Unión por la Patria estrenó búnker cerca de la Casa Rosada. Ya hubo reuniones de economistas y gremios. Los "micromitines" del gurú Antoni Gutiérrez Rubí.
Por Gabriela Pepe
Recién terminaban de ubicar sillas, televisores y mesas. El jueves por la tarde, medio centenar de economistas de Unión por la Patria (UP) estrenó una de las salas de reuniones del búnker ubicado en Bartolomé Mitre 363, a 300 metros de la Casa Rosada. Un edificio vidriado, de 4800 metros cuadrados, seis pisos y dos subsuelos habilitados, donde abundan las escaleras y las estructuras metálicas.
Coordinados por Silvina Batakis, a pedido del precandidato y ministro Sergio Massa, los economistas hablaron durante una hora sobre los temas de debate de la campaña, avanzaron en la definición de voceros y mensajes y acordaron producir material para el candidato a presidente. Fue una reunión operativa, que mostró una integración armónica entre distintas tribus del oficialismo, que repetirán el libreto de Massa durante la carrera hacia las PASO.
La escena se repitió un día después, con un puñado de actores del mundo gremial. Desde la CGT de Héctor Daer, alineada en el massismo, hasta el sindicalismo que responde a Cristina Fernández de Kirchner, dieron en el presente. Se llevaron como tarea la escritura de documentos temáticos y la activación de la tarea militante. Esta semana harán algo similar los equipos de Educación, cuya coordinación estará a cargo del ministro Jaime Perczyk.
El búnker de Unión por la Patria. Está en Mitre 363, a 300 metros de la Casa Rosada. (Foto: La Nación)
Lento y a un mes de las primarias, producto de la definición tardía del candidato, el oficialismo instaló esta semana en el nuevo búnker las bases de su organización de campaña. Apuró reuniones, vistió oficinas y usó el segundo subsuelo para las primeras fotos de Massa con candidatos. Le dio organicidad y un principio de coordinación a la carrera que tiene como protagonista a un ministro de Economía que divide su tiempo entre negociaciones con el Fondo Monetario Internacionales (FMI), gestión y actos proselitistas.
El comando de campaña está en manos del propio Massa, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, el director del Banco Provincia, Sebastián Galmarini, y el histórico vocero del ministro, Santiago García Vázquez. Orbitan en el mismo espacio el vocero de Cristina y Máximo Kirchner, Hernán Reibel, y el vicepresidente de Asuntos Corporativos, Comunicaciones y Marketing de YPF, Santiago Patucho Álvarez, entre otros.
Todos atienden las recomendaciones del consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, que ya pasa más tiempo instalado en Buenos Aires que en España, de donde tenía previsto regresar este sábado. La vicepresidenta también está encima de las definiciones, aunque no visita el búnker de campaña. Mantiene una comunicación directa y fluida con Massa, con quien se reúne con frecuencia en el Senado.
Gutiérrez Rubi baja los lineamientos centrales: habla de la necesidad de hacer una campaña de cercanía, de diseñar acciones focalizadas, de microsegmentación del mensaje, "microcomunicación", "microeventos", "microinfluencias", “micromitines”, como llama a las reuniones de pocos asistentes. Massa lo sigue casi al pie de la letra.
“Hoy en día prevalece la credibilidad de aquellos que son como nosotros, el poder del boca a boca se ha vuelto decisivo. Te convence alguien cercano, próximo, que tiene el aval de una trayectoria y comportamiento ejemplares”, dice el consultor en su último libro Gestionar las emociones políticas.
De los micro a lo macro
El ministro aplicó varios conceptos en una de sus primeras acciones de campaña, una micorreunión con un grupo reducido de jubilados y jubiladas con quienes tomó mate en una casa de Vicente López. “¿Los jubilados saben que el programa de (Javier) Milei y (Patricia) Bullrich quiere eliminar el PAMI? Hay que contarles a los jubilados que, si eliminan el programa de medicamentos, van a perder automáticamente el 20% de las jubilaciones. No hay nada mejor que un jubilado le cuente a otro jubilado para poner blanco sobre negro qué están diciendo”, dice el ministro de Economía en el video que se difundió en redes sociales.
Curiosidades aparte, el libro lleva el prólogo del hacedor del triunfo de Mauricio Macri en 2015, el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba. “Frente al desaliento que provoca la política tradicional, Gutiérrez Rubí propone emocionarse con el cambio social, con nuevas ideas, con retos frescos, generar ilusión. Solo emocionándonos lograremos emocionar a otros y movilizarnos para que participen en la lucha por determinadas causas”, prologa Durán Barba.
En tiempos de redes sociales, conocimiento acabado de los electores y microsegmentación, Gutiérrez Rubí convoca a la “política de proximidad”, que apela al individuo, al ciudadano, se sitúa en el epicentro”. El comando de campaña de UP diseña acciones en ese sentido. Busca mostrar a Massa cerca de la gente, con visitas a fábricas, reuniones con trabajadores, comunidades determinadas. El candidato pone la oreja. Apura, también, el puerta a puerta de intendentes y dirigentes de menor rango, en particular en la provincia de Buenos Aires. Lo que Juntos por el Cambio llamaba “timbreo”. Militancia.
