Luego de dimes y diretes, el radicalismo impuso el nombre de un hombre de sus filas, afiliado al partido, como candidato a suceder a Miguel Alegre.
La propuesta aún deberá pasar por el seno de ambas cámaras para ser avalada por los dos tercios de la misma, aunque tanto en Diputados como en Senadores la situación se muestra complicada. El mayor escollo para la UCR estará en el Senado, donde deberá tener al menos dos peronistas que acompañen.
En el curso de la tarde/noche de ayer se aceleraron los tiempos en el proceso de selección del Defensor del Pueblo con el fuerte impulso de la espada mayor del radicalismo en la Comisión, el senador Noel Breard, que mostró su muñeca con habilidad suficiente como para encolumnar al resto de los integrantes.
La reunión del bloque de Diputados que debía realizarse a las 20 en la oficina de la diputada Bofill fue suspendida por ésta, sin el concurso de los demás integrantes con el argumento de su participación en el desarrollo de la reunión de la Bicameral y más allá de que se le advirtió que el Bloque no le había otorgado directivas respecto a la posición a asumir.
Al recinto se acercaron el presidente del Bloque, José Mórtola y la diputada Mercedes Yagueddú, quienes en un aparte dialogaron tanto con la diputada Bofill como con el senador Pruyas, quien se retiró por unos minutos del cónclave y fue receptáculo también de la molestia que la actitud inconsulta de los legisladores originó en ambas bancadas del justicialismo.
El propio Rubén Bassi, presidente del Bloque de senadores, se sumó a la improvisada reunión y le transmitió el pedido de Fabián Ríos en el sentido de no avanzar, lo cual a la postre no tuvo el eco esperado en función a que reintegrado al Salón de Acuerdos Pruyas asintió la propuesta del senador Breard, asegurando que un sector del bloque contribuiría a los dos tercios para asegurar la nominación.
La preocupación de Ríos en la gestión encomendada a Bassi parecía tener que responder a la necesidad que, ante el telón de fondo de una posible reforma, no se endil
gue al sector renovador una actitud colaboracionista al dar los dos tercios que el radicalismo necesitaba para imponer su hombre.
Fuentes parlamentarias revelaron que el nuevo Defensor habría asumido el compromiso de designar a dos adjuntos, uno propuesto por Pruyas, el caso del doctor Brambilla, y el otro Carlos Alonso, hombre ligado al Presidente de la Cámara de Diputados, los cuales no dejan de ser cargos simbólicos en cuanto a que el poder reside exclusiva y excluyentemente en el defensor titular.
Para el justicialismo la votación en el recinto respecto a la aprobación o rechazo de la propuesta será una prueba de fuego respecto a su real vocación de pelear la Gobernación en el 2017, de ahí la preocupación del Intendente de Corrientes de dar señales claras que lo desvinculen de toda negociación en la que el justicialismo no queda bien parado, y de ahí la gestión que a última hora realizó el propio presidente del bloque de senadores, Rubén Bassi ante Pruyas.
Lo que está claro es que aun llegando a tener los dos tercios la propuesta radical, la misma no tendrá el concurso ni del nuevismo, ni de parte del justicialismo.
El tiempo dirá el alcance del avance logrado por la UCR sobre las filas del PJ. Por lo pronto en primera instancia ha logrado lo que parecía difícil, que era perforar la unidad monolítica que venía mostrando el bloque de senadores del PJ con la puerta abierta por Pruyas, aunque para los que conocen el paño no descartan que a la hora de la verdad, en el recinto la posición pueda ser revida al menos si es solidario con las aspiraciones de su jefe político, el Intendente capitalino, cuyas posibilidades de crecer dentro del justicialismo dependen de dar algo más que señales respecto a no quedar pegado con el oficialismo gobernante.
Lo cierto que de la noche a la mañana un tema si se quiere menor como es la designación del Defensor del Pueblo pasó a ser la punta del iceberg de una estrategia que se dice es de dos tiempos y que incluye la probable embestida por una nueva reforma en cuyas disposiciones transitorias se trataría de incluir la prórroga de mandatos por dos años.
Lo cual ya en los tiempos del ex gobernador José Antonio Romero Feris no tuvo andamiento en términos legales a pesar de que por entonces el ideólogo de la operación era una de las mentes brillantes del mundo de derecho, como fue el entonces secretario general de la Gobernación, Gustavo Alfredo Revidatti.
En los hechos ayer el senador Breard logró algo más que ubicar un hombre propio en un lugar siempre incómodo para el Gobierno. Le hizo un favor inestimable al gobernador Ricardo Colombi que sacó provecho de las desinteligencias dentro del propio peronismo que llegó al proceso de selección sin que sus diputados y sus senadores hayan debatido el tema ni dentro del partido, ni siquiera dentro de sus propios bloques, todo ello a pesar de la insistencia que hubo de parte de los demás componentes de ambas bancadas de discutir el tema.
Camau, sin representación legislativa, quedó ausente de la controversia que se abre. El nuevismo, aliado del PJ, hizo sentir su disgusto, y Ríos quedó entre la necesidad de marcar diferencias o ser solidario con el timonel de la estrategia que llevó adelante Breard, pero que fue secundado por Pruyas a quien, sobre el final, el propio Presidente del Bloque de senadores trató de frenar, ya tarde. La decisión parecía tomada, y minutos después del Salón de Acuerdos surgió la fumata.
En los corrillos legislativos se hablaba además del pliego del nuevo candidato para el Superior, así como una eventual ley de prórroga de mandatos que aunque fuera aprobada no resistiría una judicialización, conforme a las previsiones constitucionales, y a los mismos antecedentes de la vida institucional.
Colisionaría además con una de las propuestas que pondría Mauricio Macri de ganar, en el sentido de acotar las reelecciones, dejar sin efecto las leyes de lemas y las reelecciones indefinidas, así como la posibilidad de que un gobernador sea sucedido por su esposa o un pariente en segundo grado de consanguineidad.
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