El colector Papagallos es un cauce aluvional lleno de basura

El colector Papagallos es un cauce aluvional lleno de basura
Junto a los barrios Olivares y San Martín se observan grandes cantidades de desechos que van a parar a la ciudad y al campo.
Varios vecinos del barrio San Martín han ido colocando árboles o plantas en la angosta franja de tierra al costado del colector Papagallos. Aunque de ese lado no hay casas ni veredas, los frentistas aseguran que ofrece sombra en los días calurosos.

En algunos casos, también sirve para ocultar la vista de un cauce aluvional que siempre está plagado de residuos. De hecho, hace apenas 14 días que el agua volvió a circular después de la corta anual para tareas de mantenimiento y limpieza y poco se observa de esto último.

Ramón Campillay, uno de los habitantes del barrio capitalino, comentó que dos veces al año se realizan tareas de limpieza pero que la gente tira, e históricamente ha tirado, la basura al canal.

"Cuando llueve mucho suelen venir hasta colchones", señaló y agregó que la situación empeora cuando se tapan las cloacas y el líquido se escurre hacia el colector. "Uno se acostumbra", fue el comentario resignado del hombre ante el panorama que encuentra cada vez que sale de su casa, aunque también planteó que el problema es que en verano suelen tener muchos mosquitos.

Margarita Ontivero explicó que a muchas personas les resulta más fácil tirar la basura al zanjón y que incluso pasan con autos y se bajan a arrojar residuos. Pero también es común, señaló, que vengan de otros lugares a deshacerse de animales muertos, lo que genera olores nauseabundos en verano, con los que los frentistas deben convivir. "La gente es cochina", concluyó.

Angélica Páez advierte sobre la importancia del colector Papagallos, que se extiende desde el dique aluvional del mismo nombre, ubicado en el pedemonte, hasta al Zanjón de Los Ciruelos, donde desemboca.

"Si no fuera por este canal no existiríamos", señala convencida la mujer que ha vivido 52 años en el barrio San Martín. Es que aprecia el caudal de agua que transporta cuando llueve considerablemente y entiende que las viviendas ubicadas tanto al oeste como al este del cauce hubieran desaparecido luego de alguna tormenta. El esposo de Angélica Páez, cuenta ella, ama las plantas y por eso colocó un paraíso frente a la casa y uno más al otro lado de la calle que los separa del colector Papagallos.

La mujer, en tanto, se encarga de barrer todos los días su vereda porque al lado hay un quiosco y le tiran envoltorios y otros desperdicios. Pese a esos cuidados, no pueden evitar ver el fondo del canal lleno de bolsas y envases de todos colores y tamaños. Sobre esto, indicó que la gente siempre arrojó residuos "y no se les va la maña", aún cuando cada mañana a las 6.30 pasa el camión recolector de residuos.

El director de Hidráulica, Marcelo Toledo, señaló que los cauces aluvionales son los que más basura reciben, por dos motivos: suelen conducir poca agua la mayor parte del tiempo y son mucho más anchos que los de riego. Debido a su tamaño, hay gente que los utiliza como vertederos, no sólo de las bolsas de residuos sino de otros elementos, como cocinas, heladeras o chatarra en general.

Toledo subrayó que la repartición cuenta con equipos y maquinarias para retirar los objetos que se espera encontrar en estos canales, como piedras, barro o troncos; pero sacar basura demanda una tarea diferente, por lo que a veces cuentan con la colaboración de los municipios. Asimismo, algunos barrios o asentamientos en el pedemonte no tienen servicio de recolección y los habitantes usan estos canales o incluso los arroyos secos para arrojar los desperdicios, que terminan aguas abajo.

Es que todos los colectores aluvionales nacen en el oeste, por lo que atraviesan los núcleos urbanos, y desembocan -con la excepción del canal Las Heras- en el Cacique Guaymallén. De ahí, detalló el secretario de Gestión Hídrica, de Irrigación, Mario Salomon, llega a zonas de riego ubicadas en Lavalle, Las Heras y Guaymallén.

El 13 de agosto volvió a circular agua en el sistema hídrico provincial después de la corta anual de 2 meses, que se realiza durante el invierno para desarrollar obras de mantenimiento y tareas de limpieza. Salomon comentó que han notado una disminución cercana al 30% en los desperdicios y lo atribuyen a una fuerte campaña de concientización. Pero también han observado un aumento en la cantidad de envases de polietileno expandido (telgopor), sobre todo bandejas y vasos, que la gente arroja en las acequias y de ahí va a parar a zanjones y canales.

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