La compañía calcula que el primer pago puede superar los 5.200 millones, pero asegura que recurrirá a los tribunales.
Por: Miguel Jiménez.
A Coca-Cola le va bien en los estantes de los supermercados, pero no tanto en los tribunales tributarios. El gigante de los refrescos con sede en Atlanta ha registrado este martes su informe anual ante la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (la SEC) y en él revela que lo que está en juego en una disputa que mantiene con el IRS, la agencia tributaria estadounidense, asciende a 14.000 millones de dólares (unos 13.100 millones de euros al cambio actual), según la nueva estimación actualizada a 31 de diciembre de 2022.
Las autoridades fiscales estadounidenses cuestionaron el modo en que Coca-Cola asignaba los beneficios a diferentes filiales. En su opinión, trasladaba resultados en exceso a jurisdicciones extranjeras para evitar hacer frente a unos impuestos estadounidenses más altos. El IRS impugnó esa ingeniería fiscal y un tribunal económico administrativo falló contra la empresa en noviembre de 2020.
En ese momento, el tribunal tributario se reservó el pronunciamiento sobre el efecto de las restricciones legales brasileñas al pago de cánones por parte del licenciatario de Coca-Cola en Brasil hasta después de que se aclarase un caso parecido sobre el conglomerado 3M. Ese caso se ha resuelto hace dos semanas, así que Coca-Cola espera ahora una decisión final rápida sobre su propio caso.
El pleito va inicialmente referido a los ejercicios 2007 a 2009 y, en su recién publicado informe anual, Coca-Cola ha actualizado su estimación de lo que se juega. “En la actualidad, la sociedad estima que el pago que deberá efectuarse en ese momento en relación con los ejercicios fiscales de 2007 a 2009 (...) ascendería aproximadamente a 5.200 millones de dólares (incluidos los intereses devengados hasta el 31 de diciembre de 2022), más los intereses adicionales devengados hasta el momento del pago”, explica la compañía, que muestra su intención de recurrir ante los tribunales de justicia, aunque antes tendría que pagar. “Una parte o la totalidad de este importe se reembolsaría si la empresa ganara el recurso”, añade Coca-Cola.
Pero, además, lo ocurrido para los ejercicios de 2007 a 2009 puede extrapolarse a los siguientes. Coca-Cola ha calculado el “impacto potencial” de la aplicación de esos criterios, suponiendo que fueran confirmados por los tribunales y que el IRS decidiera aplicarlos a los ejercicios siguientes. “Este impacto incluiría los impuestos e intereses devengados hasta el 31 de diciembre de 2022 para los ejercicios fiscales litigiosos de 2007 a 2009 y para los ejercicios fiscales posteriores de 2010 a 2022″, explica la empresa. “La compañía estima que el potencial pasivo agregado por impuestos e intereses podría ser de aproximadamente 14.000 millones de dólares a 31 de diciembre de 2022″, añade la empresa, que calcula que la aplicación continuada de esos criterios tributarios en años futuros aumentarían el tipo impositivo efectivo del grupo en aproximadamente un 3,5%. La compañía tuvo una tasa fiscal efectiva del 18,1% en 2022, tres puntos menos que el año anterior, según su informe anual.
Coca-Cola sostiene que lo más probable es que acabe ganando el caso en los tribunales, por lo que apenas tiene provisiones constituidas para hacerle frente. ¿Y si pierde? “Confiamos en que, entre nuestra capacidad para generar flujos de caja procedentes de las actividades de explotación y nuestra capacidad para obtener préstamos a tipos de interés razonables, podamos gestionar el abanico de posibles resultados en la resolución final del asunto”, dice la compañía.
8,2 millones para Manuel Arroyo
La compañía no incluye en su informe anual las retribuciones de los ejecutivos, sino que remite a la documentación de la próxima junta de accionistas. Sin embargo, en paralelo al registro del informe y días después de la publicación de los resultados anuales, varios directivos han comunicado la recepción de sus premios en acciones que han recibido como parte de los planes de retribución de la compañía.
Manuel Arroyo, en una imagen de 2017, cuando era director general de Coca Cola Iberia.
Entre esos directivos está Manuel Arroyo, director comercial del grupo estadounidense. Según la comunicación efectuada al supervisor estadounidense, Arroyo recibió la semana pasada 101.428 acciones de Coca-Cola emitidas como parte del programa de retribución en acciones del periodo 2020-2022 y otros 36.290 títulos incluidos en el plan de incentivos puesto en marcha para la salida de la pandemia (llamado Emerging stronger, Saliendo más fuerte). Esas 137.718 acciones estaban valoradas en unos 8,2 millones en el momento de la entrega al ejecutivo. Eso sí, Arroyo dispuso de forma inmediata de 58.875 títulos, valorados en unos 3,5 millones de dólares, para hacer frente a las consecuencias fiscales derivadas de esos pagos en acciones.
En 2021, últimas cifras disponibles, la retribución total del directivo español en la cúpula de Coca-Cola fue de unos 7,5 millones de dólares. El cómputo de las acciones a efectos de calcular la retribución anual y su entrega efectiva no tienen por qué coincidir. Es decir, aunque esas acciones se han entregado ahora, probablemente computen parcialmente como retribución de 2022.
Por su parte, Quincey James ha comunicado también estos días la recepción de 522.000 acciones, valoradas en algo más de 31 millones de dólares. James ganó unos 25 millones de dólares en 2021 por todos los conceptos.
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