La fábrica de A Coruña sumará en el 2023 la botella con tapón pegado.
La preocupación de las empresas por la sostenibilidad y la economía circular es una realidad que cada vez está más presente en la actividad y en los proyectos de las compañías. En este sentido, Coca-Cola tiene establecido el objetivo de ser «neutra» en emisión de carbono en el 2040, una fecha para la que todavía falta tiempo, pero para la que ya está haciendo los «deberes» y en el 2019 redujo la huella de carbono en un 45 %.
La aspiración para el 2030 es disminuirla en un 30 %, según María Sande, jefa de comunicación noroeste de Coca-Cola. «No podemos conseguirlo solos, todos podemos ser parte de la solución», añade.
Con motivo del Día internacional contra el cambio climático, que se celebra hoy, explica que la compañía está «dando pasos» para ser neutros en carbono, un objetivo al que pretenden llegar a través «de la forma más adecuada, no la más sencilla, reduciendo todo lo posible mientras la innovación lo permita».
María Sande explica que, en el momento en que pusieron en marcha la reducción de la huella de carbono, observaron que «el 90 % de nuestras emisiones eran de alcance tres, que son nuestros proveedores, así que nos unimos con ellos para llegar a acuerdos en estos temas».
Coca-Cola trabaja en la consecución de este objetivo a través de cinco grandes áreas de trabajo: envases, transporte, equipos de frío, materias primas y operaciones. La primera es una de las más destacadas y, por medio de «varias vías», se está «muy cerca de conseguir el 100 % de envases reciclables». «Es muy relevante porque, en el momento en que el consumidor pone el envase en el contenedor amarillo y es tratado para realizar nuevas botellas, estamos cumpliendo con el objetivo de economía circular y termina siendo materia prima para otro envase», afirma Sande, quien cifra en 180 millones de euros la inversión en esta área.
La reducción en un 60 % del volumen de las latas, la incorporación de materiales reciclables, los envases de vidrio retornables en la hostelería o las botellas de plástico con los tapones pegados son algunas de las iniciativas puestas en marcha por la compañía. Esta última se lanzó el año pasado en Barcelona y en el 2023 se implementará en la fábrica de A Coruña.
En cuanto al transporte, destacan aspectos como la utilización del ferrocarril para el transporte de las mercancías o la progresiva incorporación de vehículos híbridos a la flota, que en Galicia ya supone un 50 % del total.
Además, Coca-Cola trabaja con equipos de frío «libres de hidrolfuorcarburos e inteligentes», mientras que las materias primas e ingredientes «proceden todos de fuentes sostenibles», con proyectos en marcha como el de cítricos sostenibles, en el que ayudan a los proveedores en la «reducción del uso de agua y de fertilizantes».
Proyectos en marcha
En el 2018 se puso en funcionamiento el programa Mares circulares, que trabaja en «lo urgente», como la limpieza de playas y entornos fluviales, en «lo importante», como las campañas de sensibilización, y en «el futuro», mediante premios a investigaciones universitarias o start-ups «que busquen soluciones al problema de la contaminación en los entornos marinos».
María Sande destaca que han «involucrado» a 1.000 entidades, que van de ministerios a sus socios del día a día, como Chelonia, Vertidos 0 o Fundación Ecomar, y con actividades como la limpieza de playas o la recogida de residuos del mar a través de pescadores. Otra iniciativa es Hostelería por el clima, con la que se ponen en valor y difunden las acciones realizadas desde este sector, y que cuenta con 300 adheridos en Galicia.
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