Cómo hizo Javier Milei para dominar el Congreso en minoría

Cómo hizo Javier Milei para dominar el Congreso en minoría

Usó la dispersión opositora para avanzar con la suspensión de las PASO. La torpeza de UP exhibió su grieta y hubo tensión radical. El destino de Ficha limpia.

Por Mauricio Cantando.

Javier Milei debutó en el Congreso en 2025 con una sesión victoriosa en la Cámara de Diputados y el condimento especial de haber erosionado a Unión por la Patria, que exhibió su mayor fragmentación desde que es oposición. Lo que es peor para el peronismo, en un torpe intento por votar unificado, sus autoridades expusieron las internas a cielo abierto.

Al parecer, UP ya no podrá mostrarse compacto. Lo confirmó unas horas después en la misma sesión, cuando tampoco votó unido la habitación del juicio en ausencia. La aprobación del proyecto para suspender las PASO explica el escenario político a 15 meses del arribo de La Libertad Avanza (LLA) al poder. Las primarias son una herramienta de lujo para las coaliciones opositores, que suelen tener más facilidad para acomodar un discurso que para distribuir sus piezas.

La sesión del jueves ratificó que no está a la vista que pueda crearse un frente de estas características en el corto plazo y, por eso, cada bloque libró una guerra de trincheras, con tribus haciendo cuentas sobre su futuro. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el titular de la cámara baja, Martín Menem, siguieron las pujas en tiempo real. A comienzos de año, habían aceptado que sólo la suspensión de la elección de agosto podría tener consenso legislativo. El plan original de eliminarlas para siempre quedó desechado. Por ahora.

El PRO fue el primer bloque en ceder, en un Zoom de enero, luego de que Jorge Macri dispusiera no votar dos veces en la Ciudad este año. El miércoles será la sesión de Ficha limpia y el final es incierto. A priori, se aprobaría el proyecto del Gobierno con recortes y modificaciones, pero nadie sabe bien si el Senado convertirá en ley la iniciativa que proscribiría a Cristina Fernández de Kirchner.

Internas por las PASO

Diez días antes de la sesión, Francos y Menem estaban convencidos de tener los votos para aprobar la suspensión de las PASO, pero con la difícil tarea de armar un guion para que nadie quedara herido.

En diciembre, cuando Milei envió el proyecto para eliminar las primarias, Letra P confirmó que Sergio Massa estaba dispuesto a aportar sus votos para una eventual suspensión, al igual que los gobernadores del PJ, incluso los que el año pasado acompañaron al Gobierno en varias sesiones.

En la Casa Rosada tenían esta información y el gran desafío era ablandar al PRO y a la UCR. Los amarillos cedieron en enero y los radicales fueron aceptando la suspensión de las PASO a medida que no encontraban un plan B mejor.

Las reuniones de bloque del lunes trajeron problemas inesperados para el Ejecutivo. Los dialoguistas cuentan que hay un inconveniente que se repite: los funcionarios no siguen en detalle las demandas de sus aliados y, cuando los necesitan, deben abordarlas todas juntas.

Dante López Rodríguez, Silvana Ginocchio y Sebastián Nóblega, catamarqueños de UP

Fue así que Menem chocó con una realidad que no esperaba: en el Zoom de la UCR, varios diputados recriminaron que el riojano haya invitado a los cinco oficialistas de esa bancada a una reunión de coordinación. Este grupo, molesto, pidió alguna recompensa legislativa por ayudar al Gobierno, aun cuando se trate de un tema de interés mutuo.

Teléfonos en mano, en la UCR supieron que UP tenía su cónclave presencial. Los peronistas que no quieren PASO buscaban una martingala para que se suspendieran sin sus votos. Ningún radical estaba cómodo viéndose como mano de obra barata de sus históricos rivales.

También quería evitar ese rol la otra bancada de la UCR, Democracia Por Siempre, donde asomaba una mayoría dispuesta a borrar las PASO, pero sin ningún contacto con el oficialismo.

La guerra fría

Menem citó a sesión sin tener garantizada y la expectativa de que los interesados en que no haya primarias terminaran volcando la balanza a su favor. Hubo una guerra fría entre peronistas y radicales, digna de otros tiempos. Con la expectativa de que el partido centenario aportara los votos decisivos, el kirchnerismo diseñó una estrategia para que nadie de UP quedara pintado de violeta.

El plan se pergeñó en el despacho de Máximo Kirchner y consistió en proponer que no se firmara ningún dictamen ni se diera cuórum. En tal caso, si la sesión empezaba, cada cual podía votar como quisiera. Leopoldo Moreau y Mario Manrique fueron los encargados de llevar la postura a esa reunión.

Germán Martínez, el jefe de la bancada, dejó correr esa jugada, entre otras cosas porque es de los más interesados en que haya PASO: en Santa Fe son una práctica necesaria para resolver las internas. Al día siguiente, durante el debate en comisiones, el diputado mostró sus cartas: dijo que el calendario electoral bien podría modificarse en marzo. ¿Acaso Cristina Fernández de Kirchner prefiere llegar a esa fecha para tomar una decisión? Tal vez se sepa cuando el proyecto se trate en el Senado.

Pese a ser la presidenta del PJ nacional, CFK nunca se expresó sobre el tema y tampoco lo hizo su vice, José Mayans, jefe del bloque de UP en el Senado. El tiempo juega en contra del plan de Axel Kicillof para desdoblar la elección bonaerense, del que Massa es el principal aliado. Todo tiene que ver con todo.

48 horas de tensión

La reunión de UP terminó siendo un diálogo de sordos. Cada sector ratificó su postura pública: los que gobiernan, que no querían primarias; y los sin tierra, en su mayoría, que prefierían sostenerlas. Cecilia Moreau confesó que Massa prefería suspenderlas.

