En 2021, la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC) reportó que recicla 85 mil toneladas de plásticos al año (cuatro mil millones de botellas) en las plantas IMER y PetStar en México. Esta cifra representa tan sólo un 13 por ciento de las 646 mil 081 toneladas de plásticos nuevos que Coca-Cola Femsa y Arca Continental utilizaron para el envasado de sus productos en 2019-2020 en los países donde operan [6]. Los datos muestran cómo la “solución” que ofrece la empresa para seguir vendiendo botellas desechables, el reciclaje, no es ni será la solución a este problema.
Quién no ha visto los comerciales de Coca-Cola en donde la familia se une a la hora de la comida para disfrutar amorosamente de una Coca-Cola, o al camión navideño que recorre los pueblos y ciudades con osos polares y botellas de refresco para disfrutar las fiestas. Coca-Cola nos dice que para ellos “el amor multiplica” y lo “demuestran” publicitando sus acciones de limpieza de playas, reciclaje, apoyo a las tienditas y a los que más lo necesitan [1]. Con estas estrategias de publicidad, la empresa nos hace pensar que se trata de una marca cercana a la gente y a las familias mexicanas. Y sí que lo es, México es el primer consumidor de refrescos en el mundo con un promedio de 163 litros por persona al año, lo que significa 40 por ciento más que Estados Unidos, país que ocupa el segundo lugar con 118 litros [2].
Pero, ¿qué esconde Coca-Cola detrás de esta publicidad amorosa? ¿Qué implicaciones tiene para las y los mexicanos ser los clientes más fieles de las refresqueras? Las respuestas a estas preguntas no son tan alentadoras como los comerciales de la empresa.
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Concentrémonos en el impacto ambiental de esta transnacional y de sus múltiples subsidiarias en México y el mundo. The Coca-Cola Company produjo globalmente en 2021, 125 mil millones de botellas de plástico para sus bebidas, de las cuales la mayor parte se trató de envases desechables [3]. Gracias a estos elevados niveles de producción de plásticos, no es de extrañar que esta empresa haya sido ubicada por diversos estudios como la principal compañía que contribuye a la contaminación por plásticos a nivel mundial. Así lo ha señalado Break Free From Plastics en los cuatro años que lleva publicando su informe de auditoría de marca [4] y Greenpeace México en su más reciente estudio, donde identificó que el 35 por ciento de los residuos encontrados en ecosistemas costeros de Veracruz, a los que se les pudo identificar su marca, pertenecían a alguna marca de Coca-Cola [5].
Ante esto, la empresa publicita sus acciones a favor del reciclaje y las limpiezas de playa, sin embargo, datos de la misma empresa muestran que sus niveles de reciclaje no son suficientes para alcanzar a reciclar todas las botellas que ponen en el mercado. Por ejemplo, en 2021, la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC) reportó que recicla 85 mil toneladas de plásticos al año (cuatro mil millones de botellas) en las plantas IMER y PetStar en México. Esta cifra representa tan sólo un 13 por ciento de las 646 mil 081 toneladas de plásticos nuevos que Coca-Cola Femsa y Arca Continental utilizaron para el envasado de sus productos en 2019-2020 en los países donde operan [6]. Los datos muestran cómo la “solución” que ofrece la empresa para seguir vendiendo botellas desechables, el reciclaje, no es ni será la solución a este problema.
Además, la investigación de Greenpeace México ya mencionada identificó que entre los principales residuos hallados en los ecosistemas costeros estudiados se encontraron las botellas de PET desechables, uno de los plásticos que la industria en México afirma reciclar más. No obstante, el que un producto/envase sea reciclable no quiere decir que en la práctica en efecto llegue a reciclarse.
En relación a las limpiezas de playas que hace Coca-Cola, acciones sumamente publicitadas por la empresa y que generan lealtad en muchas personas que la creen realmente verde, son en realidad una estrategia conocida como compensación de plásticos. La compensación de plásticos (plastic offsetting) se basa en la idea de que compañías y consumidores pueden compensar su consumo de plásticos mediante la financiación directa de proyectos ambientales y sociales relacionados con los residuos plásticos. Sin embargo, este esquema es preocupante porque no incentiva que las empresas y personas hagan cambios reales en su comportamiento, sino que simplemente les permite continuar con sus prácticas intensivas en el uso de plásticos, en lugar de reducir el uso innecesario de estos [7]. Coca-Cola no es realmente una empresa verde.
Además de estos impactos ambientales no debemos olvidar el gran impacto que las bebidas azucaradas ocasionan en la salud de las personas, ya que su alto consumo se encuentra detrás de la epidemia de sobrepeso, diabetes y obesidad que sufrimos en el país. Y no, no es tu culpa, porque las decisiones individuales de tomar Coca en lugar de agua o jugos naturales no se da aislada, sino en un contexto de bombardeos publicitarios millonarios de esta empresa y de leyes que le favorecen para que la gente le consuma. Por ello, es imperativo que las y los legisladores le pongan un freno, por ejemplo, mediante la inclusión de la responsabilidad extendida de los productores en la Ley General de Residuos, para que ésta y otras empresas se hagan realmente cargo de los residuos que sus productos generan y avancen hacia la economía circular mediante el uso de envases retornables/rellenables y no desechables.
Estas reflexiones nos invitan, como personas consumidoras, a recibir la publicidad de Coca-Cola con ojo crítico porque detrás de esta imagen de amor, hay una empresa que causa graves daños a nuestra salud y a la del planeta.
El autor es Ornela Garelli
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