La línea se aplica desde Massa hacia abajo. El ministro intenta exprimir los pocos recursos disponibles para hacer anuncios que puedan motivar al electorado. La semana pasada, anunció el lanzamiento de créditos para jubilados y el aumento de las becas Progresar. Queda pendiente la formalización del alivio al impuesto a las Ganancias para trabajadores, que se anunció como tema de estudio después de la reunión de Gabinete que se celebró a fines de junio en la Casa Rosada. Podría darse los próximos días.
El Gobierno tiene margen para hacer anuncios hasta el 19 de julio, cuando comienza a regir la veda para actos públicos susceptibles de promover la captación de sufragio. El presidente Alberto Fernández y Massa bajaron la misma línea. Les pidieron a los ministros “no distraerse y concentrarse en la gestión”. Lo que siga, hasta las PASO, serán recorridas netamente políticas de campaña.
Los anuncios destinados a jubilados y a jóvenes no son antojadizos. En el comando de UP tienen bien definido que son un público a seducir. Según los números internos que manejan, entre el 35 y 38% de los jóvenes simpatiza con Milei, mientras que Bullrich se quedaría con entre el 30 y el 35% del voto de los jubilados.
El universo a conquistar está definido. Según el interlocutor, está formado por los electores que suman los cerca de 15 puntos que se perdieron en el camino entre el triunfo de Fernández en 2019 y las elecciones legislativas de 2021, cuando el Frente de Todos apenas consiguió el 34% de los votos a nivel nacional. La derrota parlamentaria “más importante del peronismo en democracia”, en palabras de Cristina.
“Tenemos bien medido que las personas que en 2019 votaron a Alberto son las que ahora no quieren ir a votar, los desencantados. Inferimos que los más enojados con el Gobierno van a ir a votar en contra, por supuesto”, dicen en el búnker de la calle Bartolomé Mitre. “Obviamente, uno le habla al conjunto de la sociedad, pero si hay un sector que antes te votó y ahora te dejó de votar, puede estar más receptivo al mensaje que nosotros planteemos. Estamos tratando de establecer un diálogo con la sociedad”, le dijo a Letra P el candidato a vicepresidente de UP, Agustín Rossi.}
Ausentes
El ausentismo es uno de los temas estrella de debate interno. Las elecciones provinciales reflejan una baja participación electoral en comparación con años anteriores. En provincias como Córdoba y Río Negro, el número estuvo por debajo del 70%. El escenario podría repetirse a nivel nacional. En el comando de campaña hay diferentes miradas sobre el tema. Mientras un sector predica que hay que incentivar la participación apelando a los votantes de 2019, hay voces que plantean que eso no da garantías a la hora de que los votos entren a las urnas. Los enojados están enojados. Rossi pide un voto a conciencia. “Es importante decir que acá se definen los próximos cuatro años y hay un debate sobre modelos y sobre el futuro. El enojo hay que sacárselo con otra cosa”, apunta. Cristina pidió “volver a enamorar”.
Las suposiciones sobre la alquimia electoral que beneficiaría a Massa después de la interna de Juntos por el Cambio. tampoco son homogéneas. La mayoría tiende a creer que lo mejor para UP sería cruzarse con Bullrich, un halcón que “ya no va a poder volver al centro después de las barbaridades que dijo”. Y es “en el centro donde se definen las elecciones”. Massa y algunos dirigentes de su entorno sorprenden a sus interlocutores con la afirmación contraria: que prefieren medirse contra Horacio Rodríguez Larreta, porque Bullrich sería capaz de retener el voto antikirchnerista del jefe de Gobierno y sumar el de Milei. Un sobreanálisis de los que abundan en un escenario de total incertidumbre.
“Es un partido largo y tenemos un buen candidato. Eso es lo más importante”, dice un vocero que pasó de la desesperanza a la ilusión después del lanzamiento de Massa. El líder del Frente Renovador logró, al menos, insuflarle al peronismo la motivación que había perdido para la campaña que ya se piensa diferente en tres etapas. La primera, hasta las PASO, estará focalizada en fortalecer la unidad y sostener el voto histórico del peronismo. El resultado del 13 de agosto dará paso a la siguiente estrategia, en función del oponente.
Massa hizo este viernes su primera visita de campaña al interior del país. Viajó a Catamarca, acompañado por De Pedro y el exsciolista Aníbal Fernández, ya consustanciado con el proyecto massista bajo el lema “no sobra nadie, es con todos”. Participó de la tradicional Fiesta del Poncho, junto al gobernador Raúl Jalil, uno de los que más bregó por su candidatura. Para esta semana tiene en agenda otra posible incursión al Norte Grande, la región donde el peronismo va en busca de sus votos históricos. Este fin de semana, le puso foco a otro bastión propio, La Matanza. Tiene prevista una visita a Tecnópolis, que inaugura sus actividades de vacaciones de invierno.
En el búnker de UP conviven los equipos de campaña de Massa, Axel Kicillof y Leandro Santoro, candidato a jefe de Gobierno porteño. La integración Nación-provincia-Ciudad es un activo que destacan en el oficialismo como parte de la metabolización de las diferencias. Buscarán aceitar la coordinación. El resto de las oficinas se reparte entre zonas de trabajo de equipos audiovisuales, carga de spots y técnicos, además de apartados reservados para la jefatura. El primer subsuelo será zona de atención a la prensa. “JxC tiene mucha más discusión que nosotros. Eso nos da margen para ir más lento”, dice un operador de la campaña. Con las instalaciones listas, esta semana la campaña entrará en un nuevo ritmo.
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