Hacer una tormenta en un vaso con agua es la consigna, que llevaron adelante Acción Marplatense y sus corifeos kirchneristas y massistas, en la última sesión convocada para tratar las Rendiciones de Cuentas de la Administración Central, los Entes Descentralizados y OSSE.
El tratamiento de las mismas sería postergado por un cuarto intermedio hasta las últimas horas de la jornada para que el bloque K resolviese sus conflictos intestinos. Por su parte, los concejales renovadores Cristian Azcona y Hernán Alcolea pondrían pie en polvorienta partiendo al encuentro de su compañero de bancada Lucas Fiorini, que había pegado el faltazo para oficiar de partenaire del líder nacional Sergio Massa, que presidiría, en el Teatro Roxy, el acto de presentación de su proyecto de Código Penal.
Pero previo a que todo ello aconteciera, y coadyuvando una vez más, a minimizar las “desprolijidades” que llevaron al edil atlántico José Reinaldo Cano a calificar a las rendiciones de cuentas municipales de “vergonzosas”. Azcona, en su carácter de presidente de la Comisión de Legislación, apartándose del guión acordado en la reunión de presidentes de bloque, plantearía una cuestión previa para hacer de las “desprolijidades” de los boinas blancas una tormenta en un vaso de agua.
Interpretando una especie de drama shakespereano, el edil renovador pondría en conocimiento del Cuerpo, que el diputado massista mandato cumplido Gustavo Ferrari, a cargo de la Asesoría General de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, había dictaminado que “el reemplazo del concejal titular (Maximiliano Abad) por su suplente (Gonzalo Quevedo) no se habría realizado conforme al procedimiento legalmente previsto”, debiendo haber asumido la denarvaista Rosana Morrone.
Si bien el dictamen reviste el carácter de “no vinculante”, pone, también de manifiesto su desvinculación con las certezas y su feeling con los términos eventuales, que echan rienda suelta a las hipótesis sobre catastróficas secuelas institucionales, que podría haber traído aparejado. Sobre las mismas cabalgaría el edil oficialista Héctor Rosso para adelantar que, este lunes, en la reunión de la Comisión de Legislación, plantearía que “hay que analizar seriamente para saber si no cabe una figura de usurpación de títulos y honores, porque ese día alguien que no estaba facultado para serlo ocupo una banca y legisló en calidad de concejal. ¿Qué hubiera pasado si el presupuesto y la ordenanza fiscal e impositiva hubiesen sido definidas con el voto de ese concejal trucho?”
Azcona pediría a los boinas blancas un “mea culpa” para zanjar la cuestión, y el presidente del bloque K, Pablo Retamoza, a su vez, pediría la nulidad de los decretos de reemplazo de los concejales Abad y Mario Rodríguez por Quevedo, sosteniendo que para él estaba clara la violación de la voluntad popular, porque hubiera correspondido que la concejal Morrone se excusara fehacientemente.
Si bien ninguno de los artículos de la L.O.M citados por el Dr. Ferrari, hace mención explícita al supuesto de nota excusación de un edil suplente, y ni siquiera se infiere entre líneas, parafraseando al filósofo francés Voltaire, como la necesidad suele tener cara de hereje, sí nada se explicita sobre nota de excusación alguna, el manual no escrito de chicanas para un concejal bonaerense, prescribe que se debe inventar al efecto.
En el otro rincón del cuadrilátero, los boinas blancas afirman que hay prejuzgamiento tendencioso del oficialismo y sus aliados políticos porque “dan por sentado que Morrone no les está mintiendo”, y desdeñan, con vagos argumentos, el mensaje de WhatsApp, certificado por escribano público, que aportaron para zanjar la discusión, y probar que la martillera había sido puesta en conocimiento del procedimiento administrativo que, en su nota, manifiesta desconocer.
Sin animo de arrojar más leña al fuego de este sainete institucional, que continuará, este lunes, en la Comisión de Legislación, donde se aguarda la opinión al respecto del Procurador Municipal, Dr. Mariano Perticarari, podría sugerirse a los encarnizados opositores al “bloque de Baragiola”, que intenten ponerle un poco más de vuelo a este debate bizantino, con argumentos más consistentes.
De modo que les sugerimos traer a colación la posibilidad de cambiar el emisor de un mensaje, descubierta por dos “hackers” españoles. Al menos tendrían un argumento plausible con el propósito de invalidar el mensaje de WhatsApp como prueba, pues el manual no escrito de chicanas para un concejal bonaerense pareciera dictado por la obsesión más que por una frondosa e ingeniosa imaginación voltereana…
Por cierto, habría que reformular la consigna, también. “Hacer una tormenta en un vaso con agua sin ahogarse”, sería una consigna ceñida a las circunstancias. Pues los boinas blancas adelantaron que pedirán que la Comisión de Legislación eleve, al Dr. Ferrari, un listado de los pedidos de licencias efectuados, durante los últimos ocho años, para que dictamine sobre su legalidad de los mismos…
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