“Esta fue la peor semana de mi vida y de la vida de quienes lo amamos tanto. Son cuestiones muy privadas que uno lleva adentro, y cuando leo estas declaraciones en Diario Patagónico donde dice lo que dice de modo tan irresponsable e irrespetuoso no me queda alternativa, porque queda mi hijo como un narcotraficante y nada más lejos que eso”, planteó ayer el concejal Carlos Vargas en declaraciones a radio La Petrolera.

El detonante de estas declaraciones fue la publicación, el sábado, de una nota al secretario de Seguridad, Oscar Martínez Conti, en el contexto de una visita a familiares de Héctor Arismendi, quien encarnó el segundo homicidio del fin de semana antepasado. El funcionario provincial se había referido a la situación como un enfrentamiento entre “los de arriba” del barrio Moure y “los de abajo” del Isidro Quiroga, asociada a la “venta menor de drogas” y disputas territoriales ancladas a cuestiones de poder.

“Creo que el secretario, de manera irresponsable me vuelve a meter un tiro a mí, a mi hijo y a todos los que lo amamos. El representa a la Provincia, no puede hablar con tanta irresponsabilidad e irrespetuosidad. No se puede jugar con el dolor tan profundo en un momento tan duro; que Conti salga a pedir perdón porque yo caminaría con el rótulo de narcotraficante o peleas territoriales y no era nada de eso”, cuestionó.

Vargas ofreció dos lecturas respecto de estas declaraciones. Dijo en primer lugar que si la de su hijo fue una muerte por venta de drogas será un crimen impune que poco preocupa a la gente porque “se matan entre ellos”, por lo que se preguntó si esa será la intención del funcionario. En segundo orden, dijo que pocos días antes de que asesinaran a Alejandro él había hablado con la ministro de Familia, Rosa González, quien le confirmó el lanzamiento de su candidatura basando su campaña en los mismos ejes que en la anterior. “Yo le dije: decían que éramos mercaderes de la droga. Uno relaciona una cosa con otra y puede ser una posición política para defenestrarnos”, asoció Vargas que en otras oportunidades de la nota volvió a aludir a la “agresiva campaña política” que se avizora.

“NI ARRIBA NI ABAJO: PERIFERICOS”

El concejal aseguró más tarde que él sabe quién asesinó a su hijo y que ni siquiera le interesa que vaya preso, que él como hombre de fe, ya lo perdonó. Además, y para explicar la situación, dijo que la causa del homicidio tiene como correlato un hecho sucedido años antes, cuando Alejandro tenía 17 años y quedó en medio de una balacera ocasionada por una rencilla con dos chicos que lo acompañaban, de los cuales uno, “Cototo” Haro, falleció de modo instantáneo y otro quedó internado varios días. A mi hijo no le hicieron nada porque no tenía nada que ver, pero eso lo colocó en una situación de testigo” dijo, agregando que “ese hecho partió la relación entre los pibes y todavía siguen”.

Además, recordó que Alejandro “estaba encaminado” tenía un trabajo estable, era un compañero querido y tenía la contención de una estructura familiar. Dijo que tras quedar absuelto por el homicidio de Roberto Carlos “Chungo” Uribe había decidido no volver al barrio y que esa madrugada fatídica estaba de casualidad, porque pasaba con su auto y vio a sus conocidos de la infancia en una esquina.

“Acá no hay ni los de arriba ni los de abajo, vivir en un barrio como el nuestro y tener hijos adolescentes siempre es muy difícil para todos. Cuando comenzamos a formar el barrio yo sabía que podía pasarme un día, que me tocara ese número de la tómbola” señaló al hablar de la desigualdad social.