Los ediles calificaron la iniciativa de “demagógica” y sin sentido ; y ya comienzan a descartarle el aval necesario para que llegue a debatirse en el recinto.

“Hay un razonamiento perverso respecto de que los que ocupamos cargos públicos no nos importa la gente. Eso es un prejuicio jodido. Si uno ejerce un cargo público es porque le interesa la salud pública, la educación pública y el transporte público, independientemente de que lo use o no. Mis hijos usan el colectivo, mis vecinos también. Si ellos ven una falencia se acercan y te la hacen ver. No hace falta viajar cuatro veces por mes para conocer esa problemática. Expresó el concejal de Integración Ciudadana, Raúl Ayude.

En el mismo sentido se manifestó el edil del FAP, Manuel Mendoza, quien además aprovechó para criticar el ausentismo de alguno de sus pares: “En lugar de pedir que usemos el transporte público sería mejor pedir que los concejales aparezcan durante toda la semana en sus bloques, porque hay algunos que sólo vienen a las sesiones. Deberíamos ocuparnos por presentar proyectos que ayuden a la gente ¿De qué sirve que yo me suba a un colectivo cuatro veces al mes? Es preferible recorrer los barrios y hablar con la gente que es la que tiene una sensación clara de cómo funciona el sistema”.

Si bien se mostró coincidente con el rechazo a la medida, la radical Patricia Piersigilli asegura que el proyecto no cambiaría demasiado su vida cotidiana, ya que utiliza el transporte público a diario: “Me parece que Villalba o no es un buen observador o ha hecho un proyecto a la medida de su bloque, porque muchos de los concejales delos demás bloques viajamos en colectivo. Yo lo uso todos los días para venir al Concejo”, aseguró la edil quien además afirmó que desde el punto de vista legal, el proyecto es” inconstitucional”.

En tanto, para el representante del Frente renovador Fabio Pierdominicci la medida “sólo generaría una situación hipócrita, ya que obligaría a los concejales a subirse al colectivo un par de cuadras para cumplir y no le aportaría nada sobre el funcionamiento del servicio”.

Hasta el oficialista Guillermo Quevedo, compañero de bloque de Villalba, se mostró en desacuerdo: “No me parece que aporte demasiado”, expresó el médico. “Yo no uso el colectivo y no creo que subirme 5 veces al año me brinde un conocimiento extra sobre el funcionamiento del sistema. Con ese criterio también deberíamos viajar en la parte trasera de los camiones de basura para saber cómo funciona la recolección de residuos “, concluyó.

Con el rechazo ya manifiesto de propios y ajenos, la sorpresiva idea de Villalba comienza a transitar el inexorable camino hacia el archivo eterno. No obstante, pasara a ocupar un lugar destacado en la historia deliberativa de la ciudad por ser uno de los proyectos con menor grado de adhesión que se recuerde.