Son múltiples las estrategias que la Compañía lleva adelante junto a su socio embotellador Coca-Cola FEMSA, tanto dentro de su industria como en las comunidades en las que está presente.
Partiendo de la base de que la sostenibilidad es el pilar fundamental sobre el que las compañías deben construir su estrategia de negocios, Coca-Cola Uruguay ha puesto en marcha una serie de acciones para continuar apostando a un futuro más amigable con el medioambiente y con las comunidades en las que se encuentra presente.
Una de las acciones con foco en todos los envases de la compañía es la plataforma “Un Mundo Sin Residuos”, que busca reducir el impacto ambiental a lo largo de todo el ciclo de vida del envase, desde su diseño hasta su recolección, reutilización y reciclado. Para el diseño ha implementado la primera botella de agua Vitale hecha 100% con resina reciclada.
En sus 80 años de trayectoria en el país, la empresa, junto a su socio embotellador Coca-Cola FEMSA alcanzó un nuevo hito con el impulso de la “Botella única”, un diseño universal de botellas que permite que estos envases se rellenen con la misma u otra bebida y se vuelvan a marcar con una nueva etiqueta. Mediante esta iniciativa logró que el 20% del volumen de sus ventas sea en envases retornables.
Por otra parte, con el foco en la economía circular de los envases, la industria participa activamente del Plan VALE, un programa desarrollado por la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) y apoyado por el Ministerio de Ambiente y las intendencias, que busca promover la recuperación y valorización de los envases.
Para la Compañía, el agua es un recurso invaluable y un elemento indispensable para lograr la resiliencia ante el cambio climático y para el desarrollo de las personas. Para trabajar en pos de su preservación, viene desarrollando estrategias y trazando metas específicas desde hace más de una década.
Mediante una asociación con Coca-Cola FEMSA y Cruz Roja Uruguaya, la Compañía favoreció el acceso de 42.062 personas al agua segura. Para lograrlo, se instalaron 176 purificadores de agua y entregaron más de 500 recipientes de almacenamiento a 49 centros comunitarios y policlínicas en Montevideo y Canelones.
Estos filtros de ósmosis inversa potabilizan y remineralizan el agua a través de un proceso de purificación con membranas semipermeables, alcanzando una calidad igual a la embotellada. Cada purificador tiene la capacidad de tratar 2.600 litros de agua por día, es fácil de usar y funciona durante dos años sin necesidad de mantenimiento.
Una de las estrategias implementadas para la recuperación de 3.000 hectáreas de bosque nativo llevado a cabo por la Compañía es el programa de conservación del bosque nativo y los recursos hídricos en el Valle del Lunarejo, ubicado en el departamento de Rivera. Además, en Florida, a partir de alianzas con actores estratégicos, Coca-Cola Uruguay se comprometió a preservar 1.000 hectáreas de monte nativo, humedales y sus nacientes.
En tanto, Coca-Cola FEMSA tiene la meta, para 2026, de alcanzar el indicador de 1,26 litros de agua utilizada por cada litro de bebida producida. En ese marco, puso en marcha un sistema de recuperación de efluentes además de diversos mecanismos que permitieron en 2022 recuperar el equivalente a 21 piletas olímpicas.
En su meta de alcanzar hacia 2030 los objetivos globales de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 28% y lograr que el total del consumo de todas sus operaciones provenga de fuentes renovables, Coca-Cola FEMSA Uruguay se ha transformado en la primera compañía de consumo masivo del país en abastecerse 100% de energía renovable a través de un privado.
Para cumplir con el objetivo de reducir la huella de carbono, Coca-Cola FEMSA lleva adelante la implementación de equipos de frío más eficientes en los diversos puntos de venta, un proyecto que apunta a hacer de la sostenibilidad un aspecto intrínseco en todas sus operaciones diarias, abordando los retos ambientales que se presentan en su cadena de manera estratégica, eficiente y responsable.
Con esta propuesta espera alcanzar para 2025 una reducción del 20% del impacto actual que estos equipos de frío generan en el medioambiente, y llegar en 2030 a reducir su huella de carbono en un 50% a nivel global en todas sus operaciones.
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