El compost también es producción para las empresas sociales

El compost también es producción para las empresas sociales

En nuestro país se generan todos los años cerca de 15 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos (RSU). Se calcula que entre 40% y 60% del peso total de la bolsa de basura que generamos en casa es “orgánico” (también conocido como biorresiduo); el triple de “papel y cartón” o de envases y embalajes “plásticos”. 

 

Hoy prácticamente la totalidad de los residuos orgánicos se deposita en vertederos, convertirlos en abono reduciría significativamente el volumen de basura que contamina. Es por eso que varias empresas sociales se han dedicado a implementar sistemas de compostaje o alternativas para la disposición final de los biorresiduos. 

En la Argentina una de las formas de producción social que deriva de esta necesidad es la de producir compost orgánico para usos agrícolas y de jardín. En Entre Ríos, la Cooperativa de Trabajo Comunitario Cooperse, de Santa Elena, funciona desde 2013 como productora de este insumo. Para obtener un producto de calidad reciben el asesoramiento técnico del INTA, que los provee de lombrices californianas para mejorar el resultado y tienen vínculo con otra cooperativa que los provee de rastrojos, un residuo que protege los suelos. 

El Programa Nacional de Valorización de Orgánicos (PROVO) dedicado a identificar, calificar y cuantificar las fuentes de generación de residuos orgánicos, establece estrategias para la valorización, con perspectiva de inclusión social y de género. Entre las funciones primordiales del PROVO se encuentran las de asesorar técnica y normativamente a instituciones públicas y organizaciones civiles en lo referido a modalidades, escalas, requerimientos, metodologías de compostaje y biodigestión, y de los productos y subproductos derivados.

Experiencias mundiales

En el resto del mundo las experiencias de compostaje y los diversos usos del producto resultante de ese proceso son muy numerosas. Cabe destacar algunas como la empresa social inglesa Entocycle, que resuelve dos problemas a la vez: reducir el desperdicio de alimentos y, al mismo tiempo, hacer que las cadenas de suministro agrícola sean más sostenibles. Entocycle toma los desechos de alimentos locales (frutas y verduras rechazadas en los supermercados, granos de cerveza y posos de café) y con esos residuos alimentan a insectos que comen los desechos y los convierten en proteínas que se usan en una alimentación animal.

En Perú, cada persona genera más de 300 kg de residuos al año. El 70% es potencialmente reutilizable, sin embargo, menos del 5% se recupera. Sinba es una empresa social que plantea una iniciativa educativa que reduzca ese daño ambiental. The Sinba School, busca promover el cambio de comportamiento a través de la concienciación y la acción colectiva. Sinba también opera servicios de recolección y uso de desechos diseñados para hogares y empresas que pueden ayudarlos a reutilizar de manera económica y sostenible el 90% de sus desechos orgánicos.

En India, EcoZen es una empresa social con una visión integral del problema que se inició con la visión de alterar la forma en que se manejan los productos perecederos en toda la cadena de valor utilizando tecnología limpia e innovadora. Para esto asesoran en mejores soluciones de riego, gestión de productos y también conectando a los agricultores con mercados adecuados. También se vale de la tecnología para evitar que los alimentos perecederos se echen a perder y se conviertan en desechos antes de que puedan llegar a los consumidores finales. Con ese fin diseñó un conjunto de soluciones de almacenamiento en frío que utilizan energía solar para mantener los alimentos perecederos más frescos durante más tiempo, lo que garantiza una vida útil más larga, menos desperdicio y más rentabilidad para los agricultores. 

Una variante de esta modalidad que busca reducir el biorresiduo es la que produce la empresa social nigeriana ColdHubs . En Nigeria, Kenia y Zimbabue se producen cada año más de 35 millones de toneladas de frutas y verduras. El 45 % de estos alimentos se estropea debido a métodos de almacenamiento inadecuados. Como consecuencia, los pequeños agricultores pueden perder hasta el 25% de sus ingresos anuales debido al deterioro. Para bajar esa pérdida, Coldhubs ha desarrollado una cámara frigorífica modular «plug and play» con energía solar, para el almacenamiento y la conservación de alimentos perecederos. Esta solución no solo reduce el desperdicio de alimentos en los países en desarrollo, sino que también aumenta los ingresos de los agricultores y crea empleos locales.

En Córdoba

En la provincia de Córdoba hay varias experiencias destacadas en la gestión de residuos sólidos urbanos por parte de cooperativas y empresas sociales. Estas iniciativas suelen centrarse en la recuperación y reciclaje de materiales, así como en la concientización sobre la importancia de reducir residuos.

Cooperativas de Recicladores: Muchas cooperativas están formadas por recicladores informales que han organizado su trabajo. Estas cooperativas se encargan de la recolección y clasificación de residuos reciclables, ofreciendo una alternativa sostenible y generando empleo.Programas de Educación y Concientización: Algunas iniciativas incluyen programas educativos en escuelas y comunidades para fomentar la separación en origen y el reciclaje. Esto ayuda a involucrar a la comunidad y aumentar la participación.Proyectos de compostaje: Existen experiencias que promueven el compostaje de residuos orgánicos, tanto a nivel doméstico como en espacios comunitarios. Esto no solo reduce la cantidad de residuos, sino que también produce abono natural.Alianzas con municipios: Algunas cooperativas han establecido acuerdos con municipios para gestionar la recolección de residuos reciclables, lo que les permite formalizar su trabajo y obtener recursos para mejorar sus operaciones.Fomento de la Economía Circular: Se están implementando proyectos que buscan integrar la gestión de residuos en un modelo de economía circular, donde se busca reutilizar y reciclar materiales de manera efectiva.

Estas experiencias no solo contribuyen a una mejor gestión de residuos, sino que también generan inclusión social y fortalecen el tejido comunitario. 

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