Casi la totalidad de los funcionarios porteños que apoyó a Gabriela Michetti fue designada en varias áreas de peso en la Nación. Triaca, Chain, Lombardi y Rebot fueron los principales ganadores. Quien quedó relegado fue Guillermo Montenegro.
El 2015 fue un año de idas y vueltas para la vicepresidenta, Gabriela Michetti. Enero la encontró en la lucha para lograr el aval para competir en las internas del PRO en las elecciones porteñas para Jefe de gobierno. Junto a ella, varios referentes del macrismo apoyaron su candidatura, que la enfrentó al luego ganador, Horacio Rodríguez Larreta.
Las esquirlas que dejó la derrota llevaron a crear una corriente interna dentro del PRO, el michettismo. Hubo una reunión en Los Cardales en la que se definieron los pasos a seguir. Lo que en un momento comenzó a ser una negociación por lugares en el Banco Ciudad y diversos entes descentralizados porteños, terminó por tener como objetivo ministerios nacionales.
El gran cambio fue la designación para que Michetti sea la compañera de fórmula de Mauricio Macri. “Nos quedamos con el premio principal, el resto ya no importa”, afirmaban en el entorno de la ex senadora nacional.
“La Ciudad dejó de importar hace rato. Todo pasa por la pelea nacional y la de la provincia de Buenos Aires”, sostenía uno de sus más estrechos colaboradores legislativos.
Quien se llevó la mejor posición fue el ex diputado nacional Jorge Triaca, flamante ministro de Trabajo. Reconocido en el espacio por sus vínculos con el gremialismo, Triaca, cuando comenzó a estar en el tintero selló un acuerdo con el entonces subsecretario de Trabajo porteño, Ezequiel Sabor, quien también se postuló para dicho puesto.
“Ambos arreglaron que el que sea designado lo ponía al otro como su número dos”, explicaron en el entorno de Triaca. Su designación fue el culebrón del anuncio del Gabinete. Cuando todo estaba acordado para cerrar el desembarco del ex diputado nacional en las oficinas de Paseo Colón, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, encargado del armado de equipos técnicos a lo largo y a lo ancho del país, puso sobre la mesa el nombre de uno de los hombres del ex gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota, Jorge Lawson.
“Los gremios fueron quienes le hicieron torcer el brazo a Mauricio”, recordó un funcionario al tanto de las negociaciones. Esto hizo que sea la última cartera del Gabinete económico en ser anunciada.
El jefe de campaña de Michetti, Federico Pinedo, también consiguió un ascenso, que ya se encontraba “programado”. Pasó de la Cámara de Diputados, donde comandaba el interbloque del PRO, al Senado. Pero no sólo eso, luego de asumir la banca que dejó la Vicepresidenta, fue designado como presidente provisional de la Cámara, lo que lo ubicó, desde el recambio legislativo a principios de diciembre, como el tercero en la línea sucesoria. Tuvo un rol protagónico en el traspaso de mando luego de que la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner, dejó el poder. Fue él quien le puso la banda a Macri.
Cerca suyo se encuentra el ex legislador porteño, Helio Rebot. Luego de que se venció su mandato en la Legislatura, el máximo hombre de confianza de Michetti en el recinto de la Ciudad pasó a digitar la caja del Senado.
Quien estuvo en el día a día y “puso las manos en el barro en las campaña porteña, el ex legislador y ex subsecretario de Prevención del Delito, Martín Borrelli, quedó bajo la órbita del ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Germán Garavano. A partir del 10 de diciembre asumió como secretario de Asuntos Regionales. Dentro de sus nuevas funciones se encuentran asistir a Garavano en el análisis de los asuntos legislativos sometidos a su consideración, ejecutar la coordinación de los Registros a cargo del Ministerio, dirigir la elaboración de políticas legislativas de carácter general y supervisar el Registro Nacional de Armas (RENAR).
Los lazos entre el ex ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, ahora embajador en Uruguay, siempre fueron buenos. Ambos tuvieron “una gran sintonía” cuando Garavano ocupó la Fiscalía General de la Ciudad. Muchos de los colaboradores de Montenegro, incluso comenzaron el desembarco en Nación a la espera del regreso de su padrino político.
Los recientes culebrones de los titulares de los respectivos ministerios de Seguridad, nacional y provincial, reflotaron los rumores sobre un posible regreso del ex juez federal. “En muchos puestos se trata de un Gabinete que puede durar seis meses”, expresó en tiempos de armado de equipos uno de los principales constructores políticos de Macri.
No obstante ello, la relación entre el presidente y el ex ministro dista de ser la mejor. “Mauricio nunca confió mucho en Guillermo, pero le servía”, repetían en los pasillos de la sede porteña. El era el número puesto para ocupar el ministerio de Seguridad, como expresaron varias fuentes del PRO. Pero, según pudo reconstruir Qué en base a los testimonios de varios funcionarios al tanto de las negociaciones, tuvo algunas actitudes que “no gustaron”.
En primer lugar, no dio una respuesta concreta cuando comenzaron a repartir los cargos. Después vino el ofrecimiento para conducir la AFI, lo que terminó por rechazar. Aunque no es la única versión, no son pocos los que sostienen que se trató de “una devolución de favores” de parte de Macri debido a que Montenegro fue uno de los primeros en quedar sobreseído en la investigación por la existencia de una presunta red de espionaje ilegal.
El ex ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi, quien fue compañero de fórmula de Michetti en las PASO de la Ciudad, fue designado como Director del Sistema de Medios Públicos de la Nación. Allí, comenzó “una depuración”, sobre todo en la Televisión Pública en donde se dieron de baja varios contratos a periodistas “militantes”. También en otras dependencias, como el Centro Cultural Néstor Kirchner. La medida fue rápidamente criticada por los afectados, en particular los panelistas del programa afín al kirchnerismo 6,7,8.
No obstante el rebote que tuvieron sus quejas en las redes sociales, la orden impartida fue clara. Aunque tuvo una advertencia: “Empleado que se va no se reemplaza”. Michetti tendrá el mismo desafío en el Senado, donde deberá articular con Emilio Monzó.
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