren comprar plantas, arreglar los juegos, pintar lo que haga falta, restaurar la casita que allí tienen y todo lo que se pueda optimizar. “Hay una sala llena de residuos donde se puede observar cómo los clasificamos; una vez por semana vamos a ir a la planta a hacer el canje. Los niños se dan cuenta de la cantidad de desechos que producimos, de cómo se reduce la basura en la casa. Recibimos la visita de una trabajadora de la planta que mostró cómo es el basural”, remarcó.
Ahora, las pequeñas y pequeños continúan con su misión ambientalista y conquistan con su entusiasmo y compromiso social.
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