La larga hilera recorría toda la manzana. La gente reclamó porque tenían que estar parados bajo el sol durante horas.
El segundo día de pago de las becas para los beneficiarios del Plan de Inclusión Educativa (PIE) generó nuevamente largas e interminables filas que colmaron la peatonal y dieron vuelta toda la manzana. Las personas se quejaron porque afirmaron que tenían que estar parados bajo los rayos del sol durante horas para poder cobrar, que no todas las sucursales estaban habilitadas para el cobro y que debería haberles dado prioridad a las mujeres con niños. Desde la Universidad de La Punta (ULP) informaron que las personas tienen tiempo hasta el viernes para percibir el beneficio. Los comerciantes, por su lado, se quejaron porque afirmaron que el amontonamiento de gente les quitó ventas porque los clientes no podían sentarse en las mesas dispuestas en la peatonal. El lunes que fue el primer día ya habían cobrado cerca de 5 mil personas.
“Por única vez van a cobrar por ventanilla porque el mes que viene van a tener la tarjeta”, dijo Adelaida Muñiz, rectora de la ULP.
La rectora de la ULP, Adelaida Muñiz resaltó que éste mes será la “única vez que van a cobrar por ventanilla porque a partir del mes que viene van a tener la tarjeta de débito. El banco informó que estarán aproximadamente en 15 días”, indicó y agregó que todas las sucursales del Supervielle están habilitadas para el cobro y en caso de que las personas no alcancen a recibir la beca, el plazo se extenderá.
Desde las 8, las personas que querían cobrar los $1.500 del PIE empezaron a hacer guardia en las puertas de la sucursal de Rivadavia del Banco Supervielle para guardar su lugar. “Soy el último de la fila y llegué hace poco porque pensé que lo iban a organizar de otra manera. No sé si alcanzo a cobrar hoy o tengo que volver mañana”, dijo Franco, sentado en la escalera del Banco Galicia.
A las 11, con temperaturas que alcanzaban los 30 grados, la fila comenzaba en la puerta del Supervielle, recorría toda la peatonal hasta doblar en Belgrano, de ahí seguía por Colón hasta terminar en Pringles. Mujeres con bebés, embarazadas, padres acompañando a sus hijos bajo los rayos del sol era la postal del martes a la mañana.
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