Más preocupados por contrarrestar las chicanas que por enumerar propuestas concretas, los candidatos no se lucieron ante las preguntas de la gente.
Sin aportar grandes respuestas para los ciudadanos estadounidenses pasó en la noche del domingo el segundo debate presidencial entre los candidatos Hillary Clinton y Donald Trump. La velada política en la Universidad Washington en St. Louis terminó sin un claro ganador.
“Nasty debate” (debate sucio), describen en la cadena CNN al debate en el que primaron los “intercambios de chicanas” en lugar de ideas. En esta ocasión el encuentro entre ambos postulantes a la Casa Blanca fue moderado por dos periodistas pero el origen de las preguntas fueron desde una tribuna previamente dispuesta a tal efecto y las provenientes por Internet.
Sin un orden temático establecido, el republicano y la demócrata respondieron de manera esquiva en ocasiones a las preguntas y se perdieron en sus propias respuestas en las que prevalieron los ataques a su contrincante. Esto fue sentido de cerca en un primer momento por Trump quién criticó a los moderadores Anderson Cooper y Martha Raddatz: "Es tres contra uno”. El magnate transmitió su sensación de que entre otros temas no se abordó con suficiente profundidad el affaire de correos electrónicos de su rival, la ex secretaria de Estado Clinton, a quien amenazó inclusive con investigar y "mandar a prisión" si él llegara a ser presidente.
Por curioso que parezca, el primero de los candidatos en mencionar una política pública (sea para defenderla o para criticarla) fue Donald Trump, quien pasados cerca de 30 minutos de debate recordó el plan de salud denominado en los medios como “Obamacare”. "Obamacare es un desastre. Nunca va a funcionar. Es carísimo para el país. Clinton quiere pedir más dinero para mantenerlo”, denunció.
El debate rápidamente giró hacia el escándalo por el video con las declaraciones sexuales de Trump. Dijo Clinton: "Escuchamos a Donald hablando de mujeres y lo que les hace a las mujeres. Es claro para cualquiera que lo haya escuchado que representa exactamente lo que es. Lo hemos escuchado tratar mal a las mujeres. Denigrando en muchas formas. Sí, ése es Donald Trump”.
En contrapartida, Trump apuntó contra el agitado pasado de Bill Clinton al anunciar que en el salón de la universidad había mujeres abordadas sexualmente por Bill Clinton en el pasado. “Bill Clinton abusó de esas mujeres y Hillary Clinton las atacó”. El pasaje culminó cuando Hillary lanzó: "Michelle Obama me dijo que ‘cuando ellos caen bajo, hay que ir alto’. Nunca pidió perdón a los padres del soldado muerto en Irak. Nunca pidió perdón a los periodistas. Y nunca pidió perdón a Obama por acusarlo de no haber nacido en Estados Unidos”.
En cuanto a la presunta islamofobia de Trump, el candidato republicano negó la acusación y apuntó contra la presunta debilidad política de Clinton. "Para solucionar el problema al menos hay que mencionar el problema. Ella no dice el problema. Es islamismo radical. Para solucionarlo, hay que nombrar el problema”, alertó y anunció que morigeró su opinión sobre prohibir el ingreso de musulmanes a los Estados Unidos. Propuso instaurar la “evaluación riesgosa”, la cual se debería aplicar a cualquier ingresante al país con esa religión.
Clinton se preocupó por dejar exhibido y desnudo a Trump en sus opiniones, mientras que Trump pensó constantemente en ganar electores. Fueron repetidas las veces por pregunta en que el magnate citó al exprecandidato demócrata Bernie Sanders para parafrasear sus previas críticas a Clinton durante la interna demócrata.
Trataron también temas como energía, Siria, y hasta qué se puede esperar de la Suprema Corte, pero sin lograr brillar en sus respuestas y mucho menos en propuestas que fueron casi inexistentes. El tercer y último debate presidencial se llevará a cabo el 19 de octubre en la Universidad de Nevada, en Las Vegas.
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