Aún así, ni bien finalizó el encuentro, la cuenta oficial del bloque difundió un comunicado que pedía a los libertarios conseguir “ellos sólos” las firmas para el dictamen y el cuórum.

No mencionaba nada de la votación en el recinto. Pese a esa sutileza, la comunicación oficial fue un tiro en las rodillas para UP: habilitó el juego al radicalismo para que la interna peronista estallara en mil pedazos con un tema que, se sabía desde hace meses, existían posiciones disímiles.

Karina Banfi y Rodrigo De Loredo, de la UCR.

Desde Mendoza, el gobernador radical Alfredo Cornejo advirtió que las PASO le permiten saldar las pujas internas en sus municipios, donde empieza a pisar fuerte La Libertad Avanza, y ordenó a sus diputados embarrar la cancha. El martes, ningún radical quería firmar el dictamen. Algunos exigían reescribir el texto que había enviado Menem; otros, directamente, hacer fracasar la comisión.

La UCR blue tenía un despacho propio, que hubiera habilitado el del oficialismo, pero no lo presentó. Su presidente, Pablo Juliano, prefería que el peronismo juegue primero. Cornejo discutió con sus colegas Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco), quienes no quieren primarias. El jefe del bloque Rodrigo De Loredo, ofició de mediador. Menem lo llamaba cada cinco minutos.

Fueron horas tensas, con los secretarios de las comisiones circulando por las mesas de los dialoguistas para suplicar firmas. Francos redobló la apuesta y reunió a gobernadores en la Casa Rosada. Sumó al ministro de Economía, Toto Caputo, para que hiciera promesas, ninguna con fondos frescos. Es lo que hay.

Los fallidos K

El error no forzado del kirchnerismo fue no entender que los gobernadores del PJ aborrecen las PASO y, de una u otra manera, iban a hacer lo necesario para borrarlas del calendario. Lo habitual en estos casos es crear un discurso que contenga todas las posiciones para no exhibir las internas. No fue lo que ocurrió.

Cuando faltaban firmas para el dictamen, el gobernador Zamora ordenó a los suyos presentar uno propio y así validar el del Gobierno. Jalil bajó la misma orden. No podían arriesgarse tanto. En UP sospechan que Massa digitó todo, con la precaución de no dejar a los suyos con los dedos pegados hasta la votación. Esa práctica solía hacerla cuando controlaba la cámara baja.

Con el aporte de UP, Cornejo se vio acorralado por sus colegas e instruyó a sus diputados a aportar las firmas decisivas del dictamen para habilitar la sesión. También el gobernador cordobés Martín Llaryora, histórico detractor de las primarias, le pidió a sus aliados que ayudaran. A varios les divertía ver sufrir a los libertarios. El jueves, el radicalismo, en su mayoría, ayudó a abrir la sesión, mientras UP se sacaba las tripas en una reunión de bloque.

Un grupo de gobernadores convenció a Martínez de proponer una abstención general de la bancada, pero la idea no hizo más que acrecentar las diferencias entre los que estaban a favor y en contra.

Hasta hubo un cuarto grupo del peronismo que dejó las bancas vacías, entre los que estuvo Daniel Gollán, el único kicillofista del Congreso.

Germán Martínez y Cecilia Moreau, de Unión por la Patria.

En el Senado, el Gobierno también necesita del aporte de UP para avanzar, porque la UCR tiene varias figuras que precisan las PASO, como Maximiliano Abad, Pablo Blanco y Carolina Losada. Sin el peronismo, en la cámara alta solo es posible alcanzar el número justo para abrir el recinto. El Gobierno confía en que habrá un aporte de UP suficiente para tener ley.

El tratamiento empieza el miércoles, en la comisión de Asuntos Constitucionales. Ese día, habrá varias firmas de UP que podrán presagiar lo que pasará en el recinto, como las del santiagueño Julio Neder y la tucumana Sandra Mendoza, quien quedó a cargo de la comisión por la expulsión del exaliado oficialista Edgardo Kueider. El sanjuanino Sergio Uñac es un histórico detractor de las PASO. Habrá más peronistas que ayuden y el juego será saber si alcanzan a compensar la rebeldía de la UCR.

Ficha limpia, con final abierto

El siguiente plato fuerte de la semana será la sesión del miércoles en Diputados para tratar Ficha limpia, el proyecto que prohíbe candidaturas de condenados por corrupción, con ratificación de segunda instancia.

Milei envió un proyecto luego de boicotear el dictamen en la última sesión del año pasado, pero no hay libertarios muy apurados en aprobarlo. Lo redactó su ministro de Defensa, Luis Petri.

Karina Milei nunca estuvo muy entusiasmada con Ficha Limpia, porque teme una cacería judicial impulsada por Mauricio Macri. La sensación de los dialoguistas es que el Gobierno dejará que en la cámara baja se acuerde un texto y que el Senado lo duerma por tiempo indefinido.

El socio de la Casa Rosada en esta maniobra sería Carlos Rovira, líder del gobierno de Misiones y mandamás de la representación legislativa en el Congreso. Sus diputados firmaron el dictamen en disidencia, porque piden un capítulo digital. Si en el Senado no se lo conceden, no darían los votos decisivos.

Antes, en Diputados, el texto sería reescrito en la votación en particular, porque a ningún bloque le conviene la cláusula que impide aplicar Ficha limpia con fallos de años electorales. La llaman la cláusula Petri y dicen que no pasa un planteo de constitucionalidad. También hay pedidos para ampliar delitos que prohíben candidaturas. El final es impredecible.

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