En el caso de las carnes preparadas, de charcutería y papás fritas, que hacen parte de los alimentos ultraprocesados, ocurriría una situación similar.
El nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dio a conocer que, en la próxima reforma tributaria, se incluiría el impuesto no solo a las gaseosas y bebidas azucaradas, sino también a los alimentos ultraprocesados, como la carne de hamburguesa y las salchichas, de la canasta familiar.
En relación al impuesto a las gaseosas, el gravamen afectaría casi 5 veces más a la población de estratos bajos que a la de los altos.
Dado que, estos productos tienen un peso del 0,71 % en sus compras mensuales, mientras que en los segundos es del 0,15 %. Lo que quiere decir que el peso de las gaseosas en el mercado mensual de los más pobres es 4,7 veces mayor.
Lo anterior convertiría al gravamen en un impuesto regresivo porque les cobraría más a los pobres que a los ricos, sin guardar las proporción de los ingresos que estos reciben.
(Disminuyó la insolvencia y la confianza sectorial se recuperó a mayo).
En el caso de las carnes preparadas, de charcutería y papás fritas, que hacen parte de los alimentos ultraprocesados, ocurriría una situación similar.
En los hogares de ingresos altos esta categoría pesa un 0,28 % en sus compras mensuales, mientras que en la canasta de las familias pobres el peso es de casi el doble (1,8 veces) para las carnes y 1,7 veces para las papás fritas.
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