Estudios científicos demuestran que las bebidas espumosas o con gas causan un efecto más rápido que otras bebidas alcohólicas.
Los alemanes tienen una palabra específicamente designada para el alegre y exuberante «rubor» que uno experimenta mientras disfruta de una bebida burbujeante.
«Sektlaune» es el término usado para invitar a uno a hacer algo que normalmente no haríamos, pero esta vez sí porque estamos bajo la embriagadora influencia de la champaña.
Todos lo hemos experimentado: los tragos espumosos como el prosecco y la champaña suelen reservarse para celebraciones y brindis, y hay una buena razón para ello. El estallido del corcho suele ir seguido de un fenómeno interesante.
Aun cuando el contenido de alcohol en los vinos espumosos y otras bebidas alcohólicas es similar al de las bebidas no espumosas, se siente como si las espumosas nos hicieran sentir más borrachos, y mucho más rápido.
¿Pero realmente sucede o solo está en nuestras cabezas?
De hecho, se puede detectar un mayor contenido de alcohol en la sangre después de beber champaña
El H2CO3, un compuesto de dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O), no solo se encuentra en la champaña y en los vinos espumosos, sino también en el agua mineral.
En un estudio de Alcohol y Alcoholismo, una publicación de la Universidad de Oxford, los investigadores demostraron que la misma bebida, una con y otra sin dióxido de carbono, puede hacerte sentir borracho en diferentes niveles.
Los científicos dividieron a doce voluntarios en dos grupos. Algunos recibieron dos copas de champaña recién descorchada; mientras que a otros se les dio la misma bebida, solo que había sido agitada o removida, en otras palabras, sin gas.
Los sujetos de ambos grupos recibieron la misma cantidad de alcohol, exactamente 0.6 gramos por kilo de peso corporal.
Las dos copas de champaña recién descorchadas elevaron el contenido de alcohol en la sangre de quienes la bebieron a 0.54 partes por 1,000 después de cinco minutos.
La versión agitada sin gas, por otro lado, solo elevó los niveles de alcohol de los sujetos a 0.39 partes por 1,000.
El sentimiento subjetivo de estar menos borracho correspondió a los valores en su sangre, con pruebas de percepción y reacción que también confirmaron este resultado.
El alcohol se absorbe mejor con una mayor circulación sanguínea
«El dióxido de carbono en las bebidas espumosas es lo que aumenta la permeabilidad de las biomembranas», explicó el experto en viticultura de la Universidad de Hohenheim, Nikolaus Merkt.
El ácido carbónico estimula la circulación sanguínea en las membranas mucosas como el estómago, el intestino delgado y la cavidad oral. «Una mejor circulación significa que se puede absorber más alcohol en el torrente sanguíneo» y eso empieza a ocurrir desde el primer sorbo, dijo Merkt.
Así que no, no te estás imaginando que la champaña te emborracha un poco más rápido que el vino; ni eres el único que se da cuenta.
El efecto de emborracharse más rápido se puede mitigar bebiendo el vino espumoso en una copa que no sea ni tan alta ni tan larga como la típica flauta de la champaña. De hecho el diseño delgado de la copa de champaña es justamente para que se escape la menor cantidad posible de dióxido de carbono.
Comentá la nota