La apertura de sesiones del lunes pasado, donde el intendente Guillermo Montenegro habló cerca de media hora, sigue dando que hablar.

 Es que la ausencia del concejal oficialista Guillermo Volponi generó enojo en las líneas internas del gobierno. En primer lugar, por una cuestión burocrática. El pedido de licencia del ex presidente del PRO entre 2011-2015 hizo que la actual Directora General de la Secretaría de Gobierno, María Florencia Ranellucci, tuviera que reemplazarlo.

 Si bien, oficialmente, es la primera concejal suplente en la lista que integró Volponi en 2017, para que su asistencia tuviera validez, debió renunciar al cargo en el Ejecutivo, volver a asumir como concejal para estar presente el lunes, y luego, otra vez, renunciar como edil y asumir como Directora General. Es decir, se debieron confeccionar cuatro decretos, con todo el engorro administrativo que ello implica. En caso de no hacerlo, explicaron desde el gobierno, la actual administración padecería, a futuro, sanciones por parte del Honorable Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires.

 A raíz de ello, la actitud de Volponi, según supo este medio, generó descontento en el gobierno municipal. En primer lugar, porque es alguien considerado de la “Pata PRO” más dura que acompaña al intendente, habiendo sido presidente del partido a nivel local. Y, en esta misma línea, cuestionan lo inoportuno de haberse tomado licencia en la antesala de un acto de semejante importancia para el jefe comunal y a nivel institucional.

 “Además, la comisión que preside (Promoción, Desarrollo e Intereses Marítimos y Pesqueros) no convocó nunca hasta ahora. Que se ponga a trabajar”, apuntaron desde las altas esferas del gabinete municipal.