El fin de la guerra da un paso la mañana de hoy cuando un nuevo documento sea validado por los negociadores. Y en unos días será sometido a votación en el Congreso. El sector del ex presidente Uribe se opone a su validación, pero el gobierno obtendría el respaldo de una mayoría.
Desde Bogotá
Una vez más, gobierno y Farc firmarán un acuerdo para terminar con medio siglo de confrontación armada que, con la participación de otros grupos ilegales, ha dejado más de 200 mil muertos y 8 millones de víctimas. El pasado tratado de paz firmado en Cartagena el 26 de septiembre resultó inválido por las votaciones que lo rechazaron por una escasa mayoría en el plebiscito. El nuevo acuerdo que se firma hoy fue discutido y reescrito durante cuarenta días recogiendo las propuestas de quienes se opusieron al primer pacto.
El fin de la guerra en Colombia que parecía cada vez más lejano, da un paso la mañana de hoy cuando un nuevo documento sea validado por los negociadores. A las once horas, el presidente Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las Farc Rodrigo Londoño “Timochenko” firmarán el acuerdo que ahora incluye opiniones de otros sectores de la sociedad, entre ellos el Centro Democrático, el partido Conservador y las iglesias que movilizaron el voto negativo al acuerdo pasado.
A continuación, será el Congreso el que deberá legitimar los renovados contenidos y las reformas de ley necesarias para implementarlos, pues el gobierno decidió no arriesgarse con un nuevo plebiscito consultando al pueblo. El camino legislativo si bien está siendo criticado por los opositores de la paz, también es legal y viable, sobre todo en vista de que el tiempo corre en contra de la implementación que, por la fragilidad del cese al fuego, se ha vuelto urgente como lo explica el jefe de Estado.
“Se han perdido vidas y hay muchas más en peligro... Tenemos que actuar. No hay tiempo que perder”, dijo Santos al detallar ante los colombianos en alocución televisada los mecanismos que se eligieron para continuar este Proceso de Paz que ya surtió su fase de negociación y renegociación en La Habana, durante más de cuatro años.
Para Ariel Ávila, investigador analista, “esto se tiene que acelerar, la situación del cese bilateral es muy complicada porque además las Farc se están quedando sin plata en los campamentos”, según le explicó a PáginaI12. A esto se suma el asesinato de dos guerrilleros la semana pasada en el primer rompimiento del cese bilateral al fuego que, por la derrota del pasado acuerdo en el plebiscito, quedó en un limbo jurídico como todo lo contenido en el documento que habla de seis puntos: desarrollo agrario, cultivos de uso ilícito, víctimas - justicia, participación política, fin del conflicto, e implementación y refrendación. Estos últimos serán los que pasarán ahora por la vía legislativa.
En el Congreso, con el apoyo de la llamada Unidad Nacional convocada por Santos, las votaciones serían favorables a la paz. El Partido Verde, el Polo Democrático, el Partido de la U y el partido Liberal suman una mayoría que supera con poco la mitad de Cámara y Senado. Sin embargo, si Santos logra sumar los congresistas Cambio Radical del actual vicepresidente Germán Vargas Lleras y algunos votos del Partido Conservador, entonces la mayoría del SÍ es amplia. “Hay unas mayorías aceptables que van a hacer que esto se apruebe”, es la proyección del analista Ávila. Sin embargo, precisa, “son mayorías inestables”.
Santos dice que lamenta que el sector más radical del NO, es decir, el Centro Democrático liderado por el ex presidente Álvaro Uribe, siga oponiéndose a un acuerdo que incorpora en muchos de las temáticas cambiadas, incluso hasta el 90% de las propuestas suyas, como lo evidencia un estudio de la Fundación Ideas para La Paz presentado ayer en Bogotá. Este partido propone ahora revocar el Congreso argumentando que no representa al pueblo, provocando con ello múltiples críticas de los colombianos quienes les recuerdan que fueron elegidos por voto popular y que, si no están de acuerdo, renuncien y no cobren más sus salarios al erario público.
Sin embargo, para algunos, “La última palabra la tiene la Corte Constitucional”, como lo asegura Ariel Ávila recordando que en manos de este organismo reposa la decisión de “si tumba o no” el artículo que dio vía libre al plebiscito y fue demandado por el mismo Centro Democrático señalando este mecanismo de inconstitucional. Una contradicción más de los opositores a la paz que ayer celebraban la puesta en libertad de uno de sus mayores alfiles políticos encarcelado por supuestos vínculos con paramilitarismo: Luis Alfredo Ramos. Éste sería uno de los posibles presidenciables de la derecha en la contienda de 2018, la cual sería el motivo del ferviente rechazo del Centro Democrático al renovado acuerdo de paz.
“A Uribe le habrían podido cumplir todo, y aún así no le gustaba, porque él piensa en 2018, no en la paz de Colombia”, señala el investigador social consultado por este diario. Para Ariel, al acuerdo que se firma hoy en el Teatro Colón en el Centro de Bogotá con la presencia del Secretariado de las Farc, “no es mejor que el del 26 de septiembre, es sí el mejor acuerdo posible después del panorama que nos dejó el plebiscito. Por ejemplo, que las ongs no sean fiscales ahora no es necesariamente bueno. Tampoco es cierto que los cambios sean de maquillaje como dice el uribismo”.
Después de la firma de hoy, se convocará un gran debate en el Congreso con la participación también de víctimas y sociedad civil en general. Luego habrá una votación que significará la refrendación. Según Oscar Lizcano, hijo de Tulio Lizcano secuestrado por las Farc quien hoy preside esa corporación, la implementación tras una votación mayoritaria definitiva tardaría unos ocho meses. Por ahora las Farc piden la pronta puesta en marcha de la Comisión de Seguridad a fin de proteger a los líderes de derechos humanos, campesinos y guerrilleros que, en un panorama positivo del nuevo acuerdo, estarían dejando las armas el año próximo.
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