La presidenta de los argentinos habló desde General Rodríguez. No está de más recordar que lo hizo en el marco de la difusión de una inversión concreta, y millonaria, concretada por empresarios alemanes que radicaron sus divisas en ese lugar del conurbano, para entre otras cosas, generar trabajo. Lo decimos porque si es por la lectura o seguimiento de los grandes medios de comunicación, de esto casi no nos enteramos.
No hay dudas: si nos guiamos por la agenda que establecen los medios que serán monopólicos hasta el 7 de diciembre de 2012, siempre habrá algo para cuestionar. El tema es comprender que hay otra agenda. Y otros hechos. Concretos. Reales.
Es gracioso. Si se sigue la línea de razonamiento y argumentación de algunos editorialistas durante las últimas horas, a este señor que nadie desmiente es un evasor consumado, habría poco menos que pedirle disculpas. Pero todos prefieren quedarse en ese hecho, casi anecdótico, antes que precisar en los números específicos que la presidenta dio por ejemplo sobre la realidad económica de la provincia de Buenos Aires.
Leímos por ahí que “… si Cristina habla de los grandes temas le piden que se dedique a combatir la inflación. Si descubre a un trucho le exigen que se dedique a las cosas importantes. No hay paz, no hay tregua. De paso dejamos de hablar de todo lo que planteó en el discurso, nos olvidamos de los datos contundentes que enumeró para demostrar la desidia con que viene gestionando Daniel Scioli la provincia más rica y privilegiada del país”.
Suscribimos plenamente ese párrafo. Sería bueno que cada uno, en su condición de ciudadano y parte de este pueblo, piense detenidamente en estas cuestiones.